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Voto de Schranz:
10
Drama Un ambicioso actor de teatro (Brandauer) no duda en concentrar todos sus esfuerzos en adular el nazismo con tal de lograr el éxito en su profesión. Llega incluso a casarse con la hija de un importante prohombre del régimen para poder medrar. (FILMAFFINITY)
5 de enero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, me encantó la primera vez que la ví con mi padre. Es extraordinaria la forma que tiene de transmitir la historia de un actor de teatro, dentro del marco histórico que acontece desde el ascenso del nacionalsocialismo, a finales de los años 20 del siglo XX hasta que dentro del propio régimen dictatorial del nazismo, el protagonista descubre su posición como marioneta afín al Estado. Situación que Hendrik (protagonizado por el excelentísimo Klaus Maria Brandauer) denostaba al comienzo en sus inicios dentro de la carrera de actor en la ciudad de Hamburgo. Él quería un teatro para el proletariado donde hubiese una conjunción dentro de la función de los espectadores con los actores. Se quiere distanciar de esa ideología que comienza a coger fuerza dentro de la ciudadanía (nazismo), entra en confrontación con uno de sus compañeros que ya es afiliado al NSDAP, Micklas. Hendrik, demuestra su desequilibrio mental, es ambicioso, quiere llegar a ser un grande en los mejores teatros del país, pero quizás en su vida personal no tenga claro lo que quiere. Da a entender sus propias frustraciones siendo un niño en un gesto de confesión recién casado a su mujer. Su mujer y su suegro tienden a meterse más en aspectos políticos en esa nueva Alemania. Firma un contrato por 200 marcos al mes en Berlín. Allí da el salto a altas esferas en fiestas gracias a una gran actriz reconocida, Dora (la que le avisa, ella prefiere ir a América y no servir de instrumento a ninguna ideología), y penetra en ese círculo donde a medida que asciendes, el gobierno también exige mayor grado de que te inmiscuyas al nuevo régimen. Comienza una vorágine de sentimientos de responsabilidad y supervivencia a dicho régimen que gracias a su nueva mujer, Nicoletta, pretende sobrevivir huyendo hacia delante, con discursos sobre la cultura y el arte que ni el mismo se cree, consciente de que un paso en falso le deja fuera de todo.

La interpretación de Rolf Hoppe es espectacular como "ministro de cultura".
Muy intensa, muy buena. Es de lo mejorcito que he visto.
Schranz
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