Parece mentira que el mismo director de la muy interesante "Un funeral de muerte" haya perpetrado, tres años antes, este atentado contra la novela de Ira Levin, una feroz crítica contra la sociedad estadounidense que ya había sido adaptada al cine, incidiendo en la faceta más oscura de la obra, en 1.975, con resultados mucho más estimulantes (claro que entonces la adaptación corrió a cargo de William Goldman).

Y es que Hollywood, escaso de ideas, se dedica a tirar de filmoteca, a ver que se puede versionar, y todo para nada, porque la mayoría de esos "remakes" no logran interesar al gran público y, desde luego, contados son los que pueden hacerle sombra al original, por muy mediocre que aquel fuera.

En fin, centrándome en la película que nos ocupa, un intento de divertimento que fracasa estrepitosamente, pese al elenco de relumbrón y al dinero invertido, quedándose en la típica película de relleno para sobremesas aburridas, ideal para descabezar un sueñecito con el runrún del televisor.