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Críticas de DéjenseVer
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
5
6 de octubre de 2018
32 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues nada, que la han liado. Mira que nosotros fuimos con las camisetas frikis y todo, pero no ha servido para mitigar la decepción que nos hemos llevado con este Venom “pringao”, como se llama a sí mismo. Si, estáis leyendo bien.

Es una verdadera lástima contar con un actor de la talla de Tom Hardy, que además nos pareció una opción excelente para el papel, pero al que le han impuesto una actitud que deja mucho que desear, además de que el guion se dedica a vapulear de manera tan despiadada a su parásito. Ya veníamos curados de espanto de los tráilers, vamos a ser sinceros. Habíamos visto tres o cuatro cosas que no nos gustaban nada de nada, pero aun así siempre intentamos hacer el esfuerzo de sentarnos en la butaca con la mente en blanco y una actitud neutra. Ya nos temíamos que una película de los orígenes de Venom sin Spiderman haría aguas, pero al menos esperábamos que respetaran la esencia de los personajes.

El arco inicial es bastante precipitado, lo que ya provocó que empezáramos a dudar de la integridad de lo que estaba por venir. Nos encontramos con una película plagada de lenguaje obsceno sin sentido, de bromas absurdas y de un guion pobre, infantil, que no es capaz de mostrarnos ni un ápice de la caída de Eddie, que al fin y al cabo es de lo que se alimenta Venom. De su odio, de su ira y de su rabia. Solo nos muestran la parte de reportero caprichoso, ese que se mete donde no le llaman para conseguir buenas historias, y que ¡voilá! por no hacer caso a una orden directa de su superior, termina pasándole factura, comenzando lo que debía ser una vorágine de odio y autodestrucción que se convierte en puro cachondeo.

Las escenas de acción, puro ruido en pantalla y un CGI lamentable (la apariencia “estática” de Venom si fue sublime, pero el resto no había por donde cogerlo). Sucias, viscosas y en las que perfectamente podías desconectar. Venom pasa de villano a antihéroe de una manera pasmosa, con el único propósito de lograr una película sin calificación R (que para nosotros se prestaba muchísimo a ello por el simple hecho de prescindir de Spiderman) y consiguiendo que la sala estuviera llena de críos partiéndose de risa mientras el simbionte arrancaba cabezas sin rastro de sangre. Tendría que ser una película oscura, con humor, sí, pero negro. Dura, decadente y que nos dejara el alma apesadumbrada. A este film le falta un guion con un trasfondo más oscuro y reflexivo.

Hasta el propio Tom Hardy ha declarado en las redes que se ha metido tijera y que han eliminado sus partes favoritas del metraje, así que no podemos extrañarnos de esta falta de profundidad de su personaje, el pobre ha hecho lo que ha podido y más. Tenemos que reconocer que uno de nuestros alicientes para asistir al estreno era ver la interpretación de Riz Ahmed, que nos fascinó en la miniserie The Night Of, pero que aquí nos muestra un papel insulso, patético y plano a más no poder.

Estamos deseando que Marvel recupere todas las licencias como las que actualmente tiene en posesión Sony, para que dejen de torturarnos con estas adaptaciones sin sentido independientes al UCM, que no hacen más que mermar nuestra fe. Se han pasado por el forro el concepto de Venom, y si empezamos por ahí, la cosa termina mal.

Si quien se sienta en la butaca es alguien que JAMÁS ha visto, leído ni oído nada sobre Venom, a lo mejor se encuentra con una propuesta medianamente entretenida y divertida, pero lo que es indiscutible es que es un insulto para los fans.

Cuando quisimos darnos cuenta, miramos la hora en el reloj y vimos que faltaban apenas 20 minutos de película, y no había pasado NADA. Así que, para no quitaros más tiempo, y que quede claro que no recomendamos que os gastéis el dinero en cines para esta cinta, pasamos a desgranar algunos de los aspectos que nos han parecido dignos de mención en SPOILERS

https://dejensever.es/review/venom
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Hilda (Serie de TV)
SerieAnimación
Reino Unido2018
7,5
905
Kurt Mueller (Creador), Luke Pearson (Creador) ...
Animación, Voz: Bella Ramsey
8
25 de septiembre de 2018
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta serie de 13 capítulos adapta la famosa novela gráfica de una manera especialmente cuidadosa, incluso podríamos decir que es de las adaptaciones más fieles que hemos visto en los últimos meses. La obra original se compone de 5 tomos, de los cuales Netflix ha adaptado los cuatro primeros. Sin embargo, han optado por el arte y el diseño de personajes del último tomo, que juega con las formas redondeadas en lugar de los ángulos afilados.

