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Alguien tiene que morir (Miniserie de TV)

Serie de TV. Thriller. Drama Miniserie de TV (2020). 3 episodios. España, años 50. La historia comienza con un joven al que sus padres le piden que vuelva de México para que pueda conocer a su prometida. Él regresa acompañado de Lázaro, un misterioso bailarín de ballet. (FILMAFFINITY)
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
19 de octubre de 2020
32 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la guerra civil española muchos perdedores de la contienda encontraron en México refugio, consideración y apoyo. El narco aún no había hecho su aparición para mantener el vicio del poderoso vecino del norte y un país progresista y liberal se abría paso de la mano de Lázaro Cárdenas, mientras en Europa las democracias menguaban. En 'Alguien tiene que morir', miniserie de tres episodios dirigida por Manolo Caro, un joven (Alejandro Speitzer) que ha pasado los últimos diez años de su vida en México, regresa a casa junto a un amigo (Isaac Hernández), oriundo de aquel lugar, para visitar a su familia y emprender viaje por Europa.

Se da de bruces con una dictadura en pleno apogeo que tenía a la homofobia entre sus muchas y diversas ranciedades. Corren los años 50. Esta es la España de los vencedores. La condición sexual de uno, unida a la devoción bailarina del otro, les traerán más de un dolor de cabeza. Para no perder costumbre, Caro articula un producto típicamente culebronesco. A diferencia de 'La casa de las flores' (también original de Netflix) dónde conseguía dar cierto aire de respetabilidad a lo que no deja de ser una telenovela, en esta ocasión sucumbe ante un producto típico de sobremesa. 

'Alguien tiene que morir' ejecuta una denuncia política y social de brocha gorda, maniquea y sin matices, con una caracterización de personajes dónde encuentran cabida la exageración y el cliché.  Las miserias de aquel régimen merecen una descripción y tratamiento más depurado. Todo se muestra demasiado brusco, evidente, lineal. En cuanto a la trama, decir que se mueve por la poco arriesgada senda del melodrama. No faltan traiciones, rencillas familiares, ocultos secretos, pasiones escondidas, frustraciones larvadas y rencores varios.

Todo un cóctel para los amantes de la cosa folletinesca que viene envuelto por una puesta en escena horrenda. Un elenco aseado (Ernesto Alterio, Carmen Maura, Cecilia Suárez) hace lo que puede a partir de un guion con más agujeros que un queso gruyer. Maura debería seleccionar mejor su participación en este tipo de productos que no andan a la altura de un prestigio justamente ganado. Excitando la risa involuntaria, el desenlace me pone de mala leche. Por el tiempo perdido y el adefesio visionado.

Ya saben: palos a gusto no duelen.

Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para https://rockandfilms.es/
Juan Pablo
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19 de octubre de 2020
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cabía esperar mucho más de Alguien tiene que morir, y no sólo por el aire a lo Álex de la Iglesia que desprendían sus promos. Y no sólo porque por allí pasee una espléndida Carmen Maura pasándoselo en grande, tan desatada y malévola como no la veíamos desde, precisamente, La comunidad y Las brujas de Zugarramurdi, ambas del realizador vasco.
Alguien tiene que morir es una miniserie (sólo tres capítulos) que decepciona. Y lo hace porque se toma demasiado en serio a sí misma. Tenía margen para ser mucho más descarada, cómica, exagerada y violenta, y parece saberlo (el final, sin ir más lejos), pero no arriesga, y quiere ser demasiado seria, sin conseguir un buen resultado. El elenco es bueno (atención a Ernesto Alterio) y hay escenas poderosas, pero los personajes son algo débiles, la trama del bailarín mexicano no engancha y, como decimos, no se atreve a arriesgar nada cuando tenía cancha más que de sobra para hacerlo.
Daba para mucho más.
Sibila de Delfos
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20 de octubre de 2020
17 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se presenta como un melodrama sobre la miseria moral, sobre la cruel homofobia imperante en la España franquista de los años 50, protagonizado por una heterogénea familia hispano mexicana llena de secretos pero acaba transformándose en un intrascendente trhiller con un deslucido final, remedo de las películas de Tarantino.

