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Pájaros de verano

Drama Basada en una historia real que explica el origen del narcotráfico en Colombia, la película se sitúa en los años 70 cuando la juventud norteamericana abraza la cultura hippie y con ella a la marihuana. Esto provoca que los agricultores de la zona se conviertan en “empresarios” a un ritmo veloz. En el desierto de Guajira, una familia indígena Wayuu se ve obligada a asumir un papel de liderazgo en esta nueva empresa. La riqueza y el poder ... [+]
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
6 de marzo de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me gusta definir así las películas, pero esta vez creo que resulta definitorio decir que es algo que está entre la majestuosidad de imágenes y sonido del cine de Andrey Zvyagintsev (Sin amor, Leviatán) y una ''precuela'' de Narcos.
Está lo suficientemente bien hecha para que en poco tiempo asumas a la vez que vas aprendiendo los códigos de conducta de los Wayúu. Tiene escenas imborrables en la memoria, como la casa en medio del desierto y la tormenta, como la del pastor que abre y cierra magistralmente la película. Y no por casualidad está dividida en cinco cantos, pues estos cantos indígenas son tal vez lo más especial y particular de la misma, la tradición oral en un pueblo así lo es todo.
Pero la trama, siendo buena, se queda en una historia de Narcos. Con todos los matices, pero en algunos momentos recuerda una película de cine negro rodada en un escenario luminoso y exótico. Lo mismo de tantas veces pero con otro atuendo. Pequeña pega para quien le guste el cine negro: esta película no tiene el ritmo que precisa una película de este género.
Pepegrau
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7 de febrero de 2019
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Comienzo de una Era

Un pasado plagado de narcotráfico y muerte logra estigmatizar, marcar y estancar a un país en una situación bastante desfavorable con respecto al futuro, ya hemos tenido la oportunidad de ver este proceso de deterioro en pantallas chicas y grandes, a través de infinidad de películas y series, donde la gran mayoría de estos productos audiovisuales sufren a causa de glorificar y/o confundir estas raíces negras.

¿Y si las raíces negras no fueron el principio? Esta es una pregunta que plantea y responde de manera exquisita Pájaros de Verano. La última cinta de Ciro Guerra y Cristina Gallego maravilla al poder hablar con detalle de una época y comunidad casi olvidadas (al igual que sus tradiciones), con un toque documentalista y contextualizado de manera sutil pero certera.

Pájaros de Verano es una película esencial en cuanto responde a todo el contenido producido actualmente en torno al fenómeno del narcotráfico en Colombia; lo narra desde sus inicios, pero también desde sus protagonistas y posteriores víctimas. La era que escoge para esto es un prólogo de la famosa “Bonanza Marimbera”, un periodo de la historia donde la actividad de cultivo y exportación ilícita de marihuana atrajo mucho dinero a bandas delincuenciales en Colombia, sobretodo en la Costa Caribe.

El filme es entonces un repaso que no cae en la crónica histórica, sino que hace un estandarte para sí misma y se levanta como película con estructura sólida y fuerte, en esta misma fortaleza encuentra la manera de contar una precuela a un referente audiovisual común, el narcotráfico. Pájaros de Verano te cuenta el comienzo de una era sin titubeos y con protagonistas distintos a los que te suelen presentar.

Contextualizar y explorar

Ya mencioné que la película contextualiza, pero la forma en la que lo hace es digna de que se repita. Soy de los que cree que una película, por más que esté hecha para un nicho o grupo de fanáticos de cierto tipo de cine, debe poder ser universal en cuanto a su uso del lenguaje cinematográfico. ¿Cómo contar una historia tan intimista del pasado colombiano a todo el mundo? A través de la contextualización y la exploración a partes iguales, y es que Pájaros de Verano se centra en personajes que se corrompen poco a poco, mientras su escenario lo hace a proporcionalmente, no vemos sólo el caos, primero llegamos a conocer la calma de la tierra y la comunidad protagonistas.