Esta chica aventurera y peliazul nos gana desde el primer episodio, cuando intuimos una cercana complicidad con el espectador, alejándose del humor absurdo y adulto tan de moda estos últimos años. Nos presentan un estilo moderno y fresco, que no resulta en absoluto grotesco. Es más, la mayoría de las criaturas son encantadoras, en especial Twig, el ciervo-zorro que acompaña a Hilda en todo momento, porque llamarle “mascota” sería quedarse muy corto.

¿Qué podríamos pensar de una niña que vive sola con su madre en el bosque, donde ambas adoran pasar la tarde jugando a juegos de mesa? El tablero de Dragon Panic está siempre desplegado sobre la mesita del salón, y el caballete de trabajo de mamá, plagado de diseños y dibujos.

Una relación sólida que destila confianza, en la que hay cabida para los seres del bosque, la magia y las historias que son mucho más de lo que parecen. En definitiva, la madre con la que todos desearíamos contar, que ha criado a su hija rodeada de naturaleza, y que siempre tiene un sándwich de pepino y un té de menta preparado para emergencias.

El resto de personajes forma un colorido abanico: Por un lado, los elfos, diminutas criaturas que aman la burocracia y el papeleo por encima de todo, pero que conocen todos los secretos del bosque. Por otro, Frida y David, compañeros de clase de Hilda, que también forman parte de los Gorriones Exploradores, algo así como los Boy-Scouts, para los que las insignias lo son prácticamente todo.

Contaremos también con criaturas y otros seres que aparecerán de manera ocasional, cuyos diseños nos han conquistado, todos y cada uno de ellos. Desde Cuervo hasta el Hombre de Madera, pasando por los Trols de Piedra, los Nisses o el gran Perro Negro.

En los primeros episodios somos testigos del tremendo cambio en la vida de Hilda, que se ve obligada a mudarse a Trolberg con su madre a causa de un conflicto con los elfos y los gigantes, pero no es fácil adaptarse a la ciudad cuando toda la vida has estado orientándote por la forma de las rocas y la posición de las montañas ¿no?

Aun así, Hilda pronto descubrirá que la urbe también tiene muchas aventuras que ofrecer, y que el muro que la rodea parece no ser suficiente para mantener a las criaturas del bosque a raya, así que habrá misterios para rato. En este sentido nos recordó bastante a Gravity Falls, aunque no llega a ser tan profunda ni mucho menos, sí que comparte algo del estilo visual, además de las ganas de explorar y descubrir nuevos secretos.

En cuanto a la animación, nos ha resultado muy curiosa la paleta de colores que han utilizado, heredada al 100% de la novela gráfica. Casi todo se rige bajo unos tonos pasteles rojos, ocres, naranjas, turquesas, blancos y negros, pasando a tonalidades de grises cromáticos en escenas de noche o entornos oscuros, logrando un singular equilibrio entre plasmar la realidad y mantenerse en un estilo sencillo. Sin duda le da un aspecto muy diferente e interesante al conjunto. Los primeros planos nos muestran un contorno sólido, grueso y dentado, que tal vez nos choque al principio, pero es cuestión de acostumbrarse. En ocasiones peca del “ahorro de frames” en algunos planos generales, pero ya vemos que es un recurso a la orden del día, tocará implementarlo como una técnica más.

https://dejensever.es/review/hilda
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8
6 de octubre de 2018
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar, debemos elogiar los minutos iniciales, pues si en lugar de optar por el formato película se hubieran quedado en un cortometraje, sería sobresaliente. Por suerte Searching sabe mantener el nivel hasta los créditos finales, aunque por un instante creímos que nos habían mostrado todas las cartas al inicio, estábamos muy equivocados.

El trabajo gráfico de localización es minucioso a más no poder. Lo más usual en escenas donde aparece una pantalla de ordenador o de smartphone es que todos los términos aparezcan en inglés y el guion aporte pistas verbales sobre lo que hace para orientar al espectador, o bien que momentáneamente haya subtítulos. Con Searching esto sería imposible, pues el 90% de la cinta se desarrolla en una pantalla, aunque de esto hablaremos luego. Han traducido todas y cada una de las interfaces, con un resultado excelente. Esto no pudimos apreciarlo en los trailers ni en las imágenes que acompañan este post, que sólo están disponibles en inglés. Pero sí matizamos y aseguramos que todo lo que aparece en la cinta proyectada en las salas de cine está traducido, otorgándole muchos puntos al resultado final.

