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El prestamista

Drama Un superviviente del exterminio judío regenta una tienda de préstamos en el neoyorquino barrio de Harlem. Los espeluznantes y dolorosos recuerdos del campo de exterminio dominan completamente su vida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
25 de julio de 2006
28 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca servidor había visto plasmar en pantalla de modo tan veraz y crudo una historia como esta, donde nos topamos con un arisco y turbado personaje que, después de sobrevivir a un encierro en un campo de concentración nazi, montará su propio negocio para intentar dejar atrás su pasado, aunque constantemente ronden por su cabeza imágenes acontecidas ante sus propios ojos.

Si a un protagonista que se le puede sacar tanto partido, le añadimos una fabulosa interpretación de Rod Steiger, una de las mejores que yo haya podido ver en pantalla, sólo habría que decir que Lumet poco tendría que hacer tras las cámaras, pues conteniendo tal arrebato de genialidad por parte de Steiger, pocas cosas más debian cuadrar en un film donde su personaje principal debía poner en marcha la maquinaria de dicha cinta, para que esta funcionase debidamente.

Pero vaya si lo hizo el realizador nacido en Philadelphia. Dió forma a su obra de tal modo, que el resultado final fue casi perfecto: Los escenarios, tan sencillos como efectivos sacaron a relucir unas enormes caracterizaciones por parte de los intérpretes, como debe ser, las situaciones excelentemente llevadas, sin prisa pero sin pausa, ofreciendo al espectador una maravillosa profundización sobre nuestro prestamista, los flashbacks tan bien distribuidos a lo largo de la trama, además de estarlo en los momentos precisos, y una fotografía loable, mostrando con interesantes movimientos un relato estremecedor desde el primer momento.

Hoy por hoy, una de las mejores y más exquisitas películas de Lumet que he tenido el sumo gusto de poder ver, una historia escalofriante donde todo está en su lugar y nada desentona, narrando en ella algo dificilísimo de trasladar a la pantalla, un clínico y preciso examen sobre una personalidad complicada de llevar, que muestra los vestigios que pueden llegar a dejar situaciones tan desgarradoras como terroríficas vividas por nuestro presamista, las diversas consecuencias que el individuo puede llegar a albergar en su mente a raíz de unos acontecimientos como aquellos o la fogosidad con la que el retrato realizado impregna cada fotograma de la pantalla, y no por ser precisamente Nazerman un personaje demasiado afín con estas características, sino más bien todo lo contrario, pesimista con la vida y apesadumbrado consigo mismo, haciendo que el espectador pueda vislumbrar en cada uno de sus rasgos cualquiera de los estados que una persona de estas características podría haber vivido ante una situación del tipo que se le presentó a este sujeto. Resumiendo, triste, trágica, arrebatadora, increible, brillante e infinidad de adjetivos que me dejo por el camino. Véanla, sólo por poder observar a Steiger en pantalla, un fenómeno, merece la pena.
Grandine
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17 de abril de 2009
17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siguiendo a mis almas gemelas he acabado por ver esta película, que me ha dejado la verdad más bien bastante indiferente.
Puede ser que no sienta empatía hacia los traumas psicológicos que no he sufrido. Aunque fuera capaz de entender el dolor, el sufrimiento, el vacío, etcétera, de quien ha perdido a su familia en un accidente de avión o en un campo de concentración nazi me siento incapaz de compartirlo, de vivirlo con él. En general me cuesta ponerme en la piel de estos antihéroes trastornados.
Rod Steiger, que en mi opinión, aunque sobreactuado en muchas escenas, está por lo general contenido, sublime a ratos, a mi en ningún momento me transmite viendo la película el dolor de quien ha perdido a toda su familia en un campo de concentración. No lo siento. Sí siento sobre todo en la primera parte de la película el frío por la existencia de un Rod Steiger que desde su jaulón de la casa de empeños se enfrenta a los demás como si de un duelo se tratara, a partir de un concepto crematístico de la existencia (esto es: "lo único que vale es el dinero, los demás son basura, y lo que logres quitarles a ellos será tuyo"). Es sabido que un concepto así de la vida no puede hacer feliz a nadie, y el espectador compadece de este modo a un pobre prestamista que parapetado en los presupuestos de una lógica y un cálculo constantes se niega a sentir nada para no tener que volver a afrontar el sufrimiento que acarrea un cara a cara con la existencia. Más o menos prototipo del burgués moderno, hombre-máquina, eminentemente lógico e intrascendente, incapaz de albergar sentimientos fuertes hacia nada.
Pero en mi opinión la película se atolondra bastante cuando Lumet pretende "explicar" al personaje, también cuando pretende indagar las complejidades del temperamento judío, de los conflicto sociales (aunque no lo tengo muy claro creo que sigue el argumento del "buen salvaje", de que el hombre prístino es un ser feliz e inocente por naturaleza pero que, en contacto con los demás, con el interés, con la muchedumbre, con la ciudad y en general la política, se corrompe y cae en desgracia), de la moral, incluso quiere estudiar el papel del pecado y la penitencia en este valle de lágrimas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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25 de abril de 2011
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
124/14(14/04/11) Esta crítica va dedicada al gran director Sidney Lumet muerto recientemente. ‘El prestamista’ es un film complejo en el que se hace una fotografía del dolor, del tormento interior, del sufrimiento por estar vivo cuando solo una muy buena suerte le hace estar vivo. Se centra en Sol Nazerman (Gran Rod Steiger), un judío que estuvo preso en Auschwitz, allí perdió a toda su familia, hecho que le ha dejado marcado de por vida, ahora reside en Nueva York y regenta un establecimiento de prestamista, está en Harlem, por el negocio pasan todo tipo de sórdidos personajes que imprimen al relato un ambiente deprimente. Nazerman está marcado por lo que pasó en Auschwitz, esto le atormenta y le hace ser un tipo solitario, huraño rozando la misantropía, le hace ser frío, en sus relaciones con los demás parece carecer de sentimientos, como si se los hubieran llevado en Auschwitz. La ambientación del film es un gran acierto, vemos al protagonista en su negocio rodeado por rejas en hecho más que simbólico de cómo se siente él, atrapado, la fotografía de Boris Kaufman (‘La ley del silencio’, ‘12 hombres sin piedad’ o ‘Esplendor en la hierba’)consigue envolver al relato en un tono lúgubre, la banda sonora de Quincy Jones a ritmo de jazz sirve para marcar el clima de drama urbano del tiempo en que se desarrolla el argumento, en el que interactúan varias etnias, judíos, negros o hispanos. Hándicaps de la cinta son que el tiempo no le ha sido favorable, la envejecido bastante, la han convertido en algo forzada, por momentos manipuladora, con un uso de flash-backs muy irregular, resultan maniqueos y su discurrir resulta demasiado redundante en el dolor del protagonista, es muy machacona, esto hace que resulte demasiado seca, asimismo da la impresión que no avanza todo está estancado. Lo mejor de la cinta es la majestuosa interpretación de Rod Steiger, un tipo que por sí solo llena la pantalla, un actor que derrocha sentimiento, rabia, dolor, tristeza, amargura, un coloso que derrocha pasión en su labor. Recomendable a los degustadores de traumas psicológicos. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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31 de enero de 2017
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hombres que mueren en la guerra, dejan marcadas a sus familias con el dolor, la extrañeza, y hasta con un sentimiento de que la vida no es justa por permitir lo sucedido. Y los hombres que logran sobrevivir a la guerra, también quedan marcados por la muerte de sus amigos, y/o familiares, y por la suerte de infamias que ellos mismos cometieron o les tocó presenciar. Es entonces, cuando pareciera mejor morir que seguir viviendo perseguido por unos recuerdos que atormentan toda vez que vuelven a la memoria.

