... Y ese es el mensaje central de esta comedia romántica sencillita, tierna y divertida. Sabía bien a lo que iba cuando este mediodía miré la cartelera del cine de mi pueblo y me decidí por ella. Sabía que iba a pasar una hora y media de puro entretenimiento, sin estremecimientos telúricos ni experimentar nada nuevo. Pero hoy yo no pedía nada más. Y, además, he de reconocer que esta elección me seducía más que otras opciones de la cartelera, sin contar obviamente con alguna que ya vi en ocasiones anteriores. Y, aprovechando la novedosa circunstancia de contar con un cine que está a unos minutos de mi casa, que por añadidura es más barato que el de Huelva capital, pues ya no pierdo la oportunidad de ir semanalmente, aunque no vaya a ver nada del otro mundo.
Comedia familiar con padre viudo, algo paranoico y protector con sus hijas y que sólo vive dedicado a ellas y a su trabajo como columnista en diversos periódicos. Se acerca el momento de la gran reunión familiar en Rhode Island, donde viven los padres de Dan. Éste, sus hijas, sus numerosos hermanos y hermanas y sus sobrinos son convocados como todos los años a la venerable casa. Una vez allí, Dan conoce en una librería a una bella mujer y enseguida se sienten atraídos, pero hay un inconveniente: ella ya sale con alguien. Y en casa, Dan se lleva una gran sorpresa cuando su hermano menor les presenta a su nueva novia.
Entre los típicos enredos de familia, situaciones simpáticas, diálogos agradables, malentendidos y algunos pequeños desastres, y como siempre el ensalzamiento de valores como la importancia de la familia, del "todos unidos" y luchar por lo que se quiere de verdad, se transcurre un rato entre sonrisas que no da para más, pero que se disfruta cuando uno asume que es a eso a lo que va. Y yo lo he disfrutado.
La presencia distendida de la guapísima Juliette Binoche, que sigue siendo una de las actrices más hermosas del planeta, confiere buena parte del encanto a esta comedia modestita y del montón.
Nada que destacar, ni la buena fotografía, ni la banda sonora con canciones pegadizas, ni el guión corrientito, ni las actuaciones que se atienen a su cometido sin complicaciones.
Para pasar una tarde de asueto en ese lugar eternamente mágico que es el cine.