Poco importan las comparativas típicas a la hora de apreciar un film. El capricho de muchos de medirla con la obra de Kubrick hace que por momentos varios crean que estamos ante algún tipo de obra filosófica que invita a la reflexión freudiana. Y nada más lejos y al mismo tiempo nada más cerca.

Si la van a comparar con "2001: Odisea del espacio" (Stanley Kubrick, 1968) para que salga perdiendo, yo la voy a comparar con "Apolo 13" (Ron Howard, 1995) para que salga ganando (y por cuánta diferencia, que paradoja que Ed Harris sea la voz de Huston).

Esta obra no es un viaje épico hacia la evolución humana, ni tampoco el retrato de una hazaña épica por parte de la NASA; éste es un film sobre el miedo, y es aquí donde me quiero detener. El miedo ha sido fuente de inspiración y centro de muchas películas. Pero por sobre todo ha sido principalmente desarrollado por films de terror. En menor medida por thrillers y alguna vez por otros géneros. Pues Cuarón nos regala un drama de ciencia ficción sobre el miedo. Y he aquí lo curioso, porque mientras el cine de terror suele utilizar el sonido como efecto de susto en el espacio no hay sonido; el terror suele utilizar lugares cerrados para aprisionar al espectador pero el espacio es infinito; en el cine de terror la oscuridad es elegida por muchos para asustar, en el espacio siempre se puede ver "un sol". Lo curioso es que Cuarón hace cine de miedo sin depender en ningún momento del terror. Acá hay un miedo mucho más poderoso y es el miedo de la soledad, una soledad que se ve evidenciada cuando la protagonista queda completamente aislada en el espacio pero es un soledad que lleva consigo desde el día que perdió a su hija.

El trabajo de Cuarón es de destacar en muchos sentidos. En primer lugar porque a pesar de que trabaja en un ambiente tan monótono como el espacio, en el que no hay florituras porque lo único que se ven son estrellas (que son muy lindas pero todo tiene un límite) jamás deja que el film se le vuelva repetitivo ni desde lo visual ni desde lo narrativo. Además su manejo de la cámara es sensacional al igual que el montaje, la elección de la primera persona en varios momentos y la cámara flotante durante casi todo el film, son elementos vitales para meter al espectador en un lugar que aunque muchas veces ha imaginado, jamás ha visitado.

Para mí es una gran película porque me hace sentir ese miedo en carne propia, porque Bullock está en uno de los mejores roles de su carrera en la rama dramática, porque lo de Cuarón es probable que sea el mejor trabajo de dirección del año, porque la fotografía de Lubezki es exquisita, la BSO muy buena y su rigor físico está audazmente cuidado.