Es una película para los hijos de esta generación, para los que pasamos todo el día entre tablets, portátiles y móviles. Para los que crecimos con Windows y vivimos como Mac invadió nuestro catálogo de terminales. (Incluso hay un curioso símil entre posicionar a la compañía de Bill Gates como “lo antiguo” y a la de Steve Jobs como más actual) Es un ambiente donde nos sentiremos cómodos, casi iremos un paso por delante de nuestro protagonista en la búsqueda de su hija desaparecida.

Hay ciertos “guiños” por llamarlos de alguna manera que nos han parecido buenísimos, porque seguro que todos los hemos vivido. Muy típico eso de “¿has olvidado la contraseña?”, y que nos manden un correo de recuperación a una cuenta de la que tampoco tenemos la clave, e ideamos una cadena hasta que logramos acceder. Nos ha gustado que el padre se desenvuelva bien con los dispositivos, que veamos en él gestos tan cotidianos como tener muchas ventanas abiertas al mismo tiempo o abrir nuevas pestañas en lugar de quedarse navegando en la misma con mano torpe e inexperta. Lo sentimos cercano y natural, logrando que en ningún momento la trama resulte pesada o aburrida, porque sus dedos van tan rápidos como sus pensamientos.

En cuanto al concepto de la película, ya habréis podido imaginar que gira en torno al poder de las redes sociales, al hecho de que sin darnos cuenta tenemos toda nuestra vida expuesta en internet, y sobre todo, que nunca podemos estar seguros de lo que sucede al otro lado de la pantalla.

Los personajes principales no son otros que el padre y la hija, aunque su forma de darse a conocer es totalmente distinta. A él le descubrimos en una situación límite, logrando mantener la calma y analizar lo que tiene delante, destacando su capacidad de intuición, casi al más puro estilo Liam Neeson en la era digital, viéndolo casi siempre gracias a una web cam. A ella la conocemos a destiempo, en diferido, a través de las fotos, los vídeos y las conversaciones que comparte con sus conocidos o guarda en su ordenador. Esto provoca que empaticemos muchísimo más con el padre y que nos volquemos en apoyarle en su búsqueda, mientras que no sabemos muy bien qué pensar de ella, lo que realmente supone el hilo conductor de la trama.

Otro de los conceptos sobre los que trabaja Searching es la asquerosa hipocresía de internet. Cómo la misma persona que responde de forma indiferente a la llamada de un padre desesperado un rato más tarde está llorando frente a su portátil en un vídeo de Youtube diciendo a lágrima viva lo destrozada que está por la desaparición de su amiga del alma.

No podemos dejar de reconocer el giro final, en parte inesperado y sorprendente, y que nos dejó con ganas de aplaudir al aparecer los créditos. Bueno, de hecho lo hicimos, aprovechando que no molestábamos a nadie, ya que estábamos solos en la sala.

Searching triunfó en el festival de Sundance, y no es para menos. En nuestra opinión, de las mejores propuestas del año, de esas que nos conquistan con un pequeño elenco y un reducido abanico de localizaciones. ¡Bravo!

https://dejensever.es/review/searching
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Príncipe de los dragones (Serie de TV)
SerieAnimación
Estados Unidos2018
7,3
1.179
Aaron Ehasz (Creador), Justin Richmond (Creador) ...
8
14 de septiembre de 2018
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El príncipe Dragón o Dragon Prince es la nueva propuesta de animación de Netflix, estrenada este viernes 14 de septiembre. ¡Una tarde nos ha durado! Sus 9 episodios de 25 minutos han sido como ver una de las versiones extendidas del Señor de Los Anillos. ¡Lo hemos pasado pipa!

Nuestro interés por esta serie radica principalmente en que su creador es Aarón Ehasz, el mismo que el de Avatar: La leyenda de Aang, sin duda una de nuestras series de animación favoritas. No podíamos perdernos esta nueva aventura, a pesar de que son historias totalmente independientes.

La estética bebe mucho de la épica medieval con toques modernos, seguro que encontrareis que los diseños de las razas y los ropajes tienen similitud con otros vistos en el mundo de los videojuegos, donde la fantasía medieval es de los géneros más aprovechados. Eso no quita para que el diseño de los personajes de Dragon Prince nos haya parecido de lo más atractivo, al igual que sus armas, sobre todo las de los elfos. La representación de la magia también está muy lograda, consiguiendo una buena armonía entre alquimia y fantasía.

