Es lo que digo siempre, si uno quiere sentarse y ver una gran película solamente ha de recurrir a los grandes títulos del cine clásico.
Rebeca, un título obligatorio e imprescindible no solamente de la filmografía de Hitchcock sino del cine, una obra maestra y redonda.
Perfectamente elaborada e íntegra desde el principio hasta el final, un cine perfecto.
Desde el comienzo de la película podremos ver una perfecta elaboración de un guión genialmente adaptado.
El señor Winter, un maravilloso y espléndido personaje aristócrata que se enamora de una joven humilde la cual se tendrá que adaptar poco a poco a la nueva mansión que le tocará vivir.
Allí tendrá que soportar al fantasma de la viuda del señor Winter, mujer la cual se da a entender que murió en un naufragio y parece ser que nunca podrá ocupar su lugar.
Esta es la base de esta historia que desde el principio huele a chamusquina, se sabe que algo pasará, que algo va mal, algo de esperar del cine de Hitchcock pero claro está aquí no hablamos del suspense de su cine posterior sino de una historia de celos, odio y maldad que rodean a esos personajes que representan la bondad y la ternura.
Con personajes preciosamente definidos y elaborados tenemos una historia íntegra desde el principio hasta el final viendo su desarrollo sin llegar a aburrir en ningún momento y esperando como se desarrollará la incertidumbre de la historia, simplemente genial.
Uno de los títulos más famosos de Hitchcock y con razón pues consigue una obra maestra del cine clásico antes de meterse a ese suspense puro que tanto le caracterizará, simplemente sabía contar historias y además infundirles ese toque de tensión.