Película mala que no disimula en serlo, aunque intente ir de profunda y emocional, se sabe mala. El argumento, el montaje, la fotografía, el protagonismo de Channing "ceño fruncido" Tatum... Deberían de darle su puesto en el Libro Guiness de los Récords. Luego están los buenos de Ray Liotta y Al Pacino, que son lo único que salvaría de este despropósito, aunque me cabrea que se presten a participar en semejante proyecto. El primero se autoparodia y el segundo luce exactamente igual en 1986 que en 2002, pelo y bigote incluidos. Sólo le añaden unas gafas por eso de la vista cansada. Toma ya esa producción buena.

En serio, ¿Por qué se hacen películas como esta?