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Voto de Vivoleyendo:
7
Drama. Romance Andrés (Santiago Cabrera), que vive en Alemania desde hace diez años, regresa a Chile para liquidar su pasado antes de asentarse definitivamente en Berlín. Sin embargo, durante la fiesta de cumpleaños de uno de sus amigos, entra en contacto de nuevo con el mundo que abandonó e incluso vuelve a ver a Beatriz (Blanca Lewin), su gran amor. Ese reencuentro podría cambiar los proyectos y la vida de Andrés para siempre. (FILMAFFINITY)
23 de julio de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los peces de acuario pasan su vida entera entre las mismas cuatro paredes de cristal, con el mismo escenario y los mismos compañeros acuáticos, que son sustituidos por otros cuando mueren, y así el ciclo se perpetúa y se repite dentro de unos centímetros cúbicos, varios metros cúbicos a lo sumo.
Quienes sentimos pena por esos animalillos confinados en un espacio tan reducido nos creemos superiores, libres, afortunados por tener un cerebro racional que al ser consciente de sí mismo ha aprendido a apreciar lo que significa estar encerrado o estar en libertad, establece unos nexos con otros seres que avanzan más lejos del simple instinto. Pensamos que al ser más complejos que esos pequeños nadadores tenemos más suerte y somos mejores.
Pero… ¿Quién es en realidad el aprisionado? ¿El que vive su confinamiento sin ser consciente de ello, sin desear traspasar el vidrio para acceder al ancho mundo que hay al otro lado? ¿El que estando fuera del vidrio se sabe atorado, detenido en un pasado irrecuperable, encadenado por culpa de aquella fobia que lo asaltó cuando, estando en la gloria de su vida, todo empezó a derrumbarse, Francisco murió y él sintió terror hacia la eternidad al lado de Beatriz? ¿Por qué pensó, estúpido de él, que huyendo no se estrellaría contra las paredes transparentes desde las que ahora puede ver, sin poder tocarla, la vida que habría compartido con Beatriz?
Ahora están los dos frente a frente, mirando el acuario, y les queda una última oportunidad para decidir si quedarse dentro o salir, si vivir la continuación de su amor, o contemplarlo soñando despiertos desde la pecera.
Matías Bize otra vez colocando a sus protagonistas en ese aura de sombría carga llevada sobre unos hombros lastrados, personajes de los que sólo llegamos a conocer las pinceladas precisas, con vidas que se detienen brevemente en un paréntesis, que permanecen en suspensión mientras dura el encuentro que puede decidirlo todo, cambiarlo todo, descargar el peso de sus espaldas, permitiéndoles acariciar la fantasía que podría hacerse realidad ahí, a un centímetro, si se atrevieran a saltar al otro lado de las paredes transparentes.
Vivoleyendo
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