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Voto de Sergio Berbel:
10
Comedia. Drama Gloria, un ama de casa frustrada, malcasada y adicta a las anfetaminas, vive en una casa de vecinos de un barrio humilde con su marido, que es taxista, sus hijos y su suegra. Compagina las labores del hogar con el trabajo de asistenta en otras casas. (FILMAFFINITY)
29 de mayo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría el año 1984 cuando se rodó una de las películas más feministas que haya parido nuestro cine. Y Pedro Almodóvar tuvo que ser su autor. Aunque el Almodóvar al que yo idolatro es el del melodrama desaforado e imposible, la tragicomedia que es “¿Qué he hecho yo para merecer esto!” es de las que dejan marca indeleble y, lo que es más importante, te hacen reír con situaciones que, una vez desmigadas, son ciertamente insoportables, utilizando a veces el puro surrealismo como válvula de escape (impagable la niña con telequinesis). Con la risa se combate la dureza de ser una mujer de nuestro tiempo.

Porque corren los años 80 para el personaje que magistralmente protagoniza Carmen Maura que, a pesar de llevar toda la carga del cuidado de la casa, tiene que trabajar también como limpiadora en todos los lugares en los que encarta. Porque su vida no puede ser más real, o sea, más insoportable: hacinada en un piso colmena con vistas a la M30, está casada con un taxista que vive enamorado de una antigua relación que tuvo con su jefa cuando trabajó en Alemania; con la madre de éste, su suegra (enorme Chus Lampreave) que se siente enclaustrada fuera del pueblo y que guarda bajo llave el agua con gas y las magdalenas por pura tacañería; con un hijo de 14 años que ya trafica con sustancias psicotrópicas en el barrio; con otro menor que es autosuficiente a través de relaciones sentimentales con hombres mayores; y apenas si subsiste y jamás llega a fin de mes por más que se deslome para intentarlo en una soledad femenina apabullante.

Su refugio tan sólo llega desde la sororidad de su vecina Cristal (enorme Verónica Forqué), que es puta pero es la única con un corazón inmenso en aquel lodazal humano que resulta ser la vida de Gloria, la única ayuda, su único remanso de paz. Además, todo comienza a complicarse cuando comienza a limpiar en la casa de un escritor cliente de Cristal y entonces será cuando la vida le demuestre que todo es siempre susceptible de empeorar.

Como suele ocurrir con el cine de Almodóvar, una película de mujeres donde los personajes masculinos son mero complemento de la narración, aunque con unas señales estéticas tanto en caligrafía visual como en decorados impropias de su filmografía para subrayar acertadamente la miseria ancestral en la que habitan sus personajes marginales.

Dicho sea de paso, la televisión que tienen en tan humilde casa da lugar a algunos cameos y situaciones cómicas de esas que no se olvidan una vez que la carcajada las premia como merecen, como el anuncio de café o la canción de “La bien pagá” cantada por el propio cineasta haciendo de Miguel de Molina. Puro Almodóvar en vena, como debe ser.
Sergio Berbel
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