Tiro mortal

Bien, aquí estoy de nuevo ante el pueblo.

Correcto thriller, que lidero con suficiencia pero con cierta desgana, y con una mesura, un poso amargo y una legión de demonios interiores sobrevolando mi personaje que lo salvan de la mediocridad, aunque no por demasiados palmos.

Agradezco a Hollywood, por cierto, que por fin haya decidido brindarme la oportunidad de reivindicar mis colores haciendo de indio. Me consta que el biopic de un vikingo es inminente, y Tom Cruise y Jeff Bridges pugnan por el papel.

Cuesta creer, y mucho, que un proyecto que a finales de los 90s estuvo a punto de rodarse con un presupuesto más que importante, y nombres destacados en su reparto acabase pasando un inmerecido calvario como el que ha sufrido ‘Tiro mortal’ (Killshot). No sólo por cómo ha tenido que estrenarse en nuestro país (directa a televisión), sino por los problemas de producción que padeció, y como su montaje fue alterado al gusto de Harvey Weinstein, para llevarlo hasta la hora y media, haciendo desaparecer personajes del film, y logrando que nombres tan importantes como el del propio Quentin Tarantino se desentendieran de la producción, y que tanto John Madden (a quien le quitaron la cinta de las manos una vez finalizado el rodaje) y Mickey Rourke renegaran públicamente del largometraje que los Weinstein habían modificado a su antojo.

Problemas a parte, valorando el montaje que pude ver en su día, cuando la cinta salió en USA; podemos decir que los rafagazos de gran film de cine negro, y del estilo seco y deprimente de Leonard están en pantalla, pero también, unos más que evidentes tijeretazos de montaje, sobre todo, en la parte final, en la que el film no termina de destacar como se podía haber esperado y deseado.
Por ello, no queda otra que mirar más las interpretaciones que el ritmo, o el género en el que debe ser enclavado un film que los productores convirtieron en una rutinaria cinta de pareja perseguida por malvados asesinos a sangre fría… cuando la novela y la visión de Madden iban mucho más allá.

El protagonista de la función es el personaje al que da vida Mickey Rourke que, tras su publicitado “comeback” en ‘El luchador’, recobró fuerzas y ganas por la interpretación, y un caramelo como el de este personaje era un reto que se ajustaba a la perfección a las costuras del rostro y a sus amaneramientos.
Diane Lane sería la “segunda al mando”. En esta cinta destaca su muy esforzada labor en la que debe de cargar con un personaje forzado a rebelarse contra las innumerables piedras que van apareciéndole en el camino.
Menos minutos de pantalla tiene Thomas Jane, maldito desde que ‘El Castigador’ y ‘Dream Catcher: Cazador de sueños’ no funcionaron en taquilla como se esperaba, y fuera condenado desde entonces a ir bajando más y más el listón de los films en donde debía participar. Jane cumple y poco más en un papel que no termina de estar todo lo trabajado que debiera, en parte debido a los ya mencionados cortes en el montaje. Finalmente se queda en un arquetipo del que poco jugo se puede sacar.
Lo mismo que sucede con Thomas Jane pasa con Rosario Dawson que está claramente de pasada en este film, como novia del ambicioso Richie Nix, al que da vida un destacable Joseph Gordon-Levitt en plan macarra de barrio total. Finalmente, mención especial para el cameo del veteranísimo Hal Hoolbrook (mítico e inolvidable como el Teniente Briggs en ‘Harry, el fuerte’ (Magnum Force) quien tiene a su cargo sólo una escena, pero que logró destacar con esos pocos minutos.

En definitiva: Un film que se granjeó una fama de maldito y maltratado, gracias, sobre todo, a la actitud de Harvey Weinstein más propia de un cacique de una época ya muerta del Hollywood antiguo. Especialmente recomendada para todos aquellos fans de Elmore Leonard, seguidores de Mickey Rourke, y rastreadores licenciados en cintas difíciles de encontrar con más historia tras el telón que delante de la cámara.

-Lo mejor: Los actores, en especial la imponente presencia física y magistral demostración de talento de Mickey Rourke en un personaje que parece sacado de un film de Walter Hill o Sam Peckinpah.

-Lo peor: Que se quede a mitad de camino entre un gran film y una película del montón. Con semejantes mimbres se podía (y debía) haber hecho más.

