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Reino Unido Reino Unido · Birmingham
Voto de Peaky Boy:
8
Drama Anders está a punto de acabar un tratamiento de desintoxicación en un centro rural. Como parte de su terapia, una mañana va a la ciudad a una entrevista de trabajo. Aprovechando el permiso, se queda en la ciudad y se encuentra con gente que hacía mucho tiempo que no veía. Es un hombre inteligente, guapo y de buena familia, pero se siente profundamente perturbado por las oportunidades que ha desaprovechado y por las personas a las que ha ... [+]
4 de febrero de 2014
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El corazón roto, el final del primer amor, amistades que se separan por otros diez interminables meses, el llanto que brota al ver la risa en las fotos, el viaje de vuelta, un te quiero sin dueño, volver a empezar. El mar en calma, el viento seco que cubre de arena fría la torre sin vigilante. El chiringuito sin hamacas donde contemplar la puesta de sol. El día más largo, la noche más corta, despertarse con el alba en la playa y no encontrar las zapatillas, caminar con la brisa de la mañana hasta la orilla y sentarte junto a la chica de rubio cabello y falda blanca que sonríe mientras le ofreces tu chaqueta, la rodeas con el brazo mirando el amanecer y deseando que el tiempo se detenga para siempre. No hay nada tan melancólico como el final del verano.
El título ya nos provoca esa sensación de vacío y soledad que, durante los 90 minutos de metraje, no se separará de nosotros ni un solo instante. Trabajo minimalista que explora, de forma minuciosa, lo terrorífico que supone enfrentarse al proceso de rehabilitación de la adicción a las drogas para un hombre de mediana edad. Delicado ejercicio narrativo que ahonda en lo más profundo de los miedos de un ex drogadicto que pasa por una crisis existencial, a consecuencia de una sociedad que le cierra continuamente las puertas y que parece no tener sitio para él. Tratando de rehacerse como persona, explorará la ciudad, a los conocidos y a sí mismo con el fin de buscar un significado a esta vida que se empeña en poner las cosas tan difíciles.
Oslo, 31 de agosto de 2011, la capital noruega se queda sin palabras tras el estreno de la nueva película de uno de sus directores más prometedores. No fue hasta diciembre de ese mismo año cuando, de visita por Polonia, me llegaron oídas de que un drama psicológico nórdico estaba causando sensación a su paso por una gran cantidad de festivales de cine. Más de dos años después, por fin llega a los cines españoles en lo que imaginamos será un estreno muy selecto y fugaz por las carteleras. Más vale tarde que nunca, dice el refrán, y sobre todo teniendo en cuenta la gran calidad de esta cinta que hará que la espera haya merecido la pena. La trama comienza con fuerza, un sujeto tratando de suicidarse en un lago; un intento brutal no sólo por lo desesperado del acto en sí, sino por la insensatez de este hombre que, con el juicio completamente nublado, deja el éxito de la funesta empresa en manos de su fuerza de voluntad. Una tentativa tan descorazonadora como imposible en su ejecución al atentar contra el más elemental instinto de supervivencia. Inmediatamente después de haberlo visto tocar fondo, empezaremos a conocer y entender las causas que han llevado a Anders hasta esa crítica situación.
Joachim Trier realiza un trabajo magnífico tras la cámara adaptando de forma muy libre la novela de Pierre Drieu La Rochelle, El fuego fatuo. El director vuelve a contar, como ya hiciera en su primer filme, Reprise, 2006, con Anders Danielsen Lie, al que utiliza como herramienta principal para el evocador estudio que hace sobre la fragilidad de la mente. Un actor que firma una interpretación asombrosa, con tanta fuerza que nos absorbe por completo en su vorágine autodestructiva y nos deja a expensas de su propia suerte. Mediante una serie de travellings de seguimiento, acompañaremos a Anders en un viaje introspectivo mientras deambula, por las calles de Oslo, en busca de un modelo ejemplar que le ayude a encauzar su vida. El entorno será la clave, viejos amigos, familia, su ex novia, todos jugarán un papel decisivo para conseguir que el protagonista tome una decisión acertada; o por el contrario será el detonante que le haga falta para darse cuenta de que por mucha gente que conozca, su vida seguirá siendo tan miserable y solitaria como lo era antes de su etapa de desintoxicación. El actor será el centro de atención en todo momento, su presencia se convertirá en un imán que nos impedirá apartar la vista de la pantalla, incluso después de que hayan empezado a salir los créditos finales.
Jakob Ihre nos deleita con una sensacional fotografía gracias a la cual se llevó el premio en el festival de cine de Estocolmo. Elegante y modesta a partes iguales, se encarga de retratar perfectamente ese turbulento escenario emocional por el que se mueve el protagonista. Un estupendo trabajo de composición que funciona a la perfección junto al guion escrito por el propio Trier y su fiel colaborador en este apartado, Eskil Vogt. Un magnífico libreto lleno de diálogos muy profundos que esconden una gran crítica social bajo el manto pesimista que los envuelve.
Refinado y nostálgico retrato existencialista de una generación de jóvenes procedentes de buenas familias, con un alto nivel cultural y una gran creatividad, cuya rebeldía les condenó al ostracismo social de los adictos a las drogas duras. Víctimas de su tiempo que sufrieron la hipocresía de una sociedad estratificada y altiva que nos da la mano cuando menos la necesitamos, y nos pone la zancadilla cuando intentamos levantarnos. Romántico estudio que refleja perfectamente esa sensación tan plácidamente triste que supone el final del buen tiempo y la llegada de un largo periodo de frío y oscuridad, en el que la gente se despide a lo grande de las terrazas y las fiestas en la piscina para, finalmente, contemplar con impotencia aquella fugaz etapa de transición que, como dijo Garcilaso, debe de disfrutarse antes de que el momento pase para siempre, “marchitará la rosa el viento helado. Todo lo mudará la edad ligera por no hacer mudanza en su costumbre”
Peaky Boy
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