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España España · Málaga
Voto de Sigma:
5
Comedia. Musical. Romance París, 1900. Gaston es un joven millonario que se aburre, a pesar de ser el soltero más perseguido de toda la ciudad. Gigi es casi una niña, no tiene todavía edad para bailes y amoríos. Pero Gaston es amigo de su familia y la visita con frecuencia. La abuela de Gigi sueña con una boda entre Gastón y su nieta. Pero los planes de Gaston con respecto a Gigi no tienen nada que ver con el matrimonio. (FILMAFFINITY)
26 de junio de 2011
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de que el gusto del público americano hacia los musicales que se habían venido produciendo industrialmente en Hollywood desde hacía varias décadas cambiara, Minnelli, considerado por muchos el padre del cine musical moderno, supera toda expectativa y es agraciado con nueve Oscars, entre ellos el de mejor director, por su película “Gigi”, basada en una novela homónima de 1944.

“Gigi”, es la historia de un adinerado parisino, Gaston Lachaille (Louis Jourdan), que aburrido de alternar con mujeres de toda clase y hastiado de la vida de fiestas, paseos en carruaje, banquetes y vacaciones en la playa, se enamora sorpresivamente de la joven Gigi (Lesli Caron), antigua amiga, pues su frescura y espontaneidad, cualidades harto difíciles de encontrar en el París de la alta sociedad de 1900, consiguen despertar en él la llama del amor. A pesar de los consejos de su otoñal y libertino tío, Honoré Lachaille (magistralmente interpretado por Maurice Chevalier), de que siga viviendo la vida y libe de los placeres de toda flor a su alcance, Gaston acaba contrayendo matrimonio.

Sin duda alguna, la huella dejada por Minnelli en los musicales es destacada, sírvanos a modo de ejemplo sus obras “Cita en San Luis” y “Un americano en París”, películas que dejaron canciones y momentos inolvidables en la historia del cine, así como guardar en su haber estrellas tan fulgurantes como Judy Garland (quien se convertiría en su esposa), y Gene Kelly. Fiel a su concepción del cine, Minnelli nos ofrece una película llena de colorido donde cada personaje trata de caracterizarse con tonalidades diferentes (trabajo mucho más conseguido en la primera película completamente musical de todos los tiempo, la francesa de 1964, “Los paraguas de Cherburgo” del director Jacques Demy). Junto al color, hallamos su gusto por las películas de época, de modo que repite con el París de la Belle Époque, donde encontramos escenarios barrocos y estridentes, aparatosos vestidos y gestos afectados que tanta extrañeza provoca al hombre moderno.

Pero, a pesar de sus nueve estatuillas, “Gigi” me parece una película frívola y desnatada, que se aleja considerablemente del retrato parisino del libro, donde se refleja cómo muchas mujeres humildes eran adiestradas en el arte de las cortesanas en un intento de huir de la miseria. Es una película donde no se conecta con los personajes, por distantes, y cuyos números musicales se convierten en algo ansiado con tal de escapar de escenas donde los parlamentos sobre langosta y sedas se vuelven pesados y aburridos. Lamentablemente, en el apartado musical, tampoco hay gran cosa. Las dos canciones más destacadas de la película podríamos decir que son “Thank Heaven for Little Girl” (de la que hoy día podría hacerse una parodia sobre la pederastia al ver a un hombre mayor cantar tal cosa), y “I Remember It Well”, canción que posteriormente dará título a la biografía del director.

Lo mejor: Maurice Chevalier.
Lo peor: Escaso interés del protagonista.
Sigma
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