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Voto de Sergio Berbel:
5
Cine negro. Intriga. Drama Un buscavidas manipulador (Bradley Cooper) se alía con una psiquiatra tan embaucadora como él (Cate Blanchett) para timar a los ricos de la sociedad neoyorquina de los años 40. Nueva adaptación de la novela de William Lindsay Gresham, llevado al cine con anterioridad por Edmund Goulding en 1947.
3 de abril de 2022
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guillermo del Toro hace tiempo que abandonó el camino del cine de autor y de calidad para dejarse llevar por el sendero más cómodo, caliente y mejor remunerado del cine netamente comercial, bueno, porque su presencia final es buena y hay calidad en el producto (nunca mejor dicho) que ofrece, pero tan palomitero como el malo.

Desde que nos despertó la curiosidad por aquel (entonces todavía) cineasta inclasificable que mezclaba fantástico con memoria histórica en “El espinazo del diablo” y nos encandiló como pocos para siempre con su obra maestra definitiva, “El laberinto del fauno”, hasta este Guillermo del Toro de “La cumbre escarlata”, “La forma del agua” o “El callejón de las almas perdidas”, hay un abismo demasiado amplio que no ha sido capaz de saltar y ha terminado siendo una sombra de lo que era.

A “El callejón de las almas perdidas” le pasa lo mismo que a “La forma del agua”, adolece de exactamente las mismas carencias y demuestra idénticas virtudes formales. Son almas gemelas, por desgracia. Un virtuosismo visual, un barroquismo en la puesta en escena, una capacidad apabullante de crear bellísimas imágenes, todo ello siempre al servicio de guiones blandos, previsibles (he llegado a adivinar, no sólo situaciones, sino incluso frases de diálogos mientras la veía, e incluso su final, que resulta lo peor), rutinarios, comerciales, sin alma, meramente funcionales, más de lo mismo una y otra vez.

En el caso de esta cinta, acaba resultando aún más triste: porque tanto alarde de producción, tal derroche presupuestario, tal genialidad en la caligrafía visual, para una historia que sólo logra hacerte añorar durante su visionado a la gran serie de HBO “Carnivàle” en su primera mitad, con algunos ecos expresos de “El hombre elefante” de David Lynch, para ir desbarrando en una segunda parte muchísimo menos interesante hacia los trillados caminos del thriller de estafadores, tantas veces visto y tantas por ver aún.

No entiendo cómo la capacidad innata de Guillermo del Toro, el alarde de producción de su diseño, la pléyade actores y actrices de primer nivel que abarrotan el objetivo virtuoso de la cámara… se acaban utilizando para contar lo de siempre y como siempre. Por cierto, otro error de bulto supone el hecho de que el protagonista absoluto de la película, Bradley Cooper, no sea ni de lejos quien destaque en esta cinta ante interpretaciones netamente superiores a éste, como las de las diosas Cate Blanchett y Rooney Mara (verlas de nuevo juntas me ha hecho suspirar en sesión continua por cine de verdad como “Carol” de Todd Haynes). Quedan enormemente desaprovechados grandes secundarios de la cinta como Toni Collette, Willem Dafoe o David Strathairn, ni más ni menos. Un auténtico desperdicio de talento.

Cuando además te enteras que estamos ante la segunda adaptación a la gran pantalla de la novela de William Lindsay Gresham, te preguntas que necesidad había de contar a estas alturas de vida una historia mil veces contada antes, a pesar del celebérrimo virtuosismo de Guillermo del Toro.
Sergio Berbel
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