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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Drama La película muestra a las espectadoras (todas mujeres) de una sala de cine que están viendo una película basada en un cuento persa, cuya protagonista, la heroína Shirin, ha huido de un harén y viaja en busca del amor. (FILMAFFINITY)
8 de junio de 2013
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué puede pretender, un director, cuando tiene la osadía de hacer un filme de ¡91 minutos en los que únicamente filma el rostro de varias decenas de mujeres iraníes (110 para ser exactos) sentadas en una sala de cine, viendo un drama que nosotros no vemos y tan solo escuchamos?

¿A qué suerte de espectadores cree, él, que puede interesarle un filme en el que “no hay movimiento”, “ni escenarios”, ni… ni nada que se le parezca a un filme convencional. ¿Serán simples deseos de tomarle el pelo a los espectadores?, ¿Será un desvarío de un talento en declive (¿?) que de pronto se dedica a hacer cualquier cosa?, ¿O qué otra motivación puede encontrarse en semejante aventura de un magnífico cineasta como ha demostrado ser el iraní, Abbas Kiarostami?

La historia que ven los espectadores del filme dentro del filme (porque también hay hombres: amigos, actores y colaboradores del director, sólo que estos aparecen siempre difuminados en segundo plano) es el drama, “Cosroes y Shirin” de Farrideh Bolbou, inspirado en la obra de, Hakim Nezami Ganjavi (1141-1209), en el cual se nos cuenta la historia de Shirin, princesa de Armenia, cuyo amor se disputan, Cosroes Parviz, emperador sasánida, el arquitecto Farhad, y otro hombre de inesperada presencia.

Hay aquí, un pleno y dedicado canto a la mujer. Se la honra, se la venera, y se convierte, Shirin, en el ideal supremo de aquellos hombres que están dispuestos hasta a morir por ella.

Kiarostami, hace entonces lo suyo: nos ofrece un magnífico ramillete de femeninos rostros iraníes (con inclusión, por su admiración, de las más famosas actrices nacionales: Taraneh Alidoosti, Mahnaz Afshar, Golshifteh Farahani, Behnaz Jafari, Leila Hatami… a las que acompaña su estimada actriz francesa, Juliette Binoche) y los reparte entre caras juveniles, maduras, madres y abuelas, cada una luciendo un discreto (o ningún) maquillaje y con su hiyab en la cabeza cual apreciables vírgenes. Un cierto lapso que no sobrepasa los dos minutos, nos permite apreciar cada rostro en su forma, su expresividad, su particular belleza… y nos da la oportunidad –si queremos- de ver, más adentro, lo que cada una es y representa para la humanidad entera.

Se exalta así la singular grandeza de la mujer, diciéndonos: ¿Cuál es tu Shirin?, ¿Cuál te enamora?, ¿Por cuál de ellas serías capaz de morir?

No todos los hombres, por supuesto, están dispuestos, o en capacidad, de recibir este regalo. La mayoría ha visto muchos rostros y con ésto les basta, pero jamás han contemplado ninguno procurando ver su alma. ¡Ésta es tu oportunidad!

Con, <<SHIRIN>>, Kiarostami, nos hace el regalo de sustraernos del agite inane del mundo, para invitarnos a ver el significado de la quietud, el movimiento interior, los sets del sentimiento, la música del espíritu… y si acaso logras verlos, te darás cuenta enseguida de que ésto es un gran tesoro.
Luis Guillermo Cardona
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