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Voto de Sergio Berbel:
10
Romance. Drama Elena imparte clases de baile, mientras que Dovydas trabaja como intérprete de lenguaje de signos. En el momento en que se conocen, se establece un hermoso vínculo entre ellos. Sin embargo, su relación será puesta a prueba cuando Dovydas confiesa a Elena que tiene sentimientos románticos por ella, pero que es asexual, es decir, no siente y nunca ha sentido deseo sexual por otra persona. (FILMAFFINITY)
22 de mayo de 2024
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cineasta lituana Marija Kavtaradze me subyuga con su valiente, iconoclasta y provocadora película “Slow”, un film magnífico en su planteamiento y resolución y que logra hacerme levitar en algunos momentos del mismo. En los tiempos del sexo en Tinder convertido también en pulsión consumista, la cinta nos habla de una relación asexual; en los tiempos de las relaciones normativas y el neoconservadurismo en las costumbres que vivimos, nos plantea que existen tantos tipos de relaciones como seres humanos. Sí, “Slow” me parece una maravilla y un enorme descubrimiento. Un film de apariencia sencilla para relatar una historia profundamente compleja.

Llevo mucho tiempo afirmando allá por donde quieren escucharme que el sexo está sobrevalorado y que me parece enfermiza esta necesidad de “consumo sexual” que existe en la sociedad actual, más tendente al usar y tirar que a fomentar relaciones sentimentales serias y sólidamente construidas. El personal anda por ahí con necesidad de sumar muescas en su cuenta sexual. El protagonista de este portentoso film, Dovydas, es traductor de lenguaje de signos y asexual; un día conoce a una bailarina de danza contemporánea, Elena, que se enamora perdidamente de él y que tendrá que hacerse a la idea de que a su novio no le interesa el sexo. Ante esta tesitura, pronto son conscientes de que los cánones ortodoxos de relación no sirven para su situación de pareja y tendrán que pactar una normativa propia.

La majestuosidad de la cinta se sostiene en dos elementos fundamentales: el extraordinario y profundísimo guión de la propia directora lituana y la interpretación inconmensurable de su pareja protagonista: si lo de Kestutis Cicenas es fantástico, la forma en la que la maravillosa actriz Greta Grineviciute encarna a Elena es de esas que dejan poso y una huella indeleble en el corazón del espectador, que no puede dejar de prendarse de una chica que ha logrado ser bailarina profesional sin tener el cuerpo adecuado para ello y un novio sin que éste responda a los cánones establecidos para una “pareja normal” aceptada por la sociedad.

Sus 104 minutos de metraje vuelan sin que te des cuenta y te dejan con ganas de muchísimo más. Cuando termina y dejas pasar el rato, vas comprendiendo la profundidad de la propuesta, portentosa propuesta, que se alzó con el galardón a la Mejor Dirección en la edición de 2023 del mítico Festival de Sundance.
Sergio Berbel
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