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Voto de webo6:
10
7,6
25.320
Intriga. Thriller
Corea del Sur, 1986. Una joven aparece brutalmente violada y asesinada. Dos meses después, se producen una serie de violaciones y asesinatos en circunstancias similares. Para buscar al asesino, se organiza un destacamento especial, encabezado por un detective de la policía local (Park Doo-man) y un detective de la policía de Seúl (Seo Tae-yoon), que ha solicitado ser asignado al caso. (FILMAFFINITY)
15 de junio de 2016
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que aparenta ser un thriller policiaco no convencional, esconde en realidad un espeluznante relato “multicapa”
El director Bong Joon-ho trata mediante este film de poner en evidencia los clichés de los thrillers convencionales, esquivándolos con pericia durante el desarrollo de la investigación. El comienzo, en cierto tono de parodia, nos muestra a un incompetente detective Park dispuesto a cerrar el caso a cualquier precio. Entonces llega al pueblo un detective proveniente de Seúl con el objetivo de poner orden y salvar la investigación.
VER SPOILER (no sin antes ver la película)
El director Bong Joon-ho trata mediante este film de poner en evidencia los clichés de los thrillers convencionales, esquivándolos con pericia durante el desarrollo de la investigación. El comienzo, en cierto tono de parodia, nos muestra a un incompetente detective Park dispuesto a cerrar el caso a cualquier precio. Entonces llega al pueblo un detective proveniente de Seúl con el objetivo de poner orden y salvar la investigación.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Evitando este previsible final, el director convierte al capacitado detective en un vulgar policía lleno de ira y desesperación, que tiene que ser calmado en varias ocasiones por un evolucionado detective Park.
Hasta ahí se podría decir que llega la singularidad de esta película desde el punto de vista del espectador extranjero, pero lo cierto es que va mucho más allá. Memories of Murder es un crudo relato de una generación marcada por la violencia.
La historia se basa en una serie de asesinatos sin resolver que ocurrieron en las cercanías de la ciudad de Hwaseong entre 1986 y 1991 siguiendo un mismo modus operandi (descrito en la película). Aun así, para entender realmente el mensaje del director, es necesario algo más de contexto histórico precedente.
Durante las décadas de los 60 y 70, Corea del Sur estuvo dirigida con mano de hierro por el general Park Chung-hee, dictador caracterizado por su feroz represión política. Tras su asesinato en 1979 otro general, Chun Doo-hwan se hizo con el poder profundizando en la ley marcial existente. Su mandato también estuvo marcado por la violencia, que alcanzó su punto más álgido en 1980 con la Masacre de Gwangju, cuando un alzamiento estudiantil fue aplastado por el ejército provocando cientos de muertos. En 1987, la tortura hasta la muerte de un estudiante universitario desencadenó una serie de protestas que desembocarían finalmente en las primeras elecciones directas “limpias” de Corea del Sur.
Un ejemplo claro de la intención del director de incluir la influencia de este contexto en la identidad de la sociedad coreana de la época es el inspector Jo. Este compañero del detective Park se nos presenta en una de las primeras escenas cubriendo su bota para torturar a un sospechoso discapacitado. Más adelante aparece reprimiendo una protesta durante una visita presidencial, ejerciendo la tortura una y otra vez, y finalmente involucrado en una salvaje pelea en un restaurante. Lo interesante de este personaje es que no se trata de un negligente policía, sino de una pieza más de un perverso sistema. Su superior también lo maltrata a él, llegando incluso a tirarlo por las escaleras, y paradójicamente en esta situación de sistemática violencia la única preocupación es el qué dirán.
Sobre el asesino, únicamente se da a conocer que se trata de un varón que reside desde no hace mucho en la zona y con una inexplicable obsesión por la lluvia y las prendas rojas. Se trata de una clara referencia a que el criminal pudiera haber sido testigo de la Masacre de Gwangju, en la que los manifestantes protestaban de rojo bajo la copiosa lluvia.
Finalmente, para terminar de entender este genial relato social, me gustaría hacer referencia al simbolismo de las escenas inicial y final:
1) En la escena inicial, un niño que ha presenciado la escena del crimen está cazando grillos cuando entre las burlas de los niños de la zona, llega el detective Park. Entonces, el niño comienza a imitar al detective, repitiendo cada una de las frases que dice.
