No se trata de una sátira del mundo militar, es marcar el contraste, en clave de humor, sobre la inclusión en ese ambiente tan estricto de un mundo totalmente diferente como el hippy. Un gurú mostrará el camino a unos hombres para llegar al guerrero yedai; no es sólo una disciplina, es también una forma de vida.

Tiene gracia, su humor es soterrado, terriblemente efectivo. Es maravillosa esa relación y posterior recorrido por el desierto de George Clooney y Ewan McGregor en una aventura paranormal. Es una película diferente, personalmente veo que ofrece una visión ridícula de aquellos que pretender llegar a algo que les haga creer en ser “especiales” sobre los demás, pero una visión limpia, sin herir sensibilidades, sin denuncias. El germen del guerrero yedai está presente en nuestras vidas aunque no lo advirtamos: yoga, body comba, master chef… Cualquier cosa, cualquier disciplina que nos incluya en una actividad comunitaria que escape del rutinario mundo. Ahora bien, el guerrero yedai, a diferencia, no será tan engañoso, no tendrá publicidad, ni televisión, se planificará su estudio en secreto y no serán en las universidades donde se desarrollará, sino en el ejército.

Por algo será que los legionarios desde siempre llevan una cabra a todos los sitios.