Matar al mensajero

Muchas veces se utiliza la idea base de que una película está basada en hechos reales para ganar adeptos, para hacerse más popular. En este caso que nos ocupa, además de ser cierto y demostrable, se hace de una forma más que correcta, ya que plasma muy bien los acontecimientos y el ritmo narrativo es el adecuado para este fin. Bien es cierto que nunca he sido demasiado partidario de películas basadas en política o en dilemas morales, rara vez me suelen calar, pero con esta se ha conseguido, a medias.
Cuando digo que me ha convencido a medias me estoy refiriendo a que, personalmente, no he visto esa genialidad que afirman tantos. He visto una película correcta en lo que cuenta y con una ejecución aceptable, pero dista muy lejos de ser tan apasionada y emotiva como nos la querían vender. Es por casos así, y otros peores, por los que no suelo creerme la mayoría de las críticas. No hay nada como el criterio propio, lo que te dice tu instinto y la opinión personal.
Antes de verla hay que tener presente que es un drama lento. Quizás la catalogación de drama en general no sea la más correcta y adecuada, no lo sé, pero desde luego de thriller tiene poco. La historia que nos plantea, como decía antes, se basa en hechos reales y en personajes reales, algo que suele surtir efecto entre el público que busca realidad. Lo negativo de todo esto es que no tiene ritmo, o el que tiene es demasiado lento en mi opinión. Tiene una trama que avanza tan despacio que, una de dos, o te encanta esta dinámica o te aburrirás como nunca. Bajo mi punto de vista he sentido ambas cosas, a veces una y a veces otra, con pinceladas tan dispares entre sí que no me ha acabado de convencer en ningún momento.
El reparto es su punto fuerte. Jeremy Renner es el protagonista de la función, un actor que me gusta bastante como trabaja, aquí desempeña un papel totalmente creíble y bien interpretado. Es sobre el que se sustenta todo y, las cosas como son, hace un gran trabajo. Junto a él hay varios actores y actrices, en su menor medida, que están más correctos de lo que esperaba. La única cara conocida a excepción del primero que reconocí es Ray Liotta, otro actor que cumple en papeles como este. Los demás son desconocidos, al menos para mí, pero como conjunto cumplen bien. Estoy bastante convencido de que el aspecto interpretativo es la mayor de las virtudes de esta cinta.
Realmente poco más puedo decir, ni es su defensa ni en su contra, ya que tampoco me ha calado tanto como a la mayoría. No me entendáis mal, sé que la película en sí no es mala, pero no me ha entretenido demasiado. Para mí tiene momentos altos, momentos donde te atrapa y te hace querer saber más, saber qué está pasando; pero también tiene otros que aburre hasta a las piedras. Si a eso le sumamos su ritmo pausado, lento y con estos altibajos creo que el resultado no puede aprobar, pero sobre gustos no hay nada escrito.
En resumen ''Matar al mensajero'' es una película que trata básicamente de un periodista que descubre una gran verdad, con las consecuencias que esto conlleva para él y para su familia. La idea de plasmar una trama como esta es buena, la ejecución es pasable y las interpretaciones salvan el producto de la quema, pero le falta dinamismo y entrega para que la gente no acabe desinteresada cada 10 minutos. Tiene muchos altibajos (los altos son francamente buenos y los bajos son puro tedio) y como conjunto creo que es una cinta del montón. Para un visionado, nada más.

Lo mejor: La ambientación que se le da al asunto, el papel de Renner y algunas escenas puntuales.
Lo peor: Tiene altibajos y el ritmo es tan lento que muchas veces llega a aburrir.

* Regular *

Matar al mensajero es un muy aceptable y correcto ejercicio de Michael Cuesta, que parece querer recuperar el thriller periodístico en todo su esplendor. Y lo cierto es que la película hace un esfuerzo notable por presentar la historia del periodista Gary Webb, presenta buenos diálogos, personajes bien definidos y un buen balance entre las escenas que detallan la vida profesional de Webb y las de su vida familiar, pero la condena un metraje demasiado extendido y su escasa capacidad para emocionar o entusiasmar a un espectador que se queda demasiado fuera de la trama durante toda la narración.
Así, lo mejor es un reparto poblado de grandes actores donde destacan especialmente un recuperado Andy García, la siempre estupenda Mary Elizabeth Winstead y por supuesto Jeremy Renner, cuyos trabajos siempre están llenos de rigor, carisma y versatilidad.

Lo mejor: Jeremy Renner a la cabeza de un excelente reparto.
Lo peor: No tiene nada que entusiasme.

Cuando el argumento de una película es tan potente como el de esta (la realidad siempre supera a los guionistas), solo hay dos finales posibles, o una película recomendable o una gran oportunidad perdida.
En esta ocasión me inclino más por la oportunidad perdida, quizá por las flojas actuaciones individuales, quizá porque el director se pierde con demasiada facilidad en la poética mirada al pasado no ficticio que no ayuda en nada a conseguir una intensidad que hubiera sido necesaria para una trama tan interesante.
Lastima de oportunidad perdida.
Y lastima la pequeña y flojisima actuación de la desaparecida y por otro lado gran actriz española Paz Vega.

Desde los años setenta, pero con mayor agresividad durante la era Reagan, las diferentes administraciones que estuvieron en La Casa Blanca hicieron una fuerte campaña antidroga que tuvo su punto culminante en la detención de diferentes capos a un lado u otro de la frontera con Estados Unidos. Un periodista descubrió que aquello podía ser una campaña encubierta para seguir comerciando por Nicaragua mediante aviones y con los beneficios financiar así la Contra Nicaragüense con el fin de evitar la expansión del Sandinismo, movimiento arraigado al terrible enemigo comunista.

Nos encontramos ante un film enriquecedor, lleno de datos y trepidantemente sugerente que, basándose en los hechos reales vividos por Gary Webb (interpretado por Jeremy Renner), periodista del californiano San José Mercury News que descubrió verdades, probablemente como templos, con el fin de hallar responsabilidades en el hecho de que algunos importantes capos de la droga quedaran inmunes como testigos protegidos en contra de la detención de otros, mientras se incrementaba la venda en las calles del país. Algo no cuajaba y la pista tenía que hallarse en el destinatario de los beneficios: abastecer a la CIA. A mediados de la década de los noventa inició una investigación que no pocos problemas le llevaría con altos funcionarios del gobierno sino también con otros periódicos como el Washington Post o el New York Times.

La película (que cuenta entre sus secundarios a Ray Liotta, Tim Blake Nelson y la sevillana Paz Vega en el rol de la atractiva esposa de un narcotraficante) está basada en las investigaciones de Webb, que aún pocos interesados difunden como un trabajo poco profundizado y sin base o pruebas algunas, que llegaron publicarse con el título de “Dark Alliance: The Book”.

Un buen thriller donde se cuenta los chanchullos secretos de la CIA con el mundo del tráfico de drogas, una de las mejores actuaciones de Jeremy Renner en estos últimos años, se ha hecho un gran trabajo con el guión además, el resto de los personajes cumplen sus papel sin más.