Haz click aquí para copiar la URL
España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
9
Romance. Comedia Howard Bannister es un joven musicólogo, serio, tímido y despistado. Va a San Francisco con su novia para participar en una convención y obtener una beca de investigación. Allí conoce a Judy Maxwell, una joven vitalista con la que vivirá las situaciones más disparatadas. (FILMAFFINITY)
10 de enero de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
08/08(09/01/22) Con motivo del reciente fallecimiento de Peter Bogdanovich me he decidido a revisionar una de sus grandes películas como es esta alocada comedia, homenaje diáfano a los clásico de la época dorada de Hollywood, a las screw-ball, y sobre todo con una idea motriz inspirada en la gran “La fiera de mi niña” (1939) de Howard Hawks.

Peter Bogdanovich (30 de julio de 1939 - 6 de enero de 2022) fue un director, escritor, actor, productor, crítico e historiador de cine estadounidense. Uno de los " New Hollywood directores", Bogdanovich comenzó como un periodista de cine hasta que fue contratado para trabajar en Roger Corman 's The Wild Angels (1966). Tras el éxito de esa película, dirigió su propia película Targets (1968), un éxito de crítica. Obtuvo un amplio reconocimiento por su aclamada película sobre la mayoría de edad The Last Picture Show (1971). La película recibió ocho nominaciones al Oscar, incluida a Mejor Película, con Bogdanovich recibiendo nominaciones a Mejor Director y Mejor Guión Adaptado, y Ben Johnson y Cloris Leachman ganando Oscar por sus papeles secundarios. Después de The Last Picture Show, dirigió la comedia What's Up, Doc? (1972), gran éxito de taquilla, y otro éxito de crítica y comercial (la tercera más taquillera del año), Paper Moon (1973), le valió un Globo de Oro a la nominación al Mejor Director. Tras este arranque glorioso, pro el que llegó a ser comparado con Orson Welles, entro en una decadencia, sus tres películas siguientes fueron todas fracasos críticos y comerciales. Bache del que desgraciadamente apenas levantó cabeza en las décadas posteriores.

Peter Bogdanovich se había conseguido un contrato de estudio para hacer una película con las entonces pujantes estrellas Barbra Streisand y Ryan O'Neal. Lo que no tenía era un guión. Entonces, llamó a los guionistas Buck Henry (“El Graduado”) y Robert Benton (recién salido de “Bonnie And Clyde”) con la solicitud de que le proporcionaran una versión moderna del clásico loco Bringing Up Baby, que con la ayuda de David Newman (también en los créditos del film de la pareja de atracadores) daría como fruto este libreto sensacional, cargado de situaciones disparatadas, con diálogos ingeniosos, personajes bien definidos, y creando un efecto bola de nieve soberbio donde a cada minuto que pasa el relato se va embalando más y más.

Comedia romántica con claros efluvios a los clásicos de los 30 y 40 de Hollywood (esto claro ya desde los créditos iniciales donde una mano pasa los nombres que hay en un libro), una trepidante película hecha para disfrutarla de principio a fin, sin más pretensión que sacarte algunas sonrisas con una historia cargada de McGuffings (las 4 maletas), pero sobre todo repleta de imaginación e inventiva puesta al servicio de entretener y al espectador, con un tropel de guiños al cine mencionado. Protagonizada por unos espléndidos Barbra Streisand y Ryan O'Neal, con una química sensacional, claramente bebiendo de Cary Grant y Katherine Hepburn, y un estilo humorístico cercano por momentos a los Marx, por lo del caos en que va desembocando la acción. Streisand ejerce (también) de alter ego femenino de Bugs Bunny, se nos presenta comiendo zanahorias, el final con la emisión en una pantalla de los cortos de la Warner, pero sobre todo su personalidad gamberra-traviesa lo certifican, asimismo podría ser una Pepe Le Pew (¿?), para actuación espectacular, con una energía y vis cómica impresionante, incluso cuando canta queda maravillosamente (“As time goes bye”) encajado en la cinta. O’Neal aporta (con esas gafas de montura de cuerno para intentar afearlo) el contrapunto flemático que se ve arrastrado por el tsunami Judy (Streisand), vemos su resistencia, pero como se va ablandando gradualmente, y ello con sus dosis de humor elegante.

El director demuestra un gran amor y sabiduría en los resortes de la comedia (veo trazas a Blake Edwards, ejemplo claro es “El guateque”) jugando con el slapstick, el humor absurdo, las réplicas, los equívocos, los trampantojos, suplantación de personalidades, las roturas accidentales de ropa, los accidentes, las coincidencias, enredos, ladrones torpes, joyas a robar, espías idiotas (el que hay va siempre para disimular arrastrando una bolsa de palos de golf), documentos secretos, el vodevil con ese pasillo (toque Lubitsch) con puertas que se abren y cierran (con ascensor al fondo), gente en la cornisa de un alto hotel, rocas prehistóricas, guiños cinéfilos (“Casablanca” o “love Story”) la prometida castradora del galán, este un pardillo ingenuo, la protagonista un mujer impulsiva y juguetona que encandila con su carácter jovial y divertido, pero que con sus locuras va envolviendo en una espiral demencial al protagonista, con esa ‘cita’ bajo la mesa, el baño de espuma, con varios clímax, como esa habitación de hotel ardiendo y por supuesto la Épica persecución (claramente influenciada por las de el Coyote y el Correcaminos del Warner, no en vano la producción es de esta compañía) por las calles de San Francisco (este un personaje más), creando una imagen icono del séptimo Arte como es Streisand y O'Neal subidos en un triciclo repartidor de pizzas, hasta derivar todo en un una vista judicial delirante. Por en medio hay hasta un tributo a las clásicas películas silentes de humor con una batalla en medio de un sarao donde las tartas vuelan para reventar sobre rostros. Todo para acabar de modo Homérico riéndose de la cursi y ñoña “Love Story” protagonizada precisamente por Rayn O’Neal. Además de ser disfrutables su maravilloso elenco de secundarios que realzan y dan lustre al humor, como la debutante Madeline Kahn como la irritante prometida del prota, Kenneth Mars como jocoso villano amanerado, Austin Pendleton como un solaz mecenas (con una imagen que Los Simsons copiaron para Artie Ziff) y un sublime Liam Dunn como el infortunado juez (se toma una pastilla para acordarse de tomarse otra, y esa no sabe para lo que es).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow