Dos duros sobre ruedas

No disimula en ningún momento su analogía con “Dos hombres y un destino” de hecho plagia (homenajea dirá el autor) una famosa escena de esta película. Si su intención era emularla, no lo consigue en ningún momento. Si su intención era parodiarla, maldita la gracia. Y si su intención era homenajearla, no le hace ningún favor.

Allanada esta salvedad, esta espina que quería arrancarme, por lo demás, estamos ante una típica, y repetida, historia del oeste, sólo que con tintes modernos y cabalgaduras motorizadas. Historia que se deja ver y hasta a ratos es entretenida, y nos recuerda valores como la lealtad y la amistad.

Evidentemente Mickey Rourke y Don Johnson tienen mejores actuaciones y mejores películas, pero en ésta se encuentran en su salsa y en su momento; y éste quizá sea el mayor merito de la cinta. Una cinta que no pasará a la Historia del cine, ni siquiera a su recuerdo, pero que tiene una mirada… aunque sólo sea para nostálgicos de fin de siglo; del pasado, naturalmente. La verdad es que no le sentaron muy bien los años.

Mickey Rourke, ese pobre chico rebelde incomprendido por muchos y aclamado por otros, nos "deleita" con una película digna de ser propia de "serie b".

En un guión casposo que aparenta estar escrito por niños de preescolar mientras juegan con sus "Harley Davidson" de juguete y sus sombreros de cowboy, nuestro Mickey se deja arrastrar al absurdo junto a su colega Don Johnson y al parecer ninguno de los dos tiene la sensatez de decirle al otro: ¿no estamos haciendo el ridículo?

La historia se centra en una panda de cuatreros ansiosos de dinero liderados por los personajes de Mickey y Don, llamados en el film "Harley Davidson y Marlboro Man" respectivamente (masacrando aún más la escasa cordura de la que pueda constar); aunque debería ser opuesto, y ser Rourke "Marlboro Man" por aquello que decía Kim Basinger sobre "el cenicero humano".

Y allí está Mickey, en la cuneta de de una carretera secundaria en medio de un desierto caluroso junto a su Harley Davidson, viste una chupa motera anaranjada y fuma un pitillo mientras mira al horizonte reflexivo; atrás quedaron las comparaciones con Marlon Brando, atrás quedó Harold Angel, muy lejos quedan ya Coppola y "La ley de la calle". Da la última calada a su cigarillo, aunque no será el último, monta su moto y sin mirar atrás se dirige al horizonte, dirección "Marielito", donde desfigurará su bello rostro tanto como su trayectoria profesional por siempre jamás, aunque conservará su mirada, la mirada del "chico de la moto".

Qué puedo añadir? Bueno sí, que apuesto mi pene -como dijo aquel- a que mundo matrix se inspiró en los estupidos malotes que aquí aparecen para deleitarnos a posteriori. Seguro seguro...

Señoras y señoreeeeeessss... Don Johnson con un peso de 90 kg y apodado Marlborooooooooooo -light-, terminado su apogeo con Miami Vice, alcoholizado y pegándole a su mujeeeeeeeeeerrr, en el rincoooooónnnnnn derechooooooooo... En el izquierdo su contrincanteeeee... Miiiiiiiiiiiickey Rouuuuuuuuuuuurke... con un peso de 86 kg y apodado Harleyyyyyyyy Davisooooooooonnnnnn -diesel-, también alcoholizado y oliendo a mierdaaaaaaaaaa... niño malo de Hollywood y con aspiraciones de volver a un ring al que nunca se subioooooooooó...

Pues eso. Dos idiotas en horas bajas qué sabiéndolo no les importa juntarse para realizar esta bazofia mandándonos el mensaje de: estamos en la ruina espiritual y laboral porque nos da la gana. Sí hombre sí. Tranquis, que yo os creo, qué ya sé que pasáis de todo. Infelices...

Pdt: faltaba Chuck Norris apodado Jonny Walker. Bueno, el arbitro.

Un engendro de máximo calibre, repleto de violencia machista y fascistoide, con Mickey Rourke y Don Johnson enfrentados a unos fulanos ataviados de larguísimas gabardinas negras de cuero (¿un precedente de Matrix?) y como no podía ser de otra manera, con malísima puntería.
Execrable, vomitiva y a evitar seriamente, supone un insulto intolerable, casi delictivo, hacia la dignidad del espectador.