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La pícara puritana

Romance. Comedia Jerry y Lucy Warriner están a punto de divorciarse y luchan por la custodia de su perro, Mr. Smith. Antes de que el divorcio se haga oficial, Jerry decide volver con Lucy, pero se entera de que ella va a casarse con un hombre que se ha hecho rico gracias al petróleo. Jerry contraataca anunciando su compromiso con la aristocrática Molly Lamont. (FILMAFFINITY)
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
14 de noviembre de 2005
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en plena década de los treinta, las comedias locas (screwball comedies) están en su máximo esplendor, despúes de "Nobleza Obliga" con Laughton y "La vía láctea" con LLoyd, McCarey dirige esta comedia a la mayor gloria de la pareja protagonista un dinámico y elegante Grant y una sofisticada Dunne. Película de ritmo rápido, diálogos ágiles y escenas de chispeante humor que hoy se ve con agrado, aunque en algunos momentos el paso de tiempo le halla hecho algo de daño al haber cambiado los roles femeninos y masculinos.
Junto a la construcción de los escenarios y del vestuario que deliberadamente huyen de una realidad social muy distinta, MacCarey juega con su estilo limpio y nada pretencioso con las convenciones de la comedia donde la batalla de sexos, la réplica y contraréplicas a cada cual más ingeniosa, fabrica una comedia que servira de modelo a imitar.
granon
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17 de septiembre de 2014
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Leo McCarey -a quien todos recordamos por la impecable “Duck Soup” con los Hermanos Marx-, alcanza su nivel más alto con “LA PÍCARA PURITANA”, una provocadora y magnífica locura, donde cada pieza encaja para darnos el más sobrio y refrescante motivo de entretenimiento. Sofisticada screwball comedy, condimentada con desternillantes situaciones y dulces travesuras; con un puñado de convincentes interpretaciones donde, ¡hasta el perro!, se merece diploma de honor; y una ejemplar lección de entendimiento y de perdón, para mantener en vilo lo que, con mucho esfuerzo, se construye en pareja a lo largo de los años.

Con otro brillante guión de Viña del Mar, quien se ha basado en la exitosa obra “La terrible verdad” del newyorkino Arthur Richman (1886-1944), el meollo del asunto es el propósito de Jerry y Lucy Warriner de separarse con juez a bordo, después de que ambos descubren que la fidelidad no ronda últimamente por su casa. El juez sentencia entonces que, el divorcio solo será válido dentro de 90 días contados a partir de la fecha, y definida –con fina trampa- la custodia de Mr. Smith, el astuto perro que tanto los unía, comienza para la separada pareja el firme propósito de rehacer sus vidas por otro camino, mientras que cada tanto, Lucy debe “soportar” la presencia de su cónyuge… aunque sólo sea para compartir los cariñitos de su mascota y darle la oportunidad de que estropee los progresos que viene alcanzando con su nuevo pretendiente oriundo de Oklahoma. ¡Alto riesgo de modales para tratar ganado!

La apreciable, Irene Dunne, se faja una interpretación dulce y desenfadada, con felices improvisaciones, y capaz de asumir cualquier procedente improcedencia que le permita empantanar los afanes de nueva boda de su apreciado “ex-marido”. Y, Cary Grant, le hace una efectiva oposición para procurar que tampoco ella logre su cometido.

Leo McCarey, ha merecido con creces su primer Oscar como director, pues ha dado a la comedia cinematográfica otra gran joya con la que podrán reír –y aprender una que otra cosa- las restantes generaciones. Apuntes como el diálogo del abogado con Lucy donde le dice lo hermoso que es el matrimonio mientras su esposa le demuestra su propia realidad. La huida de Daniel Leeson (un estupendo Ralph Bellamy) cuando descubre la trifulca que tiene lugar en casa de su prometida… o la preciosa alegoría que nos enseña el reloj con lo que ocurre entre la reanimada pareja, son ejemplo de comedia pura y dan cuenta de un realizador de primera clase.

Ah! Y queda bien clarito, que para hacerse merecedor al Amor de una mujer de Verdad, vale tener dinero, pero necesario es acompañarlo de buenas maneras, algo de sencillez, mucho de talento, abundante ternura… y una que otra pizca de buen gusto para asumir la vida con entusiasmo.
Luis Guillermo Cardona
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18 de marzo de 2023
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deliciosa 'screwball comedy' con la pareja Cary Grant e Irene Dunne inmersa en conflictos matrimoniales.

