El oro de Moscú

Durante los años de la postguerra española, circuló un rumor que a base de repetirlo tanto pareció cobrar realidad. Dicho rumor culpaba de la situación de penuria económica a los comunistas españoles, los cuales vaciaron totalmente las arcas del estado y se llevaron todo el oro ha la Unión Soviética.

Con el paso de los años, dicho rumor ha sido objeto de estudios, investigaciones, las cuales no han llegado a ningún resultado concluyente. Sin embargo, en el fondo esto es lo de menos para Jesús Bonilla, director de esta película, que especula sobre el posible destino de este oro, y cómo una série de personajes (maduros) se lanzan a la búsqueda del inmenso tesoro.

Bonilla se fija claramente en las películas del gran Berlanga a la hora de articular la película, rodeándose de un reparto lleno de caras conocidas (al propio Bonilla, hay que añadir las interpretaciones de Santiago Segura, Alfredo Landa, Concha Velasco, Antonio Resines y los cameos de Jose Luis Lopez Vazquez, El Gran Wyoming, Florentino Fernandez, Chiquito de la Calzada, etc), en una película coral con visos de comedia costumbrista. Desgraciadamente Berlanga sólo hay uno, y aunque el film goza de algún que otro momento, Bonilla no aguanta el ritmo durante la hora y media que dura la película.

Por el medio, Bonilla no rehuye los tópicos típicos de postguerra que tan finamente retratara el gran Berlanga, pero la sutileza no es uno de los fuertes de Bonilla. Aún así merece la pena su visionado aunque sólo sea por unas cuantas escenas.

Son muchos los actores que prueban estar al otro lado de la cámara, o compaginado actor-director a la vez.
De esta película con un guión endeble y predecible , sírvase a destacar el extenso despliegue de actores que han querido hacer un guiño, habla de querer pasárselo bien, del compañerismo, y para el espectador de cine es como un juego poder retener a todos los actores que han ido apareciendo con mayor o menor papel.
Comedia sin más y comedia al fin.

¡Menudo bodrio!. De lo peor que he visto en mi vida, una estupidez. No la pude ni acabar, ni un toque gracioso, ni nada que destacar, una tontería atroz.

De lo peor que he visto en mi vida. Hablan de la época de la Guerra Civil y los protagonistas emprender una aventura estúpida para hacerse ricos o algo así.

Bodrio. Mala. Aburrida. Penosa.

Esto no se puede ni llamar cine.

Está claro que Bonilla usó todo su talento detrás de la barra del bar Serrano y se ha quedado hueco. Dicen que acaricia a las mujeres con el mismo gesto con el que corta jamón. Resines, que una vez más se come la pantalla, no puede salvar este guirigay castizo, es decir, con tetas.
Tirar del hilo del mito del oro de moscú. Es como si yo me invento que se ha descubierto debajo de un señor que llevaba mucho tiempo sentado una obra inédita de don Miguel de Cervantes. Ésta sería la obra:

EL MOZO HIDALGO DON RUBÉN DEL NUEVO CÁCERES

Estaba Don Rubén mirando por la ventana, haciendo oídos sordos al teléfono que no paraba de sonar porque era sábado y amigos le llamaban para salir a divertirse. Pero él sólo se mesaba la perilla con gesto atento. Entonces, como atacado por un rayo, fue a la cocina y puso chope en un plato. Luego sacó una llave gorda de su bolsillo y abrió una puerta chirriante.
- ¿Qué esa luz? -dijo Jesucristo, que estaba dentro atado a unas espalderas.
- Es chope -respondió Don Rubén.
- ¿Por qué me tienes aquí encerrado desde hace 2013 años?
- Es que estoy rabioso porque no me saco segundo de caballería ni a tiro.
Entonces se oyó otra voz de más adentro de la sala.
- ¿Y yo por qué estoy aquí encerrado/a? -preguntó Carmen de Mairena.
- Quiero cruzarte con Jesucristo para que engendréis al AntiPantoja y acabe con su reino de ambulancias.
Entonces hubo un incendio y murieron los tres.

Igual de gratuita que esta historia me parece la de la película de Bonilla. Ligeros toques de humor áureo salpican el film.

Una bazofia de mil narices, pero paradojicamente un gran éxito de taquilla, algo muy peligroso y nocivo para el buen cine español actual (dónde estos señores que han hecho esta película, incluido su director, participan y han participado en muchas ocasiones), que no cuenta argumento alguno y se basa en un reparto coral vergonzosamente aprovechado dado el permanente tono zafio, chusco y vulgar de la función.
Y es muy nocivo porque, si la gente va en masa a ver semejante bodrio y no lo aborrece y pasa de las más de veinte películas buenas o muy buenas del cine español de ese año, directamente vuelvo a confirmar que soy un extraterrestre.
A ver si el señor Bonilla después de forrarse invierte parte de los euros en un segundo proyecto al que se pueda llamar película. Creo yo que va a ser que no.