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La cuenta final

Ciencia ficción. Fantástico En las costas de Hawaii, un moderno y enorme portaviones de la marina americana se ve envuelto en una gigantesca y extraña tormenta que hace desparecer la nave. Pasada la tormenta, el capitán y la tripulación descubren que se han trasladado en el tiempo, concretamente al 7 de diciembre de 1941, el día en que los aviones japoneses bombardearon la base de Pearl Harbor. (FILMAFFINITY)
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
21 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que tal vez pasó más desapercibida de lo que debería. Tiene un guión muy original con el cual es dificil no sentirse atraído y, una vez visualizada, te das cuenta que lo han sabido plasmar muy bien, de principio a fin.
No decepciona.
Pardus
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8 de febrero de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí una aceptable historia de ciencia ficción de los 80, con similitudes a otra que salió unos años después: "El experimento Filadelfia".
Con dos pesos pesados de la actuación (Martin Sheen y Kirk Douglas) como cabeza de reparto, y sin un excesivo despliegue de efectos especiales, trata del siempre efectivo tema de las paradojas temporales. ¿Se puede cambiar el destino cuando sabemos lo que va a pasar?
Más allá de la fantasía y los dilemas de la tripulación de este barco, la historia es bastante entretenida. Lo era más cuando se estrenó la película, evidentemente. Décadas después ha llovido ya mucho en el subgénero de viajes en el tiempo y las hay mucho más espectaculares, pero para su momento estaba bastante bien.
Con todo, el reparto y los diálogos son suficientes para que merezca la pena verla. Aun así, no es un film adecuado para ver muchas veces, pues no tiene demasiada acción ni efectos para ser de ese género, sino que en el fondo se basa en las disquisiciones científicas, bélicas y éticas de los personajes.
Por cierto, que en mi memoria, por las cosas que se dicen en la película y por la época en la que se estrenó, la tengo muy asociada tanto a las clases de ciencias naturales del colegio, como a esa grandiosa serie documental de televisión llamada "Cosmos". Tiene su puntito de nostalgia, aunque no sea de las más "clásicas" de los 80.
i42poloj
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9 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película tiene un punto de partida muy interesante, por mezclar cine de ciencia-ficción, cine bélico y viajes en el tiempo, pero además plantea una trama un tanto rebuscada y artificial: la tormenta que engulle al portaaviones "Nimitz" es tan patriótica, y tan lista, que lleva a este barco y sus tripulantes justamente a la víspera del ataque japonés a la base naval de Pearl Harbor, isla de Oahu, archipiélago de las Hawái, en diciembre de 1941: justo cuando más se le necesita. ¿Casualidad? No, necesidad.

Todo, por lo tanto, se organiza para cambiar la Historia con mayúsculas; mejor dicho, se trata de cambiar la Historia para borrar una humillación nacional. Todo se pone al servicio de un pensamiento revanchista y chovinista, que no acepta las derrotas militares, y que quiere darles la vuelta.

La idea de cambiar la Historia es muy interesante, pero el guión no se atreve a desarrollarla: es un film con freno y marcha atrás, no sólo cuando la acción salta al pasado, sino también cuando se trata de cambiar el pasado por el bien de la patria. No obstante, el reparto es competente, y los efectos visuales creados por Maurice Binder para poner en imágenes el túnel del tiempo por el que viaja el portaaviones son muy logrados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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27 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace un par de días volví a ver este clásico de los 80 que en su momento me pareció una gran película pero que, vista cuarenta años después, me parece un documental, un planfleto, pura propaganda. Estamos en los coletazos de la Guerra Fría y hay que mostrar al adversario la superioridad tecnológica y armamentística de USA.