Esta transformación de la que hablo es puro cine, ya que se va cociendo frente a los ojos del espectador sin perder un apiste de la “crudeza” con la que empieza el relato. En otras palabras, la cinta va explorando sus propios puntos y ejes argumentales mientras avanza el arco de los personajes a manera de anclaje con su propuesta inicial. Sin embargo, Pájaros de Verano no cocina durante 2 horas para entregar un plato frío a modo de simple película documentalista, todo lo contrario, el espectador termina consumiendo un producto bien cocinado de gangsters, que el mismísimo Scorsese aplaudió de pie.

Los Pájaros de Verano volaron y destruyeron

Y, ¿qué son los Pájaros de Verano? Así suelen llamar los locales a los turistas que van a descontrolarse durante las vacaciones en sus territorios, normalmente usando drogas y gastando mucho dinero… Bueno, esto ya debería decirles el por qué la película se titula así. Los Pájaros de Verano son los “gringos” que llegaron a invertir y corromper los valores de una comunidad.

La gran protagonista de la historia es una familia indígena Wayuu, caracterizada y dibujada a través de sus tradiciones y peculiaridades (aquí mi insistencia en la contextualización), pero que va mutando según va interactuando con dólares, mostrando el deterioro que sufre a causa de la invasión cultural de “Occidente” en la comunidad.

Pero la transformación no se trata sólo de billetes, sino de valores como la avaricia apoderándose de los miembros de las familias y convirtiéndolos en rivales dentro de una guerra que ellos jamás pidieron librar. Un frente de batalla wayuu impulsado desde el comercio de marihuana y la destrucción de la moral indígena por el hambre de poder.

Conclusión

Pájaros de Verano es una película que goza de su riqueza estética, narrativa y argumental, con esto quiero decir que es un filme que se nutre de todo para fortalecerse. Tiene una exploración detallada de un pasado que poco –o nada- se indaga en el cine actualmente, pero también tiene personalidad para no caer en lo documental enteramente, sabe cocerse a un ritmo lento, pero con la sustancia suficiente para moverse de un género a otro sin generar ningún tipo de ruido, es como si Pájaros de Verano supiera hacerte parte de su mundo de una forma silenciosa y tranquila a pesar de su premisa.

Escrito por Andrés Tejada
https://cinemagavia.es/pajaros-de-verano-pelicula-critica/
Cinemagavia
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16 de noviembre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene por un lado la magia del realismo mágico, que me recuerda el mundo de García Márquez y de Isabel Allende y por otro la lacra del mundo de la droga que no perdona ni a personas ni a culturas.
Esta historia real mezcla las tradiciones de la comunidad Wayú con la ambición por el dinero fácil conseguido del narcotráfico.
Muestra también la solidaridad entre los clanes y tiene fuerza el papel del comunicador de la palabra.
floro
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24 de diciembre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luego de la enorme repercusión conseguida con su anterior película, ‘El abrazo de la serpiente, el director colombiano Ciro Guerra con la colaboración de Cristina Gallego dan forma a una poderosa historia que narra el inicio de tráfico de drogas en su país.

La historia sucede en los años 60 y 70, en una zona de la Guajira, donde habitan un grupo de indígenas llamados Wayuu, un grupo muy cerrado y que se rige por sus propias leyes y muy arraigadas costumbres, pero todo empieza a cambiar cuando Rapayet (José Acosta) desea casarse con la joven y bella Zaida (Natalia Reyes), integrante de una familia con superioridad económica, por quien su madre Úrsula (Carmiña Martínez) exige una dote casi inalcanzable para Rapayet.

Pero cuando Rapayet trabaja con su amigo Moisés (Jhon Narváez) distribuyendo café, conoce a un grupo de jóvenes gringos anticomunistas que están buscando marihuana, así Rapayet emprenderá un nuevo negocio de distribución de la hierba junto a Moisés, negocio que pronto prosperará lo que le permitirá casarse con Zaida e integrarse a su nueva familia, quienes integrados al negocio y ante el crecimiento de su riqueza y prosperidad, empezarán a enfrentarse a nuevos problemas relacionados con la ambición y el poder.

