Haz click aquí para copiar la URL
Reino Unido Reino Unido · Birmingham
Voto de Peaky Boy:
8
Thriller Simon (James McAvoy), un empleado de una casa de subastas, se asocia con una banda criminal para robar una valiosa obra de arte. Pero, tras recibir un golpe en la cabeza durante el atraco, descubre, al despertarse, que no recuerda dónde ha escondido el cuadro. Cuando ni las amenazas ni la tortura física logran arrancarle respuesta alguna, el líder de la banda (Vincent Cassel) contrata a una hipnoterapeuta (Rosario Dawson) para que le ayude a recordar. (FILMAFFINITY) [+]
31 de marzo de 2013
48 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve Danny Boyle con un nuevo thriller psicológico que se aleja un poco de la línea de sus últimos trabajos, y nos recuerda a esa genial cinta, Tumba Abierta “Shallow Grave, 1994” con la que comenzó su satisfactoria carrera como director de cine. Un nuevo triángulo amoroso, decadente, erótico, intenso, con un James Mc Avoy que, tras hacer de cómplice en el robo de una obra de arte en la subasta donde trabaja, recibe un golpe en la cabeza, olvidando así el paradero de dicha pintura. Vincent Cassel, en el papel de jefe de la banda, tras cerciorarse a conciencia de que efectivamente, el joven no recuerda nada, decide ponerlo en manos de una hipnotista (Rosario Dawson) para que indague en su mente y averigüe la localización de la valiosa pieza.
Gran puesta en escena del realizador, consiguiendo, la nada fácil tarea, de dar un nuevo enfoque al muy recurrente género de robos y atracos. Cuando ya parecía que estaba todo visto en el mundo de las bandas de atracadores, se nos presenta este hipnótico paroxismo cargado de giros inesperados, saltos temporales y sorprendentes interpretaciones cargadas de fuerza y emoción.
Un ejercicio onírico de gran astucia que conseguirá engañar al espectador en varias ocasiones, con ciertos toques de influencia del maestro Lynch, aunque con una línea argumentativa mucho más sencilla de seguir.
La fotografía, a cargo del consagrado Anthony Dod Mantle, el cual ya dejó imágenes para la historia, como sus aportaciones al movimiento Dogma 95 (Celebración, Dogville), o la reciente y espectacular imagen en slow motion conseguida en la no tan genial película, Dredd. Su asociación con Boyle ha resultado todo un acierto, proporcionado a las escenas una estética más transgresora mediante la utilización de planos picados, enfoques y encuadres torcidos, y primeros planos aberrantes que cargan y acentúan la actuación de los actores, en concreto del expresivo Cassel, que con su desquiciada mirada, sigue creciendo cada vez más, no sólo en reconocimiento, sino también en calidad interpretativa.
Un nuevo éxito para un director que ha conseguido reponerse y sobrevivir a la alargadísima sombra de su obra maestra “Trainspotting”, logrando la ardua tarea de que cada vez se le reconozca menos por la misma, y más por sus recientes títulos.
Peaky Boy
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow