No es país para viejos es una de las mejores películas de los hermanos Coen, basada en la novela homónima de Cormac McCarthy. Narra la historia de tres hombres cuyos destinos se cruzan en el desértico paisaje de Texas en los años 80: Llewelyn Moss (Josh Brolin), un cazador que encuentra una maleta con dos millones de dólares en el escenario de una masacre entre narcotraficantes; Anton Chigurh (Javier Bardem), un implacable asesino a sueldo que persigue a Moss para recuperar el dinero; y Ed Tom Bell (Tommy Lee Jones), un veterano sheriff que intenta detener la sangrienta cacería.

Es un thriller magistral que combina la tensión, el humor negro y la reflexión sobre el sentido de la vida, el azar y la moralidad. Los Coen demuestran su maestría en la dirección, el guion y el montaje, creando escenas memorables que juegan con el silencio, el sonido y la elipsis. La fotografía de Roger Deakins capta la belleza y la crudeza del paisaje, y la música de Carter Burwell aporta una atmósfera envolvente.

El reparto es sobresaliente, destacando la interpretación de Javier Bardem, que ganó el Oscar al mejor actor secundario por su papel de Chigurh, un villano frío, calculador y despiadado, que decide el destino de sus víctimas con una moneda o con un arma neumática. Josh Brolin y Tommy Lee Jones también realizan unas actuaciones convincentes y complejas, dando vida a unos personajes que se enfrentan a sus propios límites y dilemas.

No es país para viejos es una película que no deja indiferente al espectador, que se sumerge en un mundo violento y desolador, donde no hay lugar para los débiles ni para los viejos. Una obra maestra del cine contemporáneo que reflexiona sobre el mal, la justicia y el sentido de la existencia.