La segunda entrega de Spiderman llegó a los cines solamente dos años después de la primera, avalada por el rotundo éxito de ésta y lo hizo para superar a su predecesora en practicamente todos los aspectos.

Sam Raimi aprovecha todo lo aprendido en la primera película para hacer una secuela que contiene, sin duda, las mejores escenas de la trilogía. El desarrollo de la película da impresionantes cantidades de acción bien rodada y no descuida tampoco los conflictos humanos del protagonista, ahondando en su mente y encontrando soluciones razonables a sus problemas que hacen que todo lo que vemos obedezca a una lógica incontestable. En la parte romántica, Raimi no fuerza los planos y deja que la química entre la pareja fluya para crear asi una historia mucho más bonita que la que nos venden en muchas películas que traspasan la barrera de la ñoñería con frases que pretenden conquistar corazones y lo único que hacen es enquistarlos. Los efectos especiales también son mucho mejores que en la primera película, acoplando a Spiderman dentro de la imagen sin que parezca una pegatina en movimiento (salvo en dos ocasiones, contadas). El guion es muy superior al que vemos normalmente en películas de este estilo y Raimi aprovecha cada línea para preparar dos escenas impresionantes: la del tren y la escena final, que son probablemente lo mejor que se ha visto en una película de superhéroes (sin contar a Christopher Nolan y su magistral visión de Batman).

Tobey Maguire vuelve a ponerse ese traje que "pica un poco" y "tira de la entrepierna" para convertirse definitivamente en un Spiderman perfecto. Además, cuando es Peter Parker, debe afrontar una carga dramática superior a la que tuvo en la primera película y solventa la papeleta de maravilla. Tal vez Kirsten Dunst no esté al nivel de su trabajo en la anterior, pero su química en pantalla con Maguire es muy creíble y eso es fundamental en el engranaje de una película con tanto que contar. El nuevo villano es otro actor consagrado; si en la primera fue Willem Dafoe, aquí es Alfred Molina (uno de los actores más maltratados en lo que a premios se refiere) el que interpreta al Dr. Octopus, uno de los villanos más carismáticos (o el que más) de la historia del hombre araña. Aunque el personaje pierde algunos de sus rasgos principales en el camino de la adaptación, gana una riqueza interior imprescindible para sumar en la película algo más que acción pura y dura. James Franco vuelve a estar a un gran nivel. Rosemary Harris protagoniza una suerte de solilóquio fabuloso que cala en el espectador gracias a la encantadora actriz y tanto J.K Simmons (un perfecto J.J. Jameson) como Bill Nunn cumplen a la perfección con sus respectivos roles. Además, aparece (aunque sea un instante) la fabulosa y preciosa actriz Emily Deschanel, una de mis debilidades.