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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
7
Acción Gira en torno a la aparición de Stonebanks, el otro fundador del grupo conocido como Los Mercenarios, en la vida de Barney. Sus caminos se separaron cuando este se convirtió en traficante de armas, por lo que Barney se vio obligado a intentar matarle. Los Mercenarios se enfrentarán a este villano mientras se debaten entre las viejas y las nuevas tácticas de combate. (FILMAFFINITY)
6 de diciembre de 2014
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Los mercenarios 3 es la tercera entrega de la franquicia de los abueletes potentes. Los "Avengers made in Sly" son ya una de las sagas más exitosas y comerciales de la actualidad. Se lo han ganado a pulso (comentario simplón).

Patrick Hughes dirige Los mercenarios 3. Hughes va como un pato mareado durante gran parte de la película, sin saber muy bien qué es lo que hay que enfocar mientras no se está repartiendo mandanga. Sin embargo, se desenvuelve bastante bien con la acción y... bah... ¿qué coño importa eso? Los mercenarios 3 es una película de hostias como panes, de explosiones hiroshimáticas, de disparos a tutiplén y de testosterona en cantidades industriales. ¿Qué más da su nivel cinematográfico? Esto es diversión pura y dura para quien quiera (o pueda) separar el grano de la paja y conformarse con ver a un Dream Team de clásicos a los que se le suman un puñado de jovenzuelos. Los chascarrillos en forma de homenajes a los actores del reparto son la salsa perfecta para echarse unas risas con una película que desde el principio te dice: "he venido aquí a divertirte; si buscas calidad, mira hacia otra parte". No importa que Hughes se quede clavado cuando se supone que llega el (ligerísimo) peso dramático de la historia, como no importa que Stallone nos cuente que un antiguo miembro de su banda es ahora un malo maloso repitiendo un topicazo extremo (y lo que es más, resultando el mejor argumento de las tres películas que llevamos), y da igual que la lógica se haya perdido en Matalascañas... ¡esto es diversión!

Sylvester Stallone protagoniza la película, obviamente, y en esta ocasión alarga su presencia junto a Schwarzenegger, convirtiéndose en una pareja irrepetible. Son sin duda los Jordan y Bird del All Star. Jason Statham pierde un poco de peso en la historia, pero el tío sigue ahí, con dos galones, haciendo un trabajo muy por encima de lo que se le pide, que es mayormente repartir estopa. Randy Couture y Terry Crews forman otro dúo dinámico de lo más acoplado que va consolidándose más y más en cada entrega. Dolph Lundgren es un poco el acople, el que interpreta al personaje que está ahí simplemente porque sí y eso, en un actor con una carrera tan peculiar como la de Lundgren, es sinónimo de triunfo. Jet Li asoma la cabecita lo suficiente como para que sepas que está presente. Hasta ahí, los All Star que repiten. Luego llegan los novatos, unos jóvenes y otros no tanto. Harrison Ford sustituye a Bruce Willis y hace que no se note su ausencia, y con eso está todo dicho. Antonio Banderas, que escribió él mismo la mayor parte de sus líneas de diálogo y tuvo mucho peso en la construcción de su personaje, es el gran triunfador con una interpretación memorable que hace que suba el nivel cada vez que aparece en pantalla. Wesley Snipes sobreactúa mucho menos que de costumbre, algo que a mí me vale. Los novatos que acaban de salir del cascarón son tres chicos y una chica: Glen Powell, Kellan Lutz, Victor Ortiz y Ronda Rousey (luchadores profesionales los dos últimos); ni frío ni calor con ellos, están ahí y se amoldan a lo que se les pide. El nivel de los villanos de Los mercenarios ha ido en aumento y, en esta ocasión, le toca el turno a un Mel Gibson que, sin esfrozarse lo más mínimo, supura calidad por los cuatro costados y construye a un enemigo realmente atractivo.

Resumiendo: tiros, explosiones, sangre, hostias a mansalva, más tiros, tanques, helicópteros que giran sobre sí mismos, algunas explosiones más, armas espectaculares, más tiros, más hostias, más explosiones, unos cuantos disparos más, cuchillos que compiten, diálogos sonrojantes metidos con calzador para dar pie a explicaciones sobre el argumento y un par de explosiones más: eso es lo que te vas a encontrar en Los mercenarios 3. ¿Quieres sentido común? En una película donde los explosivos con temporizador no explotan cuando varios tanques les castigan el ojete a bombazos, no, amigo, no hay sentido común. ¿Y qué más da? La cosa no va de eso, coño.
Grijander
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