Gravity Falls es de esas series de animación que funcionarán como entretenimiento para los niños, pero que están pensadas para ser disfrutadas al 100% por los adultos. Tras cada capítulo se esconde un misterio por resolver, y se irá tejiendo un espectacular tapiz que culmina en un final alucinante.

Durante la primera temporada viviremos travesuras, amores de verano, y una dura crítica a la sociedad estadounidense. Poco a poco nos irán presentando a los personajes, y pronto descubriremos que no podemos resistirnos a sus encantos. Multitud de localizaciones poblarán las aventuras de los dos “gemelos”, alejándolos de la seguridad de la cabaña y adentrándoles en oscuros bosques y peligrosas cuevas. Pero no nos engañemos, la propia cabaña es un peligro…

Hasta aquí podemos considerarla una serie ligera y despreocupada, cuyo principal componente es el humor, y el querer mostrarnos las vacaciones de verano de estos dos jovencitos. Cuando comenzamos con la segunda temporada nos dimos cuenta que solo nos habían mostrado la punta del iceberg, pequeñas piezas de un puzzle que había estado delante de nuestras narices todo el tiempo. Cada uno de los casos que habíamos visto anteriormente tenía un propósito y un papel fundamental en el final de esta maravillosa serie.

Como frikis nos ha llegado a lo más hondo, con referencias continuas a la cultura popular, al cine de terror, a internet… en cada capítulo encontrábamos algún guiño o semejanza que resultaba perfectamente encajado en la trama, y que de hecho, la enaltecía. No queremos desvelar ningún ejemplo o comparativa, porque nos ha encantado dejarnos sorprender, pero si os adelantamos que no tienen desperdicio. Los “conspiranoicos” también disfrutarán de su visionado, pues la simbología Illuminati está muy presente en los misterios que ocurren en esta pequeña localidad de Oregon.

Pero un buen guion y una trama elaborada, inteligente y entretenida no son nada sin un buen abanico de personajes. Los habitantes de Gravity Falls han sido diseñados con la misma inteligencia que todo su universo, regalándonos un grupo memorable. Mabel y Dipper, los indudables protagonistas basados en el propio autor y su hermana, son dos mellizos de 12 años, bastante opuestos en carácter, que van a pasar sus vacaciones de verano con el tío abuelo Stan, en la Cabaña del Misterio. Siempre encontrarán apoyo en el otro, e irán creciendo juntos, acercándose a la temida adolescencia. Nos ofrecen unos perfiles totalmente coherentes, del mismo modo que nos muestran las típicas riñas entre hermanos, vemos que harían cualquier cosa el uno por el otro, que aprenden de sus errores y que logran perdonarlos.

El tío abuelo Stan es de esos personajes que nos incitan a odiar en un principio, pero al que enseguida le cogemos cariño; un charlatán que se gana la vida engañando a los turistas con sus atracciones falsas, pero que parece tener un corazón de oro. Le acompañan Soos y Wendy, a los que tiene como empleados, justificando su presencia continua en la trama. Soos es entrañable, pura bondad, aunque esconde mucho más de lo que parece. Wendy es la chica dura, que ha entrado en la adolescencia en modo “pasota”, pero que demuestra unos sólidos principios. Estos son solo los cinco integrantes principales, el pueblo está a rebosar de personajes interesantes, os dejaremos que los vayáis descubriendo vosotros mismos.

Todo este estupendo trabajo de conceptualización viene aderezado con una banda sonora pegadiza, muy lograda, que sin duda ha sabido ganarse su sello y transportarnos a todos a Gravity Falls con sus primeros acordes. El opening también es digno de mención, por supuesto también esconde secretos (y extraños susurros) que nos permitirán empatizar aún más con este pequeño gran universo.

En cuestión de animación se muestra más que correcta. Formas y colores agradables, alejados de la incomprensible moda de dibujos que aluden a la desproporción y que no resultan atractivos a la vista. El creador, Alex Hirsch, trabaja una gama cromática natural, puede permitirse llenar sus escenarios de detalles que enriquecen muchísimo el visionado, que forman un enigma por sí mismos, y que nos invitan a fijarnos en cada milímetro de nuestra pantalla.

Las tramas y misterios nos recuerdan a series como Fringe, Expediente X o Twin Peaks, historias adultas donde constantemente implican al espectador en la resolución del enigma. Nos sorprende que sea una producción Disney emitida en Disney Channel, pues es un canal que en nuestra opinión no destaca por la calidad de sus series de animación, a excepción de Star Wars Rebels y un par más. Profunda y en ocasiones “monstruosa” se aleja bastante del estandarte de la franquicia.

Han sabido mantener el listón durante los 40 episodios, con un cierre a la altura de la desbordante imaginación de Alex Hirsch y sus colaboradores, que nos dejan algunos pequeños enigmas sin resolver en esta trama tan bien hilada, para regresar en cualquier momento con una nueva serie y más misterios si así lo desearan. ¡Esperamos que así sea!

En definitiva, una obra maestra de la animación, con la que nos lo hemos pasado pipa. Humor y drama en una experiencia que sin duda recomendamos, coleguis.