La película parte de una premisa poderosa y consigue desarrollarla de manera efectiva, en una narrativa dividida en episodios, o más bien cantos, que se centra en cada etapa por la que transita su primer protagonista, Rapayet, la integración de la familia al negocio que tras la llegada del dinero y poder que termina por enfrentarlos a los otros grupos de familia, a lo largo de los años por casi un década y donde el papel de la madre Úrsula competirá por el liderazgo con su yerno Rapayet.

La película combina con éxito el drama, centrándose en mostrar los usos y costumbres de los diferentes grupos de indígenas, para posteriormente convertirse en una película de gangsters en toda la regla, que a pesar de ubicar la acción en una zona alejada del urbanismo se ve corrompida por la llegada del poder económico, lo que amenazará la integridad e integración de la comunidad y familia, sin diferenciarse en cuanto a los modos de las historias similares ambientadas en las grandes ciudades.

Además, la película contiene una buena cantidad de imágenes poderosas y poéticas, que son bien mezcladas con las que muestran sus fuertes tradiciones y posteriores violentos enfrentamientos, en una película que gratamente sorprende por su atractivo ingenio.

https://tantocine.com/pajaros-de-verano-de-ciro-guerra-y-cristina-gallego/
Quique Mex
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11 de junio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras, Ciro Guerra (el director) y Cristina Gallego (entonces productora), se hallaban en los preparativos del rodaje de su notable película, “Los Viajes del Viento” (2009), en sus charlas informales con los habitantes de La Guajira, Colombia, estos les narraron muchas historias sobre la llamada Bonanza Marimbera (alto cultivo y exportación de marihuana hacia los Estados Unidos de Norteamérica) que tuvo lugar entre 1975 y 1985, aproximadamente, la cual generó la llegada de grandes sumas de dólares al país… y también un buen número de masacres, venganzas familiares y toda suerte de atrocidades. Tras cada historia que llegaba a sus atentos oídos, los realizadores se preguntaban, cómo podía ser que nadie se hubiese ocupado, cinematográficamente, de semejante momento histórico… aunque cabe recordar que hubo una curiosa referencia al tema de los cultivos ilícitos en el filme de Jairo Pinilla, “Área Maldita” (1980). También accedieron, Guerra y Gallego, a un amplio conocimiento del rol de la mujer en la etnia Wayuu, y todo esto, es lo que vamos a ver, debida y muy efectivamente recreado en, <<PÁJAROS DE VERANO>>, uno de esos valiosos filmes que nos aproximan a la zona gris de la historia de nuestra patria.

Pueblo dedicado, sobre todo, al pastoreo (cabras, chivos, caballos, mulas…), a la pesca y a las labores artesanales, los wayuu tienen entre sus tradiciones que, cuando un hombre quiere casarse, debe lograr un acuerdo con los padres de la novia donde se definirá cuanto ganado y joyas deberá entregar como dote.

Rapayet, es un joven que, al no tener como pagar la dote que le permitirá casarse con la bella, Zaida, del clan Pushaina, terminará aliado a su viejo amigo Moisés (Moncho), con el cual comprará marihuana a su primo Anibal, la cual ellos venderán a los turistas gringos… y muy pronto a la mafia de este país.

Como puede esperarse, el flujo de dólares que llega a sus arcas pronto comenzará a empañarse… y entonces, asistiremos a un enfrentamiento entre dos clanes familiares que, Gallego y Guerra, van a recrear con notable recursividad narrativa, dándose el gusto de trabajar con auténticos wayuu, y hasta rodar gran parte de las escenas habladas en su dialecto.

La autenticidad del filme, lo convierte en una obra antropológica muy significativa y, además de los muchos logros visuales, la trama, en general, convence, y ese negro lunar de la historia de Colombia queda claramente reflejado… y aunque no podamos hablar de actuaciones magistrales, necesario es reconocer que los protagonistas lucen auténticos y un cierto halo de poesía (los capítulos separados como cantos; los simbolismos con los animales; Úrsula en referencia a “Cien años de soledad”; el cantor anticipando algunos hechos…) que emerge a todo lo largo de la historia, consolida una obra que enaltece al cine colombiano.
Luis Guillermo Cardona
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