La lucha de sexos, el ritmo endiablado, los embrollos amorosos en sofisticados y distinguidos escenarios, las situaciones y personajes delirantes, el cinismo, el sarcasmo, los divertidos equívocos o los ocurrentes y rápidos diálogos son los rasgos definitorios de este tipo de alocadas comedias de enredo que encuentran en "La Pícara Puritana" a uno de sus más notables ejemplos.

El juguetón perro Asta (aquí llamado Mr. Smith y que volvería un año después a coincidir con Cary Grant en "La Fiera De Mi Niña") protagoniza algunos de los mejores momentos de esta película que fundamenta su historia en una obra teatral de Arthur Richman.

Joyce Compton interpreta un número musical llamado "My Dreams Are Gone With The Wind", que con toda seguridad sirvió de inspiración años después a Billy Wilder para rodar la famosa escena de "La Tentación Vive Arriba" en la que Marilyn se acerca a la rejilla de ventilación del metro para que el impetuoso chorro de aire le calme los calores del ardiente verano neoyorquino.

El gran Leo McCarey ganó el Oscar al mejor director por su excelente trabajo en esta genial comedia, sublimada por las memorables actuaciones de un siempre magnífico Cary Grant y sobre todo de una estupenda Irene Dunne.
BartonKeyes
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2 de agosto de 2009
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los años treinta supusieron la eclosión de la "Gran Comedia" en el cine norteamericano: directores, guionistas, actrices y actores "inundaron" las grandes productoras del momento para realizar excelentes películas de este género. Y ahí entran en escena dos auténticos genios de la comedia: Irene Dunne y Cary Grant. En La Pícara Puritana, Leo McCarey introduce de manera genial los rencores, celos y desavenencias de un matrimonio de la alta sociedad en trámites de divorcio. La complicidad de la pareja alcanza cotas extraordinarias, y cada escena rebosa inteligencia en los diálogos y situaciones disparatadas. Dunne y Grant demuestran su gran complicidad entre ellos para hacer de la película una de las mejores comedias de todos los tiempos.
Javi
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15 de agosto de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las propias palabras del señor Warriner, el matrimonio se fundamente en la fe y en la confianza que existe entre los cónyuges, y si ésta se pierde con ella todo. Y siguiendo su premisa, cuando sospecha que su mujer Lucy puede tener una aventura con su profesor de canto francés, ambos tiene una pequeña discusión y deciden divorciarse de mutuo acuerdo. Tras pasar por el tribunal queda establecido que su unión como marido y mujer será nula transcurridos sesenta días. A partir de entonces comienzan unas semanas en las que los actos impulsivos y alocados serán los que guíen las acciones de los esposos: ella tratará de olvidarse de él sustituyéndole por uno venido de Oklahoma, se dividen la custodia de su querido "Mister Smith", y él, después de interferir varias veces de nuevo en el camino de Lucy y ayudarla de paso, también intentará empezar una nueva vida con una rica heredera, pero sólo al final el tiempo, los equívocos, encuentros y enredos serán los que decidan a quién pertenece de verdad cada uno.
Hacía bastantes días que no pasaba un rato tan divertido y entretenido ante la pantalla, pues son tantas las escenas ingeniosas y desternillantes que hay en esta película, que mantienen una sonrisa constante en la cara que aún dura cuando nos despide la estatua de Columbia. Y es que no podía ser de otra manera si la protagonizan dos grandes estrellas del género y la dirige un gran director como Leo McCarey, capaz de distribuir las dosis de humor para mantener su calidad y que éste vaya en crescendo. Como la pareja Warriner derrochan talento, versatilidad y una extraordinaria Bis cómica Cary Grant, metido en la piel de Jerry, e Irene Dunne, en el papel de Lucy, que se compenetran a la perfección para regalarnos momentos hilarantes y con gancho a la par que románticos (contando para ello con un guión inteligente lleno de frases de alta comedia sofisticada).
Excelente película, nominada a varios premios de Academia en 1938 (mejor película, actriz, guión... de entre los que Leo McCarey ganó muy merecidamente el de mejor director), y que supera con creces a la mayoría de comedias que se estrenan en nuestros días.
david panadero moya
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