Esta coproducción israeli-noruega se deja ver, pero el guion es de lo peorcito que he visto en mucho tiempo.

Nos encontramos con diálogos y situaciones surreales a diestra y siniestra. Los actores, con alguna excepción, son bastante mediocres, lo que no ayuda.

Le doy un 5 por la filmografía, la escenografía y la producción, que por suerte están a la altura de lo que nos tiene acostumbrados Netflix, si no fuera por ello la calificación seria un 4.

Tiene buen ritmo y los capítulos son cortos, no la alargaron artificialmente, lo que es de agradecer. Pero en general es una oportunidad perdida, muy por debajo de lo que vimos en Fauda. Una pena.