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España España · Madrid
Voto de Pedro:
9
Drama. Romance Alemania después de la II Guerra Mundial. Michael Berg (David Kross), un chico de quince años, pierde el conocimiento mientras regresa del colegio. Hanna Schmitz (Kate Winslet), una mujer seria y reservada que le dobla la edad, lo recoge y lo lleva a su casa. Entre ambos surge un apasionado y secreto idilio que se ve interrumpido por la misteriosa desaparición de Hanna. Ocho años más tarde, siendo estudiante de Derecho, Michael vuelve a ... [+]
13 de febrero de 2009
44 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
He llorado.

"Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos..."

"Un nuevo personaje había aparecido en la localidad: una señora con un perrito."

"La mujer que armaba todo aquel alboroto vestía un abrigo de astracán, desabrochado..."

"Si no dejas de llorar, nunca serás como Tintín."

Homero, Chéjov, Pasternak, Hergé y tantos otros... Libros, libros y más libros conforman el universo que construyen la hermética Hanna Schmitz y un adolescente Michael Berg, y con ellos engendrarán una epopeya de amor que en la primera parte de la película se desarrolla con imágenes precisas, armónicas, una dirección bien planificada y unas interpretaciones llenas de naturalidad que van cargando de fuerza a los personajes.

Kate Winslet, David Kross, Ralph Finnes... Los actores saben leer a la perfección lo que el elaborado guión de papeles complejos y ricos en matices requiere de ellos y cumplen con creces dando incluso más de lo que uno esperaría. Principalmente ella, con esa mezcla de frialdad y dolor que expresa sin necesidad de palabras: en sus ojos. Así, todo envuelto con una fotografía detallista y una partitura de clasicismo contemporáneo -sin estruendos, sin extravagancias, pero precisa-, el equipo de esta película con Stephen Daldry al frente honra la gran novela parcialmente autobiográfica de Bernhard Schlink en la que se basa.

En la historia irrumpe de modo sorprendente y sobrecogedor una segunda parte poderosa, en la que estalla esa fuerza acumulada en la descripción inicial de los personajes para darnos momentos de cine de verdad, del que uno agradece que aún sea capaz de crearse entre tanta mediocridad. Se masca la tragedia, desde el patio de butacas se siente lo que viven los protagonistas... Con el paso de los minutos la capacidad de comprender los secretos de Michael y Hanna se va haciendo directamente proporcional a nuestro nudo en la garganta. La culpa, el remordimiento, la liberación... Las imágenes de Michael y su hija a los pies de una lápida mientras el plano retrocede y el fundido en negro deja sólo sus voces traen las lágrimas: un día conoció a una mujer mayor que él que le ayudó en la calle... Lloré.

"Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos..."
Pedro
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