Empieza bien, con unos personajes interesantes, reflejando con acierto la desconfianza,la represión con la que se vivía en aquellos años, pero pronto se descubre que no hay una verdadera historia que contar, que su único objetivo es la crítica per sé al régimen franquista. Los personajes, lejos de interactuar conforme a las reglas dominantes de la época, se comportan de una manera incoherente (spoilers), como si todos se hubieran puesto de acuerdo para que sus vidas naufraguen, como si sus acciones estuvieran inexorablemente dirigidas hacia el final prefijado por el título, unos adoptando el papel de candorosas víctimas y otros de irredentos verdugos.

En definitiva, aunque está bien dirigida y bien ambientada, con unos actores más que solventes, sólo funciona durante la primera parte gracias a que atesora cierto oficio, pero en su conjunto se muestra vacía, artificial, sin verdadero recorrido dramático. Qué malvados son todos los españoles en contraposición a los mexicanos, así se podría resumir su mensaje (spoilers).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
East
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19 de octubre de 2020
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de mi reticencia inicial, decidí ver la serie (¿debería decir telenovela?) porque había tenido críticas positivas y, quizás, mi intuición me fallaba. Nada más lejos de la realidad.
Un reparto bueno con algunas estrellas emergentes españolas y algunos actores consagrados (Carmen Maura, Ernesto Alterio...) que desde hace años no tienen un buen papel. En definitiva, una buena materia prima que con un guion medio solvente y una dirección aceptable puede hacer milagros.
La decepción empiezas a verla cuando ves que, desde su inicio, hay muchos detalles que no cuidan y las situaciones tan forzadas que se dan (¿en serio pretendes contarme que la homosexualidad estaba condenada y perseguida y me pones en un Club de Tiro de señoritos a dos chicos anormalmente pegados junto a insinuaciones descaradas proferidas delante de todos?). Ni que decir tiene que la serie está politizada al máximo, como todo ahora.
Le pongo un 3 porque, en su intento de parecer una obra maestra, el resultado es ridículo al no saber si estás viendo una telenovela con acento español peninsular. Otro quiero y no puedo.
Aliena
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16 de octubre de 2020
18 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Bonitas y conocidas caras

Si algo está claro desde que se presentó el teaser de Alguien tiene que morir es el atractivo reparto con el que cuenta la miniserie. Tenemos desde caras con gran reconocimiento y trayectoria como la de Carmen Maura, Mariola Fuentes o Ernesto Alteiro, hasta jóvenes actores que tienen una carrera que se encuentra en pleno despegue, como Ester Expósito, Carlos Cuevas o Alejando Speitzer. Sin embargo, ninguno de ellos llega a lucirse en esta miniserie.

Desde el minuto uno la ficción no parece asentarse bien, encontramos interpretaciones que parecen adoptar un tono impostado, además, tenemos diálogos torpes y poco naturales. No se ha logrado un tono interpretativo adecuado, lo que acaba afectando a la ficción que se llega a sentir irreal y forzada.

*Ni los veteranos se salvan

Ester Expósito y Carlos Cuevas vuelven a repetir en una escala interpretativa que se acaba asemejando parcialmente a otros personajes de su carrera. Por ejemplo, Ester Expósito vuelve a repetir con un personaje arrogante y provocador, un registro que la queda muy bien a la joven actriz, no obstante, en Alguien tiene que morir no ofrece su mejor faceta. Lo mismo ocurre con Carlos Cuevas, esta vez repite en un personaje que se siente reprimido para poder amar con libertad, las inseguridades y temores envuelven a su personaje, algo semejante a Merlí en sus inicios.

El tono impostado de la ficción y la falta de naturaleza en los diálogos pasa factura a las interpretaciones de los actores. Ninguno ofrece su mejor faceta, ni si quiera los más veteranos. Hay poca construcción de personajes y eso también se nota en las interpretaciones. Por lo tanto, no creo que toda la responsabilidad deba caer en los actores, claramente falla la dirección de estos y la construcción de sus personajes deja que desear, están demasiados estereotipados y eso ayuda a que el tono antinatural de la ficción se asiente incluso más.

