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Perros de paja

Drama. Thriller El astrofísico americano David Sumner (Hoffman) se traslada a vivir al pueblo de su mujer, en Gran Bretaña. Es un hombre reservado y tímido que vive absorto en sus investigaciones y procura evitar cualquier disputa. Sin embargo, la violencia de ciertos individuos del pueblo llega a tal extremo que Sumner, situado entre la espada y la pared, reacciona con las mismas armas que sus agresores para defender a su mujer y su hogar... Obra ... [+]
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Críticas 153
Críticas ordenadas por utilidad
29 de noviembre de 2012
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pretendo realizar esta crítica centrándome en varios aspectos de la misma que pueden ser de especial discusión, pero ante todo entiendo que esta historia aborda la idea de hasta qué punto estamos instaurados como civilización los humanos, a la vez que nos lleva a cuestionarnos si esas bases son o no fáciles de mantener. Vaya por delante que no he leído el libro en el que se inspira la película, y por tanto al analizar la historia puede ser que pierda detalles de relevancia. Por otro lado, este clásico marcó camino a la hora de hacer cine en cuanto a las películas de su género: terror psicológico, alta tensión en el metraje, juego de planos con la cámara nunca antes vistos en el cine. Pero ya que no estoy capacitada para hacer una buena valoración del nivel técnico, me centraré en su análisis psicológico, el cual es profundo a mi parecer.
El título Civilización vs. Naturaleza hace referencia al protagonista, David Summer, un astrofísico norteamericano recién emigrado a un pueblo inglés junto a su mujer Amy, oriunda de tal lugar. David representa el papel de la civilización, es un hombre con una idea y plan de vida, que se irá dando cuenta que no podemos pretender tener nuestra vida bajo control, pues nuestras acciones dependen de las circunstancias que existen en nuestro entorno. Desde el inicio del metraje vamos palpando la tensión y el agobio del pueblo a través de sus habitantes, que representan diferentes aspectos de nuestra sociedad occidental: el delirio, el fanatismo, la religión, una misoginia a mi parecer brutal, la enfermedad y total falta de comprensión hacia esos enfermos y la sexualidad más cruel. Es nuestra parte más primigenia adonde quiero ir a parar: nos hemos instaurado como civilización y a menudo tendemos a olvidar nuestros orígenes naturales, pero al fin y al cabo somos animales. Estos aspectos tan primitivos se encuentran muy bien representados en esta película, así que lo que nos invita a preguntarnos bien podría ser: ¿Estamos consolidados realmente como civilización? ¿Puede llegar el momento en el que afloren nuestros instintos más básicos como mecanismo de defensa en respuesta a un ataque? Si es así, por mucho que nos veamos superiores al resto de los seres vivos, bien podría pasar que en algún momento las leyes naturales se vuelvan a imponer a las leyes humanas, las cuales tenemos tan establecidas y consideradas como inalterables. Si, saldría ese dios salvaje que llevamos dentro según la última película de Polanski.
Concibiendo el cine como algo más allá del entretenimiento, veo aquí un magnífico ensayo sobre el comportamiento del ser humano con sus congéneres y su entorno. Para entender esto mejor comentaré en el spoiler el dilema que se le presenta a David en un momento dado de la película:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sirah Wiedemann
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19 de mayo de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y me preguntaba qué pasaría por la cabeza de quienes consideraban que el cine de Sam Peckinpah era algo así como una apología de la violencia y que atacaba la moral de las personas decentes. Ahora, cuarenta años después, repasando esta magnífica: Perros de Paja, puedo responder que eran víctimas, y creo que lo seguirán siendo, de una podrida y conservadora actitud ante la vida que prefiere el ocultismo a la verdad.

He vuelto a Gran Bretaña con este matrimonio civilizado y he reencontrado viejos fantasmas, rancios principios y abominables tradiciones que siguen estando más cerca de lo que parece, a pesar de las gruesas cortinas de humo que utilizamos para tapar lo antiestético.
Envejecen bien el pacífico astrofísico en año sabático y su linda y aburrida mujercita que huyendo de experiencias fuertes, él más que ella, entran en la dimensión de lo desconocido.