No os dejéis engañar por los primeros 3 minutos del episodio piloto, nosotros empezamos a regañadientes y por pocos nos perdemos una de las mejores temporadas de animación que hemos visto este año. Primero la tipografía típica de ESDLA nos dio un tufillo a copia, y luego su técnica de animación, que mezcla estilo digital con 2D, pero con una tasa de FPS un poco inferior a lo que estamos acostumbrados, nos dio la impresión de un pseudo stop motion en los movimientos de los personajes.

Este recurso se utiliza normalmente para ahorrar presupuesto en la animación, aunque en este caso no es tan grave como en otros que hemos tenido el “placer” de ver, aquí está bien implementado, solo es cuestión de acostumbrarse, enseguida lo veréis de forma normal, y la historia merece muchísimo la pena.

La premisa es otra de las marcas de la casa de Ehasz, y nos referimos por supuesto, a la importancia de la magia elemental. Aquí tendremos 6 fuentes primigenias de poder: El sol, la luna, las estrellas, el cielo, el mar y la tierra. La séptima por supuesto es la magia oscura.

El primer episodio ya nos pone en situación: Un conflicto bélico separa a los humanos de las razas mágicas (elfos y dragones), que claman venganza por la muerte del rey de los dragones y su pequeño huevo, que algún día sería príncipe. Los humanos, en su infinita y conocida codicia, se retiran al oeste del continente creando cinco reinos, y dominando exclusivamente la magia oscura, aunque solo unos pocos son capaces de ello. Todo esto y algunos otros detalles los narrará una voz en off durante los primeros minutos del episodio, contándonos un eficaz resumen y dándonos una amplia perspectiva de lo que está por venir. Esto anula la presencia de un opening como tal en los capítulos posteriores, optando por un pequeño recordatorio de lo sucedido en el episodio anterior y una escena característica.

Los personajes nos han parecido carismáticos, tanto a nivel de diseño, como decíamos anteriormente, como a nivel de carácter. Vemos que desde un principio sus personalidades han estado muy bien definidas, solo nos queda ir descubriendo cómo irán evolucionando, porque de momento en esta primera temporada no nos han decepcionado. Tanto nos han gustado que no podríamos elegir un favorito de entre el grupo de protagonistas.
Rayla es una elfa de la luna, muy orgullosa de su gente, pero con ciertos principios morales que van en contra de sus creencias. Los príncipes Callum y Ezran son hermanastros, su madre ha fallecido y Callum es príncipe adoptivo, lo que le confiere ciertas muestras de desprecio y odio por parte de la corte. Del plantel de secundarios, destacamos la figura del Rey y a su mano derecha, así como a sus hijos. También hay una aparición estelar de una soldado que nos recordó a Brienne de Juego de Tronos, muy buen personaje.

El conflicto no deja de ser bastante típico: dos mundos, dos “razas” en guerra por un motivo que mucho tiene de malentendido, y nuestro trío no tendrá más remedio que tirarse de cabeza para intentar resolver al menos una parte, ayudando a ambas naciones. Enseguida comienza a establecerse una conexión entre ellos, fundamental cuando se emprende una misión tan peligrosa como la que ellos deciden iniciar.

Hay un contraste muy interesante en todo esto, y no es otro que la juventud de los personajes. Igual que pasaba con Aang, vemos que los niños llevan el peso de la historia, y que los adultos son en todo momento secundarios. Sin embargo, la atmósfera que se construye a su alrededor desde el primer momento es oscura y sombría, aportando el toque maduro. Eso si, no esperéis sangre porque no la hay, pero en nuestra opinión, no hace ninguna falta, han sabido lograr un buen equilibrio.

Si por algún casual estáis pensando que esta serie se parece un poco a (Des)encanto, la nueva propuesta de fantasía medieval de Matt Groening también estrenada en Netflix, sabed que las similitudes empiezan en la época en la que se desarrolla y en que una de las protagonistas tiene el pelo blanco, para de contar. Dos enfoques totalmente distintos de la magia, y aunque Dragon Prince tiene toques de humor, no es en absoluto uno de sus pilares fundamentales. Se centra en transmitir valores y vivir aventuras, como una buena historia de fantasía.
Tampoco os vamos a engañar, la trama se queda bastante abierta al final del noveno episodio, pero sin duda esperamos con ansias la siguiente temporada, porque El príncipe Dragón va camino de seguir la estela que dejó Avatar en nuestros corazones.

https://dejensever.es/review/el-principe-dragon
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6
6 de octubre de 2018
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabemos que Ewan Mc Gregor se mueve en su terreno cuando se trata de interpretar papeles de este estilo. Cuando vimos el tráiler pensamos que caerían en lo típico de trasladar a unos seres fuera de su zona de confort (The Wild, los Pitufos, Madagascar…) normalmente a un entorno urbano, sin orden ni concierto, solo por el placer de verlos desenvolverse en otro ámbito. Y al fin y al cabo es lo que hacen, pero el motivo nos ha parecido lo bastante lógico como para no tomárnoslo a mal, pero contaros el motivo sería caer en spoiler.

