Claro ejemplo de cómo la avaricia rompe el saco.
Los visitantes regresan... es una clara muestra de secuela que nunca debió existir. Todos comprendimos que la situación en que quedaba Delculón al finalizar la primera y magistral visitantes daba pie a una continuación, pero visto cómo salió la cosa perfectamente podría haber quedado así la historia.
Todo sea dicho: tampoco es tan mala como se dijo en su día. Está entretenida, hay todavía golpes buenísimos de humor (Jean-Pierre y Delcojón perseguidos por los lobos o cada una de las intervenciones de Ginette, una aun así desaprovechada Marie- Anne Chazel) y la química entre Jean Reno y Christian Clavier sigue siendo estratosférica. Sin embargo la sensación de dejà vu es enorme y la película avanza con mucha pesadez, como si estuviese deseando llegar al final con el mínimo esfuerzo de guión posible, y así no hay manera. Tampoco ayuda que la genial e inolvidable Valérie Lemercier dejara su sitio a Muriel Robin como Béatrice. Robin es una buena actriz, de eso no hay duda, pero no es Béatrice como lo era Lemercier (quien, afortunadamente, se marca un cameo muy divertido) y su entendimiento con Clavier y Reno es menor.
Para pasar el rato y poco más. Qué pena.

Lo mejor: La pareja protagonista (trío si contamos a Chazel) y el final.
Lo peor: ¿Dónde quedó la descacharrante batería de gags de la primera parte?