Esta destartalada comedia de Netflix nos pone en la piel de tres limpiadores (no camareros) de un hotel que deben acabar con una malvada banda terrorista.
La película, obviamente, es un trasunto de La Jungla de Cristal, y, si bien se agradece el intento de deconstrucción del ya clásico film de Bruce Willis, el intento se queda a medias, debido a la falta de gancho y carisma de la mayoría de personajes y al tipo de humor por el que apuesta.
Los unicos personajes que estan bien aquí son los interpretados por el gracioso Adam DeVine y el de la atractiva Rhona Mitra, el resto son bastante desagradables o molestos, especialmente el niño rico y su criado, que resultan directamente repulsivos a varios niveles.
En fin, otro problema radica en que la película es demasiado fantasiosa, nada resulta creíble, y, si bien es algo que tampoco importa demasiado en el genero, se necesita al menos un mínimo de coherencia, un mínimo que aquí no existe. Todo es demasiado surrealista y pasado de vueltas, lo que fatiga al espectador.
Por último, el tipo de humor de la nueva comedia americana, popularizado gracias a la infame American Pie, es demasiado infantil, moviéndose exclusivamente entre las bromas escatológicas y las sexuales, lamentablemente vulgar.