A pesar de lo mal que ha envejecido, vale la pena ponerse en 1980 y recordar lo original que fue en su momento. Además, ver a Kirk Douglas y Martin Sheen siempre gusta. Para nostálgicos.
jomolo4
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7 de marzo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
71/04(03/03/21) Entretenidilla cinta que mezcla la ciencia ficción remanente de los viajes en el tiempo (con sus adyacentes de paradojas temporales y el clásico ‘y si’?) y el cine bélico, jugando con las realidades alternativas, centrado en un moderno portaaviones de propulsión nuclear que viaja en el tiempo desde 1980 hasta el día anterior al ataque del 7 de diciembre de 1941 a Pearl Harbor. Dirige Don Taylor (en su última película), adaptando un guión de David Ambrose (“La Revolución Francesa”), Gerry Davis, Thomas Hunter y Peter Powell, teniendo entre sus alicientes un jugoso reparto con Kirk Douglas, Martin Sheen, James Farentino, Katharine Ross y Charles Durning, todos ellos cumpliendo el trámite en unos papeles se nota no se creen. Pero siendo una historia prometedora y estimulante, se queda en un quiero y no puedo, apunta y se acobarda en el tramo final, falta valentía para dar una conclusión satisfactoria, pues va construyendo los cimientos de un clímax bélico y en el último momento, cual mal trilero esconde la bola bajo la manga, y nos sentimos (al menos yo) estafados.

Al final se queda en un capítulo alargado de “The Twilight Zone”, donde los dilemas sobre si involucrarse en cambiar la historia o no son tratados de modo superficial y sin hondura alguna, ello con un presupuesto que se nota corto, con reciclados de imágenes de archivo y de otras películas (sobre todo de “Tora! Tora! Tora!”), con unos efectos visuales de garrafón (obra de Maurice Binder, el encargado de los populares créditos iniciales de la saga Bond. Aquí el viaje en el tiempo reflejado de modo bufo con una maqueta del portaaviones silueteada contra un túnel de humo iluminada con rayo láser), donde los dilemas morales sobre intervenir o no en la historia para cambiarla quedan reducidos a Martin Sheen disertando sobre ‘La paradoja del abuelo’, donde no hay grandes conflictos, no hay apenas dudas, todo se sobrelleva por imperativo del guión, carece de escenas de acción de entidad, añádanse personajes más planos que el encefalograma de Tutankamon.

Film producido con la plena cooperación de la Marina de los Estados Unidos 's de la aviación naval de la sucursal y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, ambientado y filmado a bordo del USS Nimitz (CVN-68), que se convierte en co-protagonista constante, capturando las operaciones reales del entonces moderno buque de guerra nuclear, que se había lanzado a fines de la década de 1970. Notándose en este sentido el ‘tufillo’ patriotero en que la idea central es in tentar evitar una humillación histórica

A bordo del portaaviones Nimitz están el capitán Yelland (Kirk Douglas), con un carácter volátil y medroso; un asesor civil Warren Lasky (Martin Sheen), aportando entre nada y cero, no se sabe que pinta en la historia, al menos es el que da el discurso leit-motive del film, el de ‘La paradoja del abuelo’, pero esto podría haberlo dado cualquiera; y un piloto de primera (James Farentino), que está ahí para ser protagonista en el ‘sorpresivo’ final. En 1941 recogen a un senador (Charles Durning), de personalidad neurótica; y su hermosa asistente (Kathenne Ross), un bello florero. Desarrollando un relato con un buen ritmo, intentando sus lagunas y liviandad de peso dramático se anhelen opacar.

‘La cinta acabó siendo un extenso anuncio publicitario de la Armada estadounidense. Peter Vincent Douglas –hijo de Kirk Douglas, tenía 25 años y asumía la labor de productor por primera vez – consiguió la autorización del Departamento de Defensa para rodar a bordo del auténtico Nimitz mientras el buque efectuaba maniobras reales. Las escenas de aviones de diferentes clases apontando y despegando, de las operaciones de la tripulación de cubierta y los cazabombarderos F–14 Tomcat evolucionando en el aire al ritmo de la banda sonora de John Scott, están verdaderamente logradas (en cambio, las escenas con los Zeros japoneses fueron recicladas de Tora, Tora, Tora). La película fue utilizada como anzuelo de enganche por parte de la marina y su cartel promocional se colocó en las oficinas de reclutamiento.’
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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