No disimula en ningún momento su analogía con “Dos hombres y un destino” de hecho plagia (homenajea dirá el autor) una famosa escena de esta película. Si su intención era emularla, no lo consigue en ningún momento. Si su intención era parodiarla, maldita la gracia. Y si su intención era homenajearla, no le hace ningún favor.

Allanada esta salvedad, esta espina que quería arrancarme, por lo demás, estamos ante una típica, y repetida, historia del oeste, sólo que con tintes modernos y cabalgaduras motorizadas. Historia que se deja ver y hasta a ratos es entretenida, y nos recuerda valores como la lealtad y la amistad.

Evidentemente Mickey Rourke y Don Johnson tienen mejores actuaciones y mejores películas, pero en ésta se encuentran en su salsa y en su momento; y éste quizá sea el mayor merito de la cinta. Una cinta que no pasará a la Historia del cine, ni siquiera a su recuerdo, pero que tiene una mirada… aunque sólo sea para nostálgicos de fin de siglo; del pasado, naturalmente. La verdad es que no le sentaron muy bien los años.