En las últimas semanas de la Segunda Guerra Mundial los alemanes se vieron obligados a llamar a filas a auténticos adolescentes que de la noche a la mañana pasaron de jugar a la guerra a verse inmersos en ella.

Bernhard Wicki nos ofrece una historia diferente de la guerra, una defensa postrera de un puente por parte de un puñado de chavales recién llamados a filas que entre la incredulidad de unos y la valentía de otros han de enfrentarse a ambos bandos, al suyo propio para que nadie huya y al enemigo para que no avance.

Interesante film visto desde el lado alemán cuya visión poco difiere de la que estamos acostumbrados a ver, muerte, horror y destrucción absoluta de pueblos y de sus gentes.