Notable miniserie la que nos trae directamente para Netflix el director Manolo Caro, del que no había visto aún ningún trabajo anterior pero que me ha llamado mucho la atención y del que quiero seguir viendo cosas porque creo que merece la pena.

Aquí Caro nos cuenta la vida de una familia de burgueses partidarios del régimen franquista que viven tras la contienda nacional en un estado de favoritismo y buena posición allá por el año 1950. Lo que ellos no saben es que nada ni nadie puede salvarles de las habladurías malintencionadas, la envidia y la persecución que impera por aquella época en la vida de los españoles.

Me da escalofríos pensar en lo que debió de ser para mis conciudadanos vivir en aquella época de opresión, de oscuridad, de persecución, de fanatismo, en el que la orientación sexual de una persona, ya fuera humilde o rico, era un auténtico pecado que le podía llevar a la muerte, la tortura y el encierro.

Me encanta cómo el director ha conseguido plasmar todos esos sentimientos de miedo y odio en la serie, cómo ha conseguido mimetizar a cada uno de los actores con sus personajes y la época, la ambientación es una auténtica maravilla y la música no se queda atrás.

La incombustible Carmen Maura es la matriarca de la familia Falcón, una arpía asquerosa que pretende controlar la vida de cada uno de los miembros de su clan y que no tiene escrúpulos a la hora de salirse con la suya. Junto a ella, el argentino Ernesto Alterio como su hijo, maravilloso actor que se sale, atractivo y perfecto como ese hombre que antepone la ley y el régimen a su propio hijo.

La bella actriz mexicana Cecilia Suárez es Mina, la mujer de Alterio, sufrida, infeliz, asfixiada en esa casa donde hay de todo menos libertad, deseando huir a su México natal para poder sentirse de nuevo libre. No conocía a esta actriz pero es encantadora. La joven Ester Expósito, muy correcta como la pretendiente del hijo de Alterio Y Suárez, una joven con un enorme futuro por delante en la interpretación.

El joven mexicano Alejandro Speitzer está también muy correcto como Gabino, el hijo de Alterio y Suárez, un joven inteligente y amable que no ha cometido otro pecado que ser gay. Carlos Cuevas interpreta al que fuera su mejor amigo de la infancia y no lo hace nada mal. El bailarín mexicano Isaac Hernández se desenvuelve muy bien en su papel de Lázaro y nuestra Mariola Fuentes, andaluza de bandera, está magnífica como sirvienta de la familia. Esta actriz es una debilidad mía.

No entiendo por qué no ha llegado a gustar tanto al publico, creo que no está nada mal y ayuda un poco a entender el tipo de realidad que se vivía en nuestro país en aquellos años convulsos.
Un saludo,
Tess