Para ponernos en situación, nos presentan a un Christopher Robin de niño, que promete no olvidar a sus amigos aunque tenga que irse a un internado de forma inminente. Pero los años pasan, y aunque el Bosque de los Cien Acres permanece inalterable, Christopher ha crecido, ahora tiene una familia de la que ocuparse y un trabajo que lo absorbe por completo, relegando a sus amigos de peluche al rincón más profundo de su mente, llevándose con ellos, tal vez, su alegría.

Sin embargo, esta propuesta se queda un poco en tierra de nadie en cuánto a público. Desde luego no es una película atractiva para niños, pues se aleja de la gama cromática saturada y viva que suele rodear a las cintas de animación o de corte infantil y no presenta un desarrollo rítmico que pueda mantener su atención. Tampoco tiene nada nuevo que contarle a los adultos, todos sabemos lo manido que está el tema de no olvidarse de ser niño, no anteponer el trabajo a la familia, disfrutar del momento y un largo etcétera de valores que no aportan ninguna novedad. Tal vez, simplemente Christopher Robin ha llegado tarde.

De hecho, en nuestra sala hubo padres con niños que se fueron, porque se notaba que los peques se estaban aburriendo, sobre todo en el segundo cuarto de la película, en la que apenas aparecen los personajes del Bosque. También había un cumpleaños de unos 20 críos, que por supuesto a los 15 minutos convirtieron la sala en una gymkana y se pasaron hora y media subiendo y bajando las escaleras corriendo, sin control alguno por parte de los tutores. Ya escribimos un artículo sobre este tipo de comportamientos irrespetuosos que podéis leer aquí.

Creemos que para poder disfrutarla, para lograr darle la nota que le hemos dado nosotros, es casi obligatorio haber pasado muchas horas en el Bosque de los Cien Acres. Podemos reconocer todas las melodías, trabajadas aquí de manera más sutil, sabemos de antemano lo temibles que pueden llegar a ser los Heffalumps y reconocemos las casitas de cada uno de los amigos de Winnie The Pooh, porque los conocemos muy bien.

Por tanto, lo que más nos ha gustado de Christopher Robin es la fidelidad a la apariencia y actitud de la serie de dibujos original, que a su vez se basa en los cuentos de A. A. Milne. Personajes como Conejo, tan egocéntrico y mandón como siempre. Búho no pierde ocasión de hablar de sus tiempos pasados, y Kangu y Rito forman un estupendo tándem madre e hijo. Tiger, por su parte, nos deja bien claro que los Tigers son de lo mejorcito que hay, y que nadie bota como ellos (incluso canta su cancioncita característica). Piglet resulta casi demasiado adorable, con su tartamudeo, sus manitas agarradas y su miedo permanente: “oh, ci- ci- ci- cieloosss!” Pero creemos que los personajes que destacan por encima del resto son Pooh, por supuesto, e Igor. Pooh siempre tiene hambre y no pierde ocasión de hincarle el diente a un buen bote de miel, además de ilustrarnos con frases aparentemente absurdas que encierran bastante profundidad si se piensan dos veces. Igor siempre ha sido el depresivo, el que lo ve todo desde un punto de vista negativo y conformista, y su manera de representarlo en esta hora y media nos encantó.

El resto nos pareció predecible, casi con cierto ambiente a película de sobremesa. Si consigue salvarse es por el desparpajo y la naturalidad con la que McGregor sabe introducirse en este tipo de interpretaciones, y la buena factura técnica de los peluches. También nos gustó bastante el reparto de secundarios, que aunque tienen pocos minutos en pantalla, le dan peso a la cinta.

Así que bueno, realmente nos ha gustado por su fidelidad con las historias que veíamos de niños, pero el mensaje que pretende transmitir no nos parece del todo adecuado si está enfocada a un público infantil: “A veces no hacer nada termina convirtiéndose en el mejor de los algos”. ¿Eso quiere decir que hay que huir de los problemas, no enfrentarse a ellos? ¿Esperar a que nos venga la inspiración? ¿Disfrutar del momento sin preocupaciones, dando prioridad a la felicidad y a la familia por encima del trabajo? Son conceptos que podrán aplicarse o no dependiendo muchísimo de las circunstancias particulares, no construyen un mensaje que pueda afianzarse de manera permanente.

https://dejensever.es/review/christopher-robin
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