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"Tiro mortal" es una rara avis de lo más común, por muy oxímoron que parezca. La pinta de telefilme no se la quita nadie (ese montaje, ese doblaje), aunque su estilo beba de los Coen (las coincidencias en su argumento, la lucha entre profesionales y gente de la calle). Todo muy "Fargo".

Con ese poti-poti, que desconcertará a la mayoría de sus espectadores, lo cierto es que la película cae en gracia. Quizás una duración mayor y una profundidad más honda en el desarrollo de sus personajes hubiesen logrado que "Tito mortal" fuese una obra de altura, ya que posee elementos más que interesantes que no están del todo aprovechados.

El triángulo de personajes es plausible: por un lado, tenemos al mafioso crepuscular, parco en palabras y con un background complejo, y su segundo de abordo, un matón inexperto, más peligroso que un mono con dos pistolas; y por otro, la civil que se ve envuelta en un lío de los gordos. Su personaje, eso sí, pedía un trazo más amplio. El personaje del marido, por su parte, entra en la categoría de grano en el culo: molesta, sobra, aburre. Sólo sirve para que ella tenga alguien con quién protagonizar sus escenas.

Y como los personajes, sus actores. A Mickey Rourke le se intuye el carisma debajo del careto que le han dejado. Hay que ser valiente para dejarse grabar con esa pinta, yo ni siquiera saldría de casa. El personaje le va bien porque no tiene que actuar demasiado. Joseph Gordon-Levitt realiza una actuación eléctrica, vibrante, es puro fuego, y Diane Lane, sin sorpresa, está estupenda. La guinda es el cameo de Hal Holbrook.

No es una película que venga a renovar el género ni a inventar absolutamente nada, pero John Madden sabe crear tensión y los ingredientes que confluyen en esta historia son más que suficientes para que "Tiro mortal", aún siendo muy mejorable, sea una película fresca y entretenida con la que pasar un rato más que grato.

Interesante thriller basado en una novela de Elmore Leonard que basa todo su (escaso) encanto en buenos actores y consigue que una historia común se convierta en un subproducto que hará las delicias de los consumidores de telefilmes de sábado por la tarde (que es lo que en realidad nos ofrece “Killshot”: un telefilme de lujo). Como siempre, Mikey Rourke es su peor enemigo, un actor realmente notable que carece de registros (en parte debido a su extraño físico) y que aquí compone hábilmente un personaje aunque esa falta de registros hace que estemos viendo una película con personajes y un Mickey Rourke que pasaba por allí paseando su perrito. La película se beneficia de esa maravillosa actriz que es Diane Lane y del algún que otro secundario inspirado. No es el colmo de la originalidad pero tampoco está mal rodada y proporciona hora y media de entretenimiento más que aceptable. Thriller rural por encima de la media aunque tampoco para tirar cohetes. Aunque atendiendo a los actores y a que Elmore Leonard está detrás de todo esto (como autor del guión y productor), se podía esperar mucho más que un telefilme de lujo.

Me hizo gracia recordar que Mickey Rourke y Diane habían coincidido un cuarto de siglo atrás en "La ley de la calle" (1983). Aunque no digo la verdad en el título. El transcurrir del tiempo sí pasa factura, pues al actor de origen de irlandés se le ve más que machacado, si bien mejor que en otras apariciones como "Los Mercenarios" (2010), y la pelirroja, supongo que natural, ya cuarentona, está lejos de la belleza de sus años mozos, aunque en este caso como dice el refrán, quien tuvo retuvo y guarda para la vejez. A propósito, que el marido en la ficción, el tal Thomas Jane, que le han buscado es cuatro años más joven que ella.

La película en realidad se rodó entre el 2005 y el 2006 para luego permanecer en el cajón de algún productor. Se iba a sacar directamente para DVD pero el resurgir de Mickey Rourke le dio una oportunidad en los cines, en los que hizo una tirada microscópica. La obra entre el drama, el romance y la acción es llevadera pero ya sea por precipitación o por que está cogida con pinzas, nunca engancha. El caso es que uno ve "Killshot" y piensa que tampoco está mal. Pero luego al darle uno vueltas a la cabeza llega a la conclusión de que se aproxima a chorrada, por muy novela de Elmore Leonard que adapte.