Acertado debut de Eastwood como director, desde luego.

Su sello clásico, su tono inquietante y la lacerante misoginia de que haría gala en algunas de sus películas primerizas aparecen aquí perfectamente esbozadas.

El tramo inicial es un poco vacilante, pero coge tono rápidamente, y sin duda la película adquiere intensidad y crudeza en grandes dosis. Su toque hitchcockiano es evidente, sus ciertos socavones de ritmo también, lo que le emparenta bastante con el cine primerizo de De Palma, aunque diría que algo más interesante.

El poder devastador que una mujer puede lograr frente a un hombre es atroz, como se puede observar.

Naturalmente, quienes nos cuelga un rabo de los piernas tampoco estamos libres de culpa.

Todos somos culpables por existir. Yo quizá debería comenzar a disculparme.

Notable, en cualquier caso.