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Reino Unido Reino Unido · Birmingham
Voto de Peaky Boy:
7
Comedia Jon Martello (Joseph Gordon-Levitt), un joven adicto al sexo en general y al porno en particular, intenta ejercer algún tipo de control sobre sí mismo. Jon tiende a deshumanizarlo todo: su apartamento, su coche, su familia, su iglesia y las mujeres. Sin embargo, hasta los ligues más sofisticados no pueden compararse con el placer que obtiene viendo pornografía en su ordenador. Insatisfecho con su vida, decide cambiar. Gracias a la ... [+]
24 de noviembre de 2013
53 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Don Juan Tenorio, uno de los personajes españoles más universales de la historia, ha sufrido, desde su primera aparición en El burlador de Sevilla y convidado de piedra, atribuido a Tirso de Molina en el siglo XVII, una gran evolución tan drástica como necesaria para hacer del mito sevillano un personaje legendario. En sus comienzos, el Don Juan era un hombre valiente hasta la más absoluta temeridad, seductor, libertino y anarquista. Su lucha moral quedaba reducida a la idea de una conveniente extremaunción para ser redimido de sus pecados. Pero el perdón no le llega y, en justo castigo a su desprecio por las normas, arderá eternamente en el infierno. Sin embargo en el S. XIX llegó el romanticismo y, con él, un Don Juan mucho menos preocupado por las consecuencias de sus actos, donde el castigo infernal al que se le condenaba previamente, da paso a un coqueteo con la idea del arrepentimiento y la posibilidad de su salvación. En su obra más popular, Don Juan Tenorio de Zorrilla, 1844, el alma del burlador se redime en nombre del amor. Ya en el siglo XX el personaje fue representado, tanto en la literatura, como en el teatro, la música o el cine, por infinidad de grandes autores, con múltiples y muy dispares personalidades. Incluso el extravagante genio Ingmar Bergman adaptó dos versiones, una para teatro, Don Juan, 1955 y otra para el cine, El ojo del Diablo, 1960. Destacamos, de entre todas las adaptaciones del pasado siglo, el Don Juan, 1963, de Gonzalo Torrente Ballester, un libertino que llega a ser comparado con el mismo diablo, tan anacrónico como misterioso, al que la edad empieza a pasarle factura pues, aunque conserva sus dotes de conquistador, incluso más desarrolladas que nunca, comienza a tener ciertos problemas para llevar esas conquistas a un terreno más “físico”. La novela está dotada de un sutil y rápido humor inteligente lleno de diálogos que, entre Don Juan y su fiel sirviente Leporello, resultan de lo más hilarante con sus ademanes auriseculares en plena revolución tecnológica.
Siguiendo con el proceso degenerativo del mito, el Don Juan del Siglo XXI que nos presenta Joseph Gordon-Levitt es un guaperas de discoteca, italoamericano, con la misma destreza para la seducción que su predecesor, aunque con unos métodos mucho más rudimentarios y una ignominiosa adicción: la pornografía.
El estreno en la dirección de Levitt ha estado marcado por un guion, tan sencillo como efectivo, escrito por él mismo y en el que se relata la vida de Jon Martello o Don Jon, como ha sido apodado por sus amigos dada su habilidad en el campo del flirteo. Un macho alfa con una vida simple y rutinaria consistente en ir trampeando por las noches para redimirse cada domingo por la mañana en misa. Una vez el trámite está resuelto y limpia su conciencia, come junto a sus padres y su hermana en la reunión familiar semanal; y vuelta a empezar. Cuando Jon conoce a Bárbara, una chica tan despampanante como hortera y controladora, su vida comienza a girar en torno a los intereses de esta “cani” genialmente caracterizada por Scarlett Johansson y que, utilizando como arma sus más que llamativos encantos femeninos, obligará a Jon a dejar muchos de sus hábitos de vida, entre los que se incluye el total abandono, de manera incuestionable, de los videos pornográficos. Comenzará entonces una lucha interna del onanista mujeriego que sigue sin disfrutar tanto de las relaciones sexuales reales como lo hace con las virtuales.
El director presenta el tema del machismo desde dos puntos de vista, el del hombre, frustrado al no poder encontrar en la vida real la complacencia y servidumbre femeninas de las que tanto disfruta viendo porno; y el de la mujer, que utiliza el sexo como medio para, aprovechándose de la debilidad y la simpleza masculinas, lograr sus propósitos. Al igual que Michael Fassbender en la película de Steve McQueen, Shame, 2011, el protagonista muestra, en un tono mucho más cómico, los problemas de un hombre para encontrar una vida sexual equilibrada, dando como resultado la pérdida total del control personal y la dependencia enfermiza del lascivo contenido que se encuentra en los rincones más perversos de Internet.
El director y guionista también es el protagonista principal de la cinta, uno de los alumnos aventajados del cazatalentos Warren Zavala que, siguiendo en su línea interpretativa habitual, ahora goza de las prerrogativas que le aporta el hecho de escribir y dirigirse a sí mismo, componiendo un papel a su medida en el que parece encontrarse muy cómodo. Completan el reparto un divertidísimo Tony Danza que, enfundado en su camiseta interior de tirantes, conseguirá que no dejemos de reír en ninguna de sus apariciones como el exaltado padre de Johnny, Jon Sr.
Brie Larson brinda una actuación cargada de originalidad y humor como la hermana de Jon, gracias al papel que el director escribió para ella en un alarde de atrevimiento ya que, pese a lo recurrente de su personaje, sólo pronunciará una frase en toda su interpretación. Una Maggie Simpson convertida en adolescente que, pese a lo lacónico de su papel, consigue despertar en el espectador una agradable sensación de trabajo bien hecho. Una actriz más a la que habrá que seguir la pista y que, como ya demostró en el reciente filme de Destin Cretton Short Term 12, también es capaz de hacerlo realmente bien como protagonista principal.
La última media hora de metraje estará marcada por una moraleja algo cogida por los pelos que restará dinamismo a la rápida comedia. Pese a ello, la siempre correcta Julianne Moore, en el papel de una mujer que está de vuelta de todo, conseguirá que el nuevo Don Juan se cuestione sus principios y hasta su fe. Gordon-Levitt deja las pretensiones para su personaje y firma una atractiva, excitante y, sobre todo, divertida ópera prima que deja las expectativas muy altas a la espera de su próximo proyecto.
Peaky Boy
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