Con argumentos leídos en novelas de George Orwell (1984) o Aldous Huxley (Un mundo feliz), la película arranca francamente bien para ir diluyéndose en un espectáculo archivisto y extremadamente fatigoso ya, como son las persecuciones con vehículos. Sólo les faltó perseguirse en patines. Podían haberle sacado mucho más provecho a momentos como la muerte de uno de los dos Lincoln, y mantener la intriga de quién de los dos ha caído. Se torna francamente previsible.