2) En la escena final, el detective Park vuelve a la misma escena del crimen. Una niña que pasa por allí le cuenta como hace un tiempo se encontró en ese mismo lugar con un hombre que le dijo que “recordaba que había hecho algo allí hace mucho tiempo” (se sobreentiende que se trata del asesino). Cuando el señor Park le pregunta por la apariencia de aquel hombre, la niña contesta que “era normal, corriente”
1) En la sociedad coreana de la época, incluso los niños son insensibles a la violencia, unos niños que imitarán las acciones de sus adultos y que si bien hoy solo cazan grillos, algún día cazarán… ¿mujeres?
2) El asesino es normal, corriente, sugiriendo que en aquella época cualquiera podía ser un asesino.
La película termina con la inquietante mirada a cámara del detective Park, insinuando un desafío al autor de los asesinatos, ese tipo corriente que 13 años después de los hechos fácilmente podría estar viendo la película.
Hasta ahí se podría decir que llega la singularidad de esta película desde el punto de vista del espectador extranjero, pero lo cierto es que va mucho más allá. Memories of Murder es un crudo relato de una generación marcada por la violencia.
La historia se basa en una serie de asesinatos sin resolver que ocurrieron en las cercanías de la ciudad de Hwaseong entre 1986 y 1991 siguiendo un mismo modus operandi (descrito en la película). Aun así, para entender realmente el mensaje del director, es necesario algo más de contexto histórico precedente.
Durante las décadas de los 60 y 70, Corea del Sur estuvo dirigida con mano de hierro por el general Park Chung-hee, dictador caracterizado por su feroz represión política. Tras su asesinato en 1979 otro general, Chun Doo-hwan se hizo con el poder profundizando en la ley marcial existente. Su mandato también estuvo marcado por la violencia, que alcanzó su punto más álgido en 1980 con la Masacre de Gwangju, cuando un alzamiento estudiantil fue aplastado por el ejército provocando cientos de muertos. En 1987, la tortura hasta la muerte de un estudiante universitario desencadenó una serie de protestas que desembocarían finalmente en las primeras elecciones directas “limpias” de Corea del Sur.
Un ejemplo claro de la intención del director de incluir la influencia de este contexto en la identidad de la sociedad coreana de la época es el inspector Jo. Este compañero del detective Park se nos presenta en una de las primeras escenas cubriendo su bota para torturar a un sospechoso discapacitado. Más adelante aparece reprimiendo una protesta durante una visita presidencial, ejerciendo la tortura una y otra vez, y finalmente involucrado en una salvaje pelea en un restaurante. Lo interesante de este personaje es que no se trata de un negligente policía, sino de una pieza más de un perverso sistema. Su superior también lo maltrata a él, llegando incluso a tirarlo por las escaleras, y paradójicamente en esta situación de sistemática violencia la única preocupación es el qué dirán.
Sobre el asesino, únicamente se da a conocer que se trata de un varón que reside desde no hace mucho en la zona y con una inexplicable obsesión por la lluvia y las prendas rojas. Se trata de una clara referencia a que el criminal pudiera haber sido testigo de la Masacre de Gwangju, en la que los manifestantes protestaban de rojo bajo la copiosa lluvia.
Finalmente, para terminar de entender este genial relato social, me gustaría hacer referencia al simbolismo de las escenas inicial y final:
1) En la escena inicial, un niño que ha presenciado la escena del crimen está cazando grillos cuando entre las burlas de los niños de la zona, llega el detective Park. Entonces, el niño comienza a imitar al detective, repitiendo cada una de las frases que dice.
2) En la escena final, el detective Park vuelve a la misma escena del crimen. Una niña que pasa por allí le cuenta como hace un tiempo se encontró en ese mismo lugar con un hombre que le dijo que “recordaba que había hecho algo allí hace mucho tiempo” (se sobreentiende que se trata del asesino). Cuando el señor Park le pregunta por la apariencia de aquel hombre, la niña contesta que “era normal, corriente”
1) En la sociedad coreana de la época, incluso los niños son insensibles a la violencia, unos niños que imitarán las acciones de sus adultos y que si bien hoy solo cazan grillos, algún día cazarán… ¿mujeres?
2) El asesino es normal, corriente, sugiriendo que en aquella época cualquiera podía ser un asesino.
La película termina con la inquietante mirada a cámara del detective Park, insinuando un desafío al autor de los asesinatos, ese tipo corriente que 13 años después de los hechos fácilmente podría estar viendo la película.