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Voto de Fernando magallanes:
2
7,4
5.289
Documental Alemania, año 1934. Adolf Hitler acababa de llegar al poder un año antes. En Nuremberg, el partido nacionalsocialista celebra un triunfalista y patriótico congreso en el que se exaltan los valores del pueblo alemán y la raza aria. (FILMAFFINITY)
19 de marzo de 2015
6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás “El triunfo de la propaganda” habría resultado un título más apropiado para la película estrella del régimen nacionalsocialista. En efecto, este pseudodocumental de casi dos horas constituye una verdadera exaltación de los ideales y principios nazis que condujeron a la mayor de las catástrofes acontecidas durante el pasado siglo. El triunfo de la voluntad carece de diálogos, acción o argumento (casi) siempre presentes en las películas convencionales, simplemente se estructura alrededor de desfiles militares, muestras de júbilo por parte de las masas, exaltación de las costumbres y tradiciones alemanas y, puede que lo más interesante de todo, encendidos discursos del Führer y demás dirigentes nazis.

El triunfo de la voluntad es una de las mayores películas propagandísticas de todos los tiempos y su fin no es otro que vender la Alemania hitleriana, tanto dentro de sus fronteras como en el extranjero. Por ello, cualquier tipo de trama resulta superflua e innecesaria. Es más, llama la atención de forma extraordinaria la ausencia total de personajes, tan solo encontramos dos pilares que articulan la película en cuestión: Adolf Hitler y la masa. Si bien es cierto que intervienen algunos otros dirigentes nazis en breves discursos (como Goebbels), Hitler es el único individuo que retrata Riefenstahl. Asimismo, encontramos el hombre-masa, la multitud fanática que le adora. A mi juicio, se trata de una fiel representación de las bases del fascismo: la anulación del individuo como ser independiente y librepensador y su sustitución por la masa (das Volk, por hacer referencia a una de las palabras más veces repetida a lo largo de la película) que se somete a un líder al cual se ha de obedecer sin excusas o reparos. No interesa exponer a personas aisladas, aunque estas puedan ser las más fervientes defensoras del nacionalsocialismo; lo importante en El triunfo de la voluntad consiste en no desviar la atención del espectador de la figura de Hitler, en dejarse imbuir por sus delirantes discursos y en unirse mentalmente a la masa que le aclama. Es una película del movimiento nazi hecha para el movimiento nazi; su fin, pues, es político, no artístico.

La presente película no solo ofrece una visión de Hitler, sino que también expone sin cesar los ideales racistas del nacionalsocialismo. Además de la exaltación de “la raza aria” en los diversos sermones surrealistas de los oficiales nazis, en El triunfo de la voluntad se presentan de forma constante soldados idealizados (complexión fuerte, rubios y con ojos azules, siguiendo así las recomendaciones del Führer), niños y niñas con los rasgos étnicos antes mencionados, así como los arquetipos de la mujer alemana alegre y amante de su marido y de sus hijos y del hombre alemán serio y trabajador. No existe la diversidad, se nos presenta únicamente una inmensa masa de hombres y mujeres que siguen una especie de “reglas raciales”, como productos idénticos recién salidos de una fábrica y dispuestos a presentarse al mercado; solo que aquí esos productos son personas y el mercado para el que han sido preparados es la próxima guerra mundial.

El triunfo de la voluntad entraña un mensaje mucho más profundo de lo que el espectador llega a visualizar. No nos presenta un análisis detallado del pensamiento nazi, así como tampoco somos testigos de una feroz crítica a otros sistemas políticos: se trata de una película que muestra meramente la glorificación a Hitler y el movimiento, la cual esconde el fanatismo y el radicalismo, los ideales nazis del hombre y la mujer, donde se encubre el odio hacia otros pueblos o etnias, y los multitudinarios desfiles militares, una tapadera para el ansia bélica y de conquista.

Muchos han alabado esta película de Riefenstahl como un prodigio de cine, tanto por sus adelantos en la técnica como por sus movimientos de cámara, ángulos, etc. Yo no voy a entrar en tecnicismos, pero para mí esta película es el símbolo del anti-cine. El cine es un arte y, como tal, su fin debe ser el puro placer artístico. Sin embargo, El triunfo de la voluntad resulta pura propaganda política y su objetivo no es otro que el de ensalzar el nacionalsocialismo y, especialmente, a su carismático líder Adolf Hitler. La directora pone su arte y vocación al servicio del totalitarismo y pervierte el arte cinematográfico como tal. Por lo menos, El triunfo de la voluntad quedará para siempre como ejemplo del peligro de los movimientos fascistas totalitarios que desencadenaron masacres de gigantescas proporciones y cuyo recuerdo debe permanecer ahí para aprender a valorar los principios de libertad y derechos humanos de los cuales gozamos hoy en día gracias a aquellos que lucharon por ellos en el pasado.
Fernando magallanes
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