Siguiendo con el fast food veraniego, nos llega esta variante de otra novela gráfica, 2 Guns adapta el trabajo homónimo de Steven Grant, conocido por dar protagonismo al popular antihéroe de Marvel, The Punisher, como personaje independiente fuera de la saga de Spiderman para la que fue creado. Hollywood sigue tirando de cómic y de momento, parece que les va bien, al menos en cuanto a taquilla se refiere. Contra todo pronóstico, la cinta no destaca por repetir los mismos recursos trillados una y otra vez, ni volver a indagar en el conflicto moral del justiciero y su soledad ante una sociedad que no le comprende, lo que hace que este film resulte una apuesta novedosa y lo diferencie del resto de adaptaciones cómico-dramáticas, es precisamente la frescura, la ausencia de vanagloria en una película donde lo único que destaca por engreído son los protagonistas, que consiguen una simpática complicidad entre ambos imprimiendo a la trama un más que acertado dinamismo.
La cinta arranca con un homenaje a todo un grande del cine; la escena inicial con el atraco a un banco en la ciudad de Tres Cruces resulta todo un guiño a aquella Gran Estafa (La), que organizo Don Siegel en 1973.
El director Baltasar Kormaku, que repite con Mark Wahlberg tras Contraband, 2012, deja clara su habilidad dentro del género de acción, consiguiendo que el argumento transcurra a buen ritmo durante todo el filme. Un filme que se debe a sus dos protagonistas principales, Bobby (Denzel Washington), un agente de narcóticos de la vieja escuela que sabe mantener la calma en cualquier situación, y Stig (Wahlberg), un bocazas mujeriego con un simpático y profundo sentido de la amistad.
La trama comienza con dos ladrones planeando el atraco a un banco. Una vez que lo llevan a cabo, se dan cuenta de que ambos son agentes de diferentes organismos del estado que han sido traicionados. El dinero robado, que resulta ser una cantidad mucho mayor de la que esperaban, terminará desvelando un oscuro secreto muy peligroso. Los dos agentes, tras intentar eliminarse mutuamente, deciden que la mejor forma de salir del conflicto de una pieza es trabajar juntos. Comenzará entonces una cruzada contra todo un ejército de narcotraficantes, policías corruptos, servicios secretos y traiciones por doquier.
Washington sigue en esa línea chulesca que domina desde que alcanzara la perfección conduciendo aquel Monte Carlo negro mientras interpretaba a Alonzo Harris en Training Day, 2001, y vacilaba todo lo que podía al novato Ethan Hawke a ritmo de la más gangsta de las canciones, Still D.R.E. de los raperos Dr. Dre y Snoop Dogg. Por su parte Wahlberg se lleva todas las risas de la cinta, un actor que parece haber encontrado su papel: el de graciosillo de verbo rápido que no teme decir la última palabra aun a riesgo de que le cueste bastante cara la broma. Este último, también productor y cantante, anda muy ocupado últimamente y se deja ver en un rol muy parecido, acompañado de Dwayne Johnson (The Rock), en la cinta Dolor y Dinero, que comparte cartelera en la actualidad junto a 2 Guns.
La historia pierde bastante con respecto al cómic, en parte por motivos comerciales, ya que la narración explícita de un romance siempre vende más, sobre todo si la chica en cuestión es de la talla de Paula Patton, por lo que se decidió recortar del guion original la mayor parte de los giros argumentales para conservar los momentos de mayor trascendencia erótica. No obstante, buena parte de la culpa es del propio tráiler, que desvela que la personalidad de ambos protagonistas no es la que parece durante la primera media hora de metraje (distribuidoras y su manía de condensar lo mejor de una película en el avance comercial de la misma). Afortunadamente, el rápido diálogo de la pareja nos ayudará a paliar esta carencia de factor sorpresa una vez más.