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España España · Valencia
Voto de elizabe_th:
6
Cine negro. Drama Johnny Ingram (Harry Belafonte), un cantante negro lleno de deudas debido a su compulsiva afición a las apuestas, Earl Slater (Robert Ryan), un ex presidiario racista que vive a costa de una mujer, y Dave Burke (Ed Begley), un ex policía corrupto y jugador, se unen para atracar un banco de Nueva York. Aunque el plan parece perfecto, pronto surgen entre ellos tensiones que pueden hacerlo fracasar. (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2014
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un viejo ex policía corrupto, soberbio Ed Begley, urde un robo bancario y para que lo ayuden a ejecutarlo busca a par de tristes, tan perdedores -en principio- como él.

La película está claramente emparentada con el Free Cinema y por ende con la Nouvelle Vague. El amargo inconformismo; crítica social; jazz; bajo coste; aislamiento del individuo; realismo; encuadres; montaje; paisajes urbanos; fotografía... son todos ellos elementos que remiten a ésta interesante tendencia de los 50 que se prolonga hasta los 60 (con algún interesante coletazo posterior) y que encuadran esta filmación en lo que podríamos denominar Free Vague. Narra las peripecias para subsistir de un puñado de anónimos que pueblan los suburbios y que aspiran a aquello que la vida les niega por partida doble: por un lado debido a su estatus y por otro víctimas de su incapacidad. El racismo de dos de sus personajes principales será el motor: uno lo expresa sin cortapisas y el otro (que no lo es menos) lo encubre aprovechándose de la exacerbación racial del primero (1). Esta amarga convivencia finalmente detona de la mano del supuesto agraviado (Belafonte), pero el móvil de su venganza (curiosamente) es otro (2). Toda esta trama la aderezan con la música de John Lewis (pianista del Modern Jazz Quartet) que compuso la banda sonora de forma inusual: asistía a los rodajes e iba componiendo sobre lo visualizado. Como curiosidad podemos ver y escuchar al MJQ en la actuación de Ingram en el club, donde parece que falta el vibrafonista (Milt Jackson) ya que el personaje de Belafonte (que además fue el productor) es el de cantante e intérprete de ese mismo instrumento.

En definitiva una más que curiosa película dirigida por la mano experta, y en este caso osada, del gran Robert Wise donde los actores principales están estupendos. Mención aparte para la genial Shelley Winters en un papelín que borda y que resulta esencial para comprender la psicología del interpretado por Ryan.

A recuperar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
elizabe_th
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