El embajador del miedo

Lo que más me llega es la continua tensión de la película. La dirección de las escenas es sutil y marcadamente "thriller", casi pegando con cinta de miedo. la mano de Demme se percibe en finas hebras, pero siempre está ahí. Excelente manejo de la música con detalles de cámara. Buena dirección.
Las interpretaciones son entrañables, pues Mr. Washington hace lo que mejor sabe, que es un tipo bueno con ganas de tener hijitos para darles mucho amor, y Liev Schreiber pues aunque algo novatillo, se esfuerza para dar la talla a la película, cosa que consigue la mayor parte del metraje. Al día siguiente de verla descubres que les habías cogido cariño a los dos.
La trama es emocionante y bastante bien liada, excepto un par de escenillas de "enganche" un tanto inverosímiles, para poder encolar todo el guión, pero esto es perdonable por el excelente trabajo desarrollado en casi todos los sectores.

Jonathan Demme aún está lejos de la forma que exhibió a comienzos de los 90, cuando filmó cosas como "El silencio de los corderos" o "Philadelphia", pero esta película, y el excelente documental que realizó sobre Neil Young le han devuelto parte del crédito perdido. Tras el horroroso remake que realizó de "Charada" (sí, aquella cosa con Mark Walhberg), Demme aprueba con esta correcta película, remake del clásico de Frankenheimer con el mismo nombre. La película deja un sabor de boca agridulce, pues si bien la intriga está razonadamente bien trenzada, y los actores cumplen sobradamente (con una pérfida y manipuladora Meryl Streep al frente), existen demasiados detalles efectistas y exageraciones que lastran el filme (esas imágenes de Liev Schreiber "hipnotizado", cumpliendo las órdenes de su madre; o ese Denzel Washington sin saber dónde está). Buenas apariciones de Jon Voight y Bruno Ganz para un filme con clara vocación de denuncia contra las oscuras estrategias políticas para llevar a un candidato a la Casa Blanca, denuncia que acaba convirtiéndose en demasiado fantástica y un poco retorcida y cogida con pinzas. Interesante, no más.

Aprovechando que el 2004 fue un año electoral, "The Manchurian Candidate ", une en una sola película varios de los grandes temas del cine americano: la teoría de la conspiración, las elecciones y la guerra.

Este nuevo "The Manchurian Candidate " funciona por la autoridad interpretativa de Denzel Washington, Liev Schreiber y Meryl Streep, quien incorpora aceptablemente un papel que había interpretado con maestría previamente Angela Lansbury en el título original.

Producida por Tina Sinatra, la hija de Frank Sinatra, esta superproducción se sitúa en algún momento de los últimos tres años, en medio de un clima de terror similar al que vive Estados Unidos desde el 11-S.

El enemigo, que en la película original eran los comunistas, es sustituido aquí por las multinacionales, que quieren aprovecharse del clima de pánico que vive el país ante la amenaza terrorista para poner en la Casa Blanca a un candidato títere.

A través de este “thriller” psicológico, que da miedo en ocasiones por su verosimilitud y adecuación a la realidad, denuncia la figura de títere del presidente de EEUU dominado por las grandes corporaciones. A modo de elemento de ciencia ficción introduce la posibilidad de que este pueda estar controlado a través de un “chip” manejado por los verdaderos amos del país cuyo único interés gira en torno al interés monetario.

Sin embargo, uno de los aciertos de la película es que a pesar de la improbabilidad de su argumento, es como si pretendiese avisar al mundo de que la ficción puede convertirse en realidad si seguimos ignorando y permitiendo que las cosas sigan como están a cambio de más estabilidad, seguridad, comodidad y valores que no son los que tienen que liderar una nación.

El personaje interpretado por Meryl Streep es brillante, aporta el falso idealismo, los vacíos e hipócritas valores que suelen mostrar los que desean el poder con todas sus fuerzas, y llega a asustar a veces por su afán exageradamente manipulador y controlador.

La mayoría de los críticos apuntan esta actuación como un "homenaje" a la figura de Hillary Clinton, por ser senadoras ambas y apoyar a un hombre a un puesto importante. A pesar de este comentario, la sensación que deja la actuación de Streep es la de otra figura femenina: Jacqueline Kennedy.

La película tuvo un presupuesto $80 millones y genero por venta de taquillas la cantidad de $96, 105,964 millones, además recibió siete nominaciones a diferentes premios (incluyendo uno a los “Golden Globes” por mejor actriz de reparto: Meryl Streep ), de los cuales no gano ninguno.

Nos sentamos en el sofá armados de una buena porción de nachos con queso y unos cuantos refrescos. Hemos decidido disfrutar durante una par de horas del delirante y paranoico mundo de las teorías de la conspiración, todo ese entramado de corrupción y de anhelo desatado de poder que tantas alegrías suelen dar a sus seguidores. Ya se sabe: nada es lo que parece y fuerzas ocultas pugnan por dominar el mundo. En Estados Unidos esto ocurre por lo visto en cada panadería.
¡Que vienen los rusos! Y aparece el típico científico loco pero convencido de sus cosas. No te acerques mucho que te meto un implante que te vas a enterar y encima te hipnotizo, todo por el mismo precio. Pero por suerte aparece Denzel el Jovial que se arranca el microchip como quien se quita un granito y de repente ve la luz y se da cuenta del desastre que se avecina.
Meryl Streep está de subidón total, yo creo que se habrá arrepentido bastante de haber aceptado el papel. Sólo le falta llamar a Santa Klaus: "¿Klaus? ¿Santa Klaus? ¿El Gordo Santa Klaus?" y obligarlo a que adelante su paso por el país para que no influya en las elecciones presidenciales.
Jon Voight debe pensar que hay que trabajar para vivir, lo mismo que Bruno Ganz.
Liev Schreiber viene hipnotizado de serie, lo cual ayuda bastante.
Jonathan Demme se ha quedado definitivamente en silencio, este corderito ya no tiene nada que aportar al séptimo arte.

No he visto la original y la verdad que este remake me ha dejado con muchísimas ganas de hacerlo.
La película es entretenida desde su comienzo hasta los créditos finales, gracias a un buen pulso narrativo, gran punto a su favor, insisto, no me ha aburrido en ningún momento.
La historia es bastante buena, o mejor dicho, muy interesante, aunque tiene sus tópicos, también un pequeño tufo a telefilm de sobremesa, y le falta esa chispa para convertirse en algo grande, pero se le perdona.
El plantel de actores es portentoso y todos realizan un buen trabajo.
Una de las cosas que menos me ha gustado es su pésima banda sonora, que no le pega ni con cola.
Entretenida e interesante película de Jonathan Demme.
Mi nota: 6,5.