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Lucky You

Drama. Romance Huck Cheever (Eric Bana) es un jugador profesional de póker que va a Las Vegas para participar en el campeonato mundial. Allí conoce a Billie Offer (Drew Barrymore), una aspirante a cantante, que intentará ayudarle a reconciliarse con su padre (Robert Duvall), el mejor jugador de póker. (FILMAFFINITY)
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
14 de febrero de 2018
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que solo he sido capaz de ver los 10 primeros minutos. Leo por ahí que lo importante de la película es la relación padre/hijo y patatín patatán, pero es que aquí hay un problema muy serio, y es que una película que trata de jugadores profesionales de póker, no sepan jugar al póker.

Es como si hacen una película sobre futbolistas profesionales y, cuando empiezan a jugar, se pasan el balón con la mano. Y te dicen: "eso no importa, lo importante es la historia que hay detrás". Pues no, señores, es que si unos futbolistas se pasan el balón con la mano, yo ya soy incapaz de tomarme nada en serio, porque sé que estoy viendo una estupidez sin sentido.

Y lo mejor es que hay una crítica que dice que la historia realmente es una mierda llena de tópicos, y lo destacable son las escenas de póker. Madre de Dios, pues cómo debe ser entonces la historia, para que lo más destacable sean unas escenas de póker que no tienen sentido. Tócate los huevos, Margarita.

Pero, en fin, vamos al asunto. Decía que solo he sido capaz de ver 10 minutos de película, hasta que...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
setinho
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6 de noviembre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El último trabajo del director de L.A. Confidencial es un drama deportivo sobre el mundo del póquer profesional. En el marco de una competición internacional celebrada en Las Vegas, Lucky you nos relata la historia personal de Huck Cheever, un jugador de cartas profundamente marcado por la mala relación que mantiene con su padre. Si bien las escenas puramente deportivas (las que corresponden a las partidas y a las sucesivas eliminatorias) desprenden la emoción adecuada, los pasajes dramáticos suponen verdaderos bajones en la narración, algo achacable en gran parte al (siempre) soso quehacer del actor Eric Bana, cuyo papel hubiera requerido de una socarronería y unos modos canallescos (y me viene a la cabeza Eddie Felson, el personaje interpretado por Paul Newman en El buscavidas) que el australiano no posee ni por asomo.
FERNANDO BERMEJO
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11 de abril de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida y amena película sobre jugadores de póker, donde este deporte (muchos no lo califican así), pasa a segundo plano cuando de sentimientos humanos entre padre e hijo se trata.
Aunque quizás no pase a segundo plano, sino que ambos se complementan, pasando a ser una misma cosa, puesto que padre e hijo llevan el juego a sus vidas y viceversa.
El film dura algo más de dos horas y no se nota. Esto quiere decir que no aburre lo más mínimo e interesa lo suficiente como para mantener la concentración del espectador. Pero eso no es suficiente como para convencer del todo.
La cinta resulta bastante más light de lo que no solamente cabría suponer de antemano (lo contrario de la excelente "Rounders"), sino de lo que hubiera requerido dada la innegable dureza de la historia.
Aunque hay en todo momento tensión emocional, no hay escenas con el nervio suficiente como para quedar en el recuerdo.
Todo transcurre bastante tranquilamente, asimilándose poco a poco hasta llegar a un final a tono con el conjunto del film, esto es, falto de garra y chispa.
Lo mejor es su estupendo prólogo, con la excelente escena del diálogo entre el protagonista y la dueña de la casa de empeños. En esos cinco minutos o quizás algo más, sabemos cómo es el protagonista. Y también tenemos el buen momento de la partida de póker entre padre e hijo en la cafetería, donde quedan sobre la mesa, además de las cartas, los sentimientos entre ellos, lo que les une y lo que les separa.
El resto es facilmente digerible, con acertados momentos como la apuesta de golf y otros donde desearíamos más implicación emocional y donde algunos personajes apenas quedan dibujados, como el de Charles Martin Smith o el de la propia Drew Barrymore, que a veces es una simple comparsa.
En definitiva, si no hubiera estado dirigida por Curtis Hanson, no estaría mal, pero siendo él el realizador de "L.A. Confidential", obra maestra absoluta del género negro, puede saber a poco.
Ignacio Larrea
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13 de noviembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran película de director. Esta película me atrapó porque cuenta con una gran dirección. Un casting muy bueno también. La historia está muy bien contada y para mi gusto marca muy bien los ritmos, lenta cuando debe serlo y rápida cuando ha de serlo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juanfer
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27 de marzo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peliculilla del montón de la cual uno se olvida nada más acabar, entretenida por momentos y poco más nos cuenta cómo es la vida de un personaje interpretado de manera muy sosa por Eric Bana que vive en Las Vegas con los beneficios que (a veces) le reporta el ser un gran jugador de póker. Añadir que conoce a una chica (Drew Barrymore) y que también tenemos a Robert Duvall en el papel de padre de Eric Bana en la ya mil veces vista en el cine mala relación padre-hijo. Por cierto, el personaje de Duvall también juega al póker, de hecho es el mejor del mundo, y termina enfrentándose a su hijo en el torneo mundial. Vamos, que estamos ante un conjunto de clichés que solo entretienen cuando las partidas se ponen interesantes.

Ni siquiera diría que es una película recomendable para los aficionados al póker, las partidas están muy bien rodadas de manera que se puedan seguir los movimientos pero se sabe lo que va a ocurrir desde el primer momento, no hay emoción alguna y todo lo que no es póker es un relleno absurdo y mal llevado que solo sirve de excusa para descongestionar la película de tanto juego de cartas. La química entre Eric Bana y Drew Barrymore es inexistente, además esta última realiza una interpretación a la altura del personaje: malísima. Las escenas y conversaciones que hay entre ambos son de lo peorcito que he visto en materia romántica (si es que se le puede llamar así a esto), y la resolución del tema padre-hijo resulta una gilipollez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sick boy
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