La violencia de Sam Peckinpah está ahí para quedarse en el cine, para que abominemos de ella, para ejemplarizar, y para que no repitamos en la vida diaria los errores de la ficción. Cualquier ser humano, nos dice el director americano, está a un paso de convertirse en una sanguinaria fiera sin control. Las interpretaciones son tan creíbles que te hacen tener pesadillas.
Sinhué
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19 de mayo de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un becario USA con su mujer de UK se instalan en la aldea natal de ésta. Allí la recuerdan como una chica pizpireta, pero para los borrachines holgazanes del pub es el objeto de sus deseos sexuales. Esta pandilla de perros en celo son contratados por el becario USA para la reparación del entablamento del garaje, ocasión pintiparada para observar a la mujer del becario, quien se aburre de lo lindo en la granja alquilada. Pero los haraganes del pub, los perros de paja, deciden violarla para lo cual invitan al marido a una cacería, en la que todos poco a poco se van quitando de en medio mientras consuman una atroz violación de la mujer. A la vuelta de la cacería, el becario con un cabreo de oreja a oreja decide despedir a esta pandilla de randas, pero la mujer no le informa de la violación. En la fiesta parroquial de Todos los Santos el tonto y la tonta del pueblo se fugan a un pajar y allí la mata sin querer. La familia de ella, viendo que no aparece, la busca por doquier y le echan la culpa al tonto. Éste, atropellado por el becario, se refugia en la casa de éste hasta que llegue el médico. Los violentos perros de pajas inician entonces un asalto a la vivienda del becario, cuya mujer, previendo que estos locos borrachos volverían a violarla, aconseja a su marido que les entregue al tonto para que ellos hagan justicia. La negativa desencadena un feroz ataque en el que van a morir todos los violentos y sólo se salvan el becario, el tonto y su absorta mujer. En el final de la escena el becario acompaña en el coche al tonto a no se sabe dónde. Algo parecido a lo que ocurrió en la película "Grupo Salvaje". Bienaventurado los pacíficos y los pobres de espíritu podría haber sido la conclusión de SamPeckin si hubiera tenido una intención religiosa. Pero vaya usted a saber lo que tiene en la cabeza este hombre cuando empieza a violentar toda la realidad.
montipito
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11 de febrero de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nota altísima para una película mediocre. No encuentro explicación.
Algunas situaciones y diálogos son irritantes. El protagonista tirando los tomates y la fruta en la cocina por todas partes, y se supone que es el listo y cuerdo de la pareja. ¿No había nadie que le dijese al director que eso era una imbecilidad o es que todos eran imbéciles?. Ella que no sabes si le gusta que la maltraten o no. Si quieres llevar la película al absurdo de La Naranja Mecánica, de acuerdo, pero quedarse a medias es confuso e irrita.
No sé ni porque le doy 4 estrellas, me habré contagiado del sin sentido del guión.
jlopezfdez
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20 de abril de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película disonante al paladar costumbrista de cualquier cinéfilo de estómago frágil, pero fundamental para entender la violencia pasiva agresiva que destila todo el filme.

Sam Peckinpah no es dado al remilgo ni la metáfora para exponer personajes sórdidos, ladinos y costumbristas. Porque lo que ofrece, lo hace con un realismo cercano y lacerante.

Dustin Hoffman encarna a un "nerdie", un estudioso que junto a su mujer, van a un pueblecito de la Inglaterra abyecta. Allí se produce la confrontación del Puer contra el Senex, la contraposición del mal costumbrista frente a una mente letrada, leída y pacífica.

Del por qué el mundo se divide en dos estratos: el social barriobajero que se jacta no de proyectar su "senex" más allá de concebir el mal por el mal para obtener una victoria sobre el otro estrato, el culto y educado.

Susan George representa perfectamente eso de "se mira, pero no se toca", con su belleza irradiando toda la película y cuya transfiguración se ve desgajada por una violación tan pueril como brutal. Mujer del nerd, del bicho raro...

Realmente es una lucha por la supervivencia de dos "razas": los australopithecus sajones que acechan a la pareja con insanas intenciones, con una maldad primaria, casi animalesca y cuya único destello antropomórfico es el uso de su escasa inteligencia para vencer la siguiente "evolución": el hombre de las letras que vive enfrascado en sus estudios. Pero que sin embargo, no tiene derecho a la felicidad ni poseer a semejante criatura como mujer.

La envidia en su estado puro. Con todo lo que ello implica.

Ese mismo año también Stanley Kubrick retrató el mal por el mal en su "Naranja Mecánica". Ambas películas pueden ser tomadas como perfectos estudios de la natura enantiodromática o doppanlageriana del ser humano: todos tenemos un límite y transgredidos el borde la razón, se desata la violencia más primigenia y salvaje. Esa doble condición que separa al homo del orangután.

El final toda la apoteosis catártica desatada sobre el mal y contra el mal. Pero usando la inteligencia y no la violencia simiesca.

El remake también presenta una gran factura, quizás menos estilizada, pero acorde con nuestros tiempos y mucho más brutal en sus dejes pasivo agresivos. Altamente recomendables las dos películas.
Buscapé
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