No obstante, quiero recalcar las interpretaciones de Cecilia Suárez y Mariola Fuentes. Quizás, sus personajes son lo más interesantes de la ficción, y destaca un poco más por sus historias y el conflicto en el que se manejan. Además, Mariola Fuentes es la que mejor está en la serie, destaca sobre el equipo actoral con una interpretación bien llevada, natural, creíble y fluida. Cecilia Suárez se acerca un poco más a ese naturalismo que debería haberse buscado, pero tiene momentos descompensados, pero su trabajo también logra destacar levemente en una ficción bastante floja.

*El diseño de producción y la música

Algo positivo de la ficción sin ninguna duda es el trabajo del diseño de producción con el departamento artístico. Se consigue una buena recreación de la época franquista con esos decorados, vestuario, objetos, etc. Sin ninguna duda, es de aplaudir la labor de este equipo que configura un buen set de rodaje, con encanto y elegancia. No obstante, a pesar de ser ambicioso todo resulta demasiado teatralizado. Tampoco podemos olvidar el vestuario, en consonancia claramente con la época. Los actores y el set de rodaje lucen magníficamente bien. Un trabajo que destaca frente al resto de apartados de la ficción debido a los débiles que resultan estos.

Tampoco quiero dejar sin comentar la música de la serie, que frente a tanto trabajo mal llevado consigue destacar. Lucas Vidal quien ha sido nominado hasta tres veces en los Premios Goya por sus composiciones, realiza un trabajo que resalta en Alguien tiene que morir. Su música es elegante, atractiva, vibrante y transmite por si sola, sin embargo, la ficción no acompaña a la música ni está a la altura del trabajo realizado por el compositor.

*El guion

Digamos que Alguien tiene que morir es un libro abierto, la serie se caracteriza por tal transparencia que no hay nada que sorprenda al espectador. Desde los primeros minutos del metraje el espectador capta de un vistazo de qué palo va cada personaje. Además, sin ser muy avispados podremos intuir de qué hilos tirará la historia y el desarrollo de estos. La transparencia si no se juega bien puede resultar una mala baza, y eso es lo que ocurre aquí. Todo resulta demasiado previsible y nunca el espectador se siente sobresaltado o abrumado por el ingenio de la trama.

Respecto a los giros de guion, estos son realmente escasos, y los que hay, la mayoría de las veces se ven a kilómetros. Por otro lado, el guion es pobre, falla con enorme torpeza en los diálogos que no llegan a sentirse naturales, y los conflictos muchas veces se sienten forzados. Además, estos se suceden por provocaciones incoherentes, sin sentido, buscando el conflicto pobre, sin base y facilón.

Por ejemplo, en cierto momento el personaje de Carlos Cuevas (Alonso), mientras todos están divirtiéndose, él obliga a su hermana a dejar la fiesta. Una decisión sin sentido, además, es una restricción que no tiene razón de ser, es de día, no es ni de noche, todos se lo están pasando bien, es un porque sí, porque hay que buscar el conflicto. Al final esto sirve para que Lázaro defienda a la joven, y Alonso se enfrente a él. Podía haberse provocado el conflicto con mejor ingenio desde luego, y como este hay más ejemplos.

*La jaula de oro

Entre los temas principales que maneja Alguien tiene que morir está la represión. Esta se ve en algún momento en cada personaje, incluida la matriarca de la familia. Cada personaje vive en su propia jaula, y se percibe la represión política, social y sexual. Si bien, la represión de cada personaje podría haber sido un potente tema principal sino se tratase tan mal. Asimismo, uno de los temas que se hace ver también es una lucha de poder dentro de la familia, una lucha que implica enfrentamientos desafiantes entre algunos personajes, una lucha también por la libertad. Pero sinceramente se desaprovecha completamente este juego, no llega ni a ser atractivo.

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Escrito por Javier Atienza
Cinemagavia
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