Darkness es una película de terror que lleva la bandera española colgada pero que es de principio a fin un conjunto de clichés americanos que desemboca en un final tan absurdo como necesario.

Jaume Balagueró dirige su tercer largometraje tras Los sin nombre y OT: La película (ésta última tiene delito, pero todos tenemos un pasado). Por primera vez el cineasta catalán escribe el guion de un largometraje (dejaremos OT de lado) a partir de sus propias ideas, pues en Los sin nombre adaptaba una novela de Ramsey Campbell. En este "bautismo", se ven claramente los defectos que siempre han remarcado los detractores del de Lleida: poca coherencia, dificultad a la hora de hilar e incapacidad para cerrar las historias. Lo que sucede en Darkness es que la película parece detenida durante los primeros 50 minutos, que (curiosamente) son los mejores a nivel cinematográfico aunque, como digo, carecen de ritmo. A partir de ahí, la película pisa el acelerador y se mete de lleno en el terror clásico (ruido, cosas que se mueven solas, presencias que aparecen un par de segundos). El problema cuando Balagueró empieza a apretar es que todo se le descontrola y, de repente, nos encontramos con un final que llega sin avisar y que tira de una falsa inteligencia superior para dar al espectador algo en que pensar cuando, realmente, lo que se ve es simple y llanamente lo que hay. Es absurdo el final, sí, pero es necesario para que todo encaje, aunque sea de una manera tan surrealista.

Anna Paquin, joven de buen ver y amante del cine independiente, protagoniza la película con más oficio del esperado por parte de un personaje a medio hacer, que se queda anclado en su sufrimiento y no avanza más de dos pasos sin recurrir una y otra vez a su piedra angular. Lena Olin también cumple con un trabajo muy comedido a pesar de algunos excesos puntuales. Iain Glen se mete en su personaje y consigue ser, por momentos, el "factor miedo" que necesita la película durante los bajones del desarrollo. El pequeño Stephan Enquist cumple, aunque tiene varios de los errores típicos de su edad en las escenas más largas. Fele Martínez está realmente bien, sobretodo en los últimos segundos de la película donde simplemente tirando de semblante serio consigue cambiar de personalidad y, por último, Giancarlo Giannini es el mejor de todos, echando mano de todo lo aprendido en su carrera para poner el broche de oro a un elenco internacional muy acertado.

Resumiendo, que es gerundio: Darkness vive más por sus actores que por sus personajes, igual que vive más por las virtudes inconscientes de Balagueró que por su titubeante guion. Parte de una buena base que no se explota del todo cuando se la necesita y que, cuando se empieza a construir la película sobre ella, da la sensación de no ser tan sólida como aparentaba. Una buena idea más que se queda en película pasable. Pero oye, a mi abuela le gustó, dato curioso que regalo.