No pocas eran mis dudas (ni pocos los que dudábamos) acerca de la nueva incursión cinematográfica del “shellhead”; empezar bien una nueva etapa en éste universo cinematográfico y a la vez estar a la altura de la apoteósica reunión superheroica del año pasado no iba a ser tarea fácil para el recién llegado Shane Black. Afortunadamente éste señor hizo los deberes y sale airoso, corrigiendo muchas de las fallas de su predecesora directa (la apaleada Iron Man 2) y en general de la franquicia. Por fin podemos ver una película individual que no necesita de easter-eggs ni referencias frikis a otros personajes para incrementar una falsa sensación de hype por lo que está por venir (éste fue el principal lastre de Iron Man 2). Iron Man 3 una vez más se centra en el personaje y no en el universo, quedando como resultado una película entretenidísima y sin la odiosa sensación de ser un mal y largo tráiler.

Claro que se menciona (en la medida justa, jamás de frente) la histórica reunión que marcó el género superheroico el 2012, pero sin llegar a depender completamente de ella. Tenemos una historia individual que es directa consecuencia de un mega-evento y es cuando estas películas empiezan a funcionar como los comics en que se basan. Un especialmente inspirado Robert Downey Jr….. ¿se despide?.... a lo grande del papel que revitalizó su carrera; desde la primera película no teníamos a un Stark más “ser humano” que superhéroe, más personaje “desarrollado” que estereotipo lanzador de frases y chascarrillos cómicos. El asunto de las armaduras vienen a complementar una historia que a diferencia de sus colegas sobrehumanos, siempre se trató de un hombre y no de un traje, esto lo vemos en la correcta mega-batalla final: más un reclamo para taquillas que una necesidad a la hora de culminar la trama.

También destacable la labor de los secundarios, elevando por lo alto a Gwyneth Paltrow. Tremenda actriz a la que por poco no encasillamos como la típica Mary Jane (siempre esperando a ser rescatada por el héroe). Excelente alternativa la que ofrecen para no desperdiciar a una actriz que a nivel de interpretación siempre fue una sólida constante en la saga. De igual manera Guy Pearce y Rebecca Hall cumplen sobradamente con su trabajo (aunque a ésta última y de forma predecible, se la deja muy de lado, que bueno que en su momento Jessica Chastain se desligara del papel). Debo hacer un especial hincapié al papel del excelente Ben Kingsley (sin duda motivo de futuras polémicas entre conocedores del cómic) situándome en el bando “tradicionalista” por decirlo de alguna manera. Tristemente es lo que tienen estos negocios, siempre buscando abarcar más público y en el proceso desmitificando a un villano que hubiera quedado absolutamente memorable si se lo hubiera adaptado en su concepción clásica. “El Mandarín”, a pesar de una excelente labor interpretativa, no termina de cuajar más allá de la amenaza y el contexto en el que sitúa a Stark, como personaje es el típico villano de manual.

Ahora queda ver que más se puede sacar de éste universo antes que se agote la recién renovada fórmula. Iron Man 3 se siente más como una tardía pero efectiva conclusión, que como el inicio de una nueva fase (que ya se tantea más épica y colosal que la primera Avengers, si acaso eso es posible sin caer en el exceso). Igual Robert Downey Jr siente que es el momento de “apagar” la armadura a la que le debe prácticamente la vida profesional, si así fuera diría que es una despedida muy satisfactoria, aunque tampoco me levantaría conmovido a aplaudir.