Manhunt: Unabomber (Miniserie de TV)

El futuro ya llegó y también se pasó. Me gustaría saber lo que opina Theodore Kaczynski del mundo tal y como está ahora. En lo que ha derivado la sociedad industrial y todo lo que se ha comido la tecnología, autosarcofagia en estado puro. En lo que se ha convertido el miedo que tenía al monstruo que ahora somo todos (no te olvides de darle un like a mi crítica, que si no no duermo y mi autoestima se hará más pequeña cada día que pase sin tener la aprobación "real" de todos mis lectores)
No pocas veces me entran ganas a mí de irme lo más lejos posible de todo y de toda vida humana, si no fuese porque aunque no quiera, yo misma soy adicta a demasiadas cosas de la jaula de oro.
Entrando a valorar la serie, me ha gustado mucho Sam Worthington. Aunque algunos le tachan de insulso e inexpresivo, a mí me ha gustado muchísimo. La actuación de Paul Bettany me hizo empatizar con el personaje, quizás demasiado. Lynn Collins, Keisha Castle y Elizabeth Reaser, bien también, sobre todo Keisha Castle.
Me enganchó muchísimo desde el primer capítulo y me ha fascinado lo que nos han enseñado de su vida, algunas cosas que no son reales y otras cosas que he descubierto después que no salen en la serie y que me han fascinado más todavía. La recomiendo y no tengo mucho más que decir.

Realmente he quedado sorprendido con lo bien elaborada que está la serie. “Manhunt”, nos direcciona sobre un capítulo más acerca de los asesinos en serie y sus múltiples desordenes de conducta que siempre nacen a raíz de un suceso personal específico. La historia del UNABOMB es atrapante desde la óptica de la serie, desde las actuaciones principales e incluso una que otra de reparto. Representa de forma sutil en la cual nuestro protagonista, atrapa sin armas a un terrorista sino mediante un procedimiento sin precedentes.
Hay apartes de la historia en los cuales, el mismo Theodore Kaczynski, dice que se salen de la realidad, sin embargo, no deja de generar la intriga necesaria para determinar si es real o no. El guion está perfectamente encajado, con el fin de enlazar los sucesos en un espacio temporal de aproximadamente 3 años.
Las actuaciones de Fitz y Ted, casi no cometen errores y se evidencia que fuero perfectamente escogidos para los papeles que encarnaron. Se debe hacer mención especial a Paul Bettany, un actor que se especializa en encarnar los papeles más extremos que se puede uno imaginar y siempre lo vamos a ver innovando en la forma en que lo hace.
La serie es compacta, muestra lo que tiene que mostrar y como lo tiene que mostrar, nos determina personajes que parecen secundarios pero que resultan tan importantes como los principales, un argumento y una escogencia del guion perfectas, además de la caracterización física y psicológica del reparto. Gratamente sorprendido y con la satisfacción de haber aprendido un capítulo de la cultura reciente norteamericana que, al menos para mí, era desconocido.

Asistimos a una impactante doble realidad. El guion es capaz de lograr mantener el ritmo y la tensión narrativa a pesar de que el montaje enseña sus cartas desde el comienzo. Es un logro colosal generado por la elegante elección de las secuencias. Cuando se mezcla el hilo argumentativo de la serie con el crecimiento evolutivo de los personajes todo confluye en un producto intenso, vehemente y sin cortapisas. No solo es capaz de esgrimir todas as realidades imperantes en la miseria humana, si no que añade gran carga de severidad recalcando e incidiendo en los vicios de las estructuras sociales, señalando directamente los fallos esgrimiendo justificaciones que se mantienen hoy en día. Somos capaces de visualizar y comparar, con el tiempo de por medio, las dos realidades, viendo sin lugar a dudas, lo que se mantiene para bien o para mal.
Las impetuosas interpretaciones de sus protagonistas rebosan calidad y genialidad. La aceptación del yo interior de Sam Worthington logra convivir con la resignación a medida de Paul Bettany teniendo en cuenta que la trama nos lleva a un punto sin retorno de capacitación de sus personajes para lograr ver que no se soluciona cada miseria de cada uno de ellos. Es la mayor losa de cada interpretación: ver acercarse sin remedio lo que se teme.

Érase una vez un hombre que vivía en una cabaña aislado del mundo. La vida no lo había tratado bien y se sentía traicionado por la Sociedad. Tenía ideas respecto a la misma, una incisiva crítica a como esta se había domeñado a la tecnología desde la Revolución Industrial y como esto la había deshumanizado. Eran buenas ideas, era una crítica interesante, no era un loco pero era un don nadie. Quería hacerse oír y escogió la forma más inadecuada.

Y así aquel misterioso ermitaño que mandaba paquetes bomba se convirtió en un quebradero de cabeza para el FBI durante casi dos décadas hasta que un agente llamado James R. Fitzgerald encontró la herramienta para dar con la aguja en el pajar: la lingüística forense.

Y es por ello que ahora existe este interesante thriller policiaco con ciertos matices humanistas contado en una miniserie de 8 episodios.

Cierto es que transita por lugares comunes frecuentados por el thriller policiaco, pero el desarrollo de la lingüística forense, y sobre todo el soberbio personaje de Ted Kaczynski, imprime un sello especial a esta obra.
Tal vez el planteamiento de la investigación pueda resultar tedioso para cierto público, mas a partir del sexto capítulo (el mejor de la serie en mi opinión) el interés de la serie repunta hasta cotas insospechadas tras conocer a la persona tras el Unabomber.

Aunque no es posible eximirlo de la gravedad de sus acciones el espectador entiende sus motivaciones y es por ello que el dilema moral que plantea la serie en su final adquiere un mayor calado.

No será la bomba, pero es una serie inteligente bien contada y bien interpretada.

Miniserie estrenada en Discovery Channel y disponible actualmente en el catálogo de Netflix que nos cuenta la investigación a cargo del FBI a mediados de los 90 por capturar al asesino en serie conocido como el Unabomber, un asesino que durante el último cuarto del siglo pasado aterrorizo a la sociedad estadounidense con varios paquetes y cartas bomba. En la serie Paul Bettany da vida a Ted Kaczynski (el asesino Unabomber), con una interpretación magistral y un gran trabajo de caracterización, y el policía que finalmente consiguió atraparlo llamado James Fitzgerald está interpretado sobriamente por Sam Worthington. Una parte importante de la trama se centra en los problemas que tuvo Fitzgerald para llevar a cabo su investigación, en parte porqué esta se basaba en una línea poco habitual y muy novedosa, y en parte también por las muchas discusiones que tuvo con sus superiores, pero a medida que avanza la serie se nos muestra más claramente el duelo intelectual y psicológico que mantuvieron durante años los dos protagonistas.
"Manhunt: Unabomber" es una serie diferente, muy bien realizada que nos invita a debatir y reflexionar sobre las ideas y motivaciones que llevaron a Kaczynski a cometer sus actos, unas ideas que dejó plasmadas en un manifiesto escrito por el mismo.
En resumen, muy recomendable y adictiva, para ver más de una vez y disfrutar con los detalles.