En los casos más graves, se presenta una psicopatología (el trastorno obsesivo-compulsivo) donde cada imagen del presente sirve para rememorar una del pasado con sensaciones de angustia, impotencia y/o culpabilidad; donde también se distorsiona la realidad y hasta se llega a confundir y a maltratar a personas presentes por asemejarlas con figuras que años atrás nos hicieron daño. Y de esta forma, la vida es amarga y la felicidad se aleja cada día más y más.

Tan sólo 36 años tenía el estadounidense, Edward Lewis Wallant (1926-1962), cuando un aneurisma terminó con su vida. Pero, logró dejar para la posteridad varias novelas, siendo, “El prestamista” (1961), la más celebrada por la crítica literaria, lo que motivó que fuese la más vendida, y no tardaría en ser reclamada por los productores para su adaptación cinematográfica.

Con guion de Morton Fine y David Friedkin, fue Sidney Lumet (“Twelve angry men” …) quien se encargaría de convertir esta obra en una de las piezas claves del Cine Libertario (aquel que pretende romper las cadenas físicas y culturales que atan al hombre ante la sociedad), al tiempo que se convierte en un magistral tratado acerca del entendimiento de la psique humana. Con su responsable y sensible profundización en las motivaciones de sus protagonistas (Solly Nazerman, Jesús Ortiz, la novia de éste, la sra. Birchfeld…), Lumet logra ponernos literalmente en sus pellejos haciendo que, hasta el menor deseo de juzgar o condenar, se desvanezca por completo.

El resultado, si sabes ver, ¡puede ser maravilloso!: El entendimiento que descubre la inocencia en cada ser humano; la luz que disuelve toda culpa extinguiendo la necesidad de perdón; y el reencuentro en la Unicidad con esos hermanos a los que siempre sentiste tan separados.

Rod Steiger, actor que ya había dado cuenta de su alto potencial interpretativo en títulos como “On the Waterfront”, “The harder they fall”, “Al Capone” y otros tantos, alcanza aquí su cumbre con un impactante desdoblamiento que nos va llevando de la oscuridad a la luz, con un personaje que ya hace parte de los más significativos de la historia literaria y cinematográfica. Como estudio psicológico y como carácter humano, creo que su eficacia es ejemplar y definitiva.

Pero, también Jaime Sánchez (el asistente latino de la tienda de empeños), Juano Hernández (el filósofo Mr. Smith), Thelma Oliver (la novia convertida en prostituta de ocasión) … consiguen calarnos muy adentro, haciéndonos sentir que, entre las minorías, hay gente maravillosa que merecería ser feliz.

“EL PRESTAMISTA” es un filme maduro y profundo, exigente es cierto, pero, es sin duda de la mejor cosecha cinematográfica.
Luis Guillermo Cardona
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20 de marzo de 2009
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro certero navajazo de Lumet.

Si bien el guión no es excesivamente brillante, y quizá podría haber estado mejor resuelto, este coloso vuelve a salir airoso por esa atmósfera opresiva y pesadillesca que tan bien dominaba, ese tono sobrio sin una mínima concesión a la galería, y que aquí vuelve a campar a sus anchas.

A eso, por supuesto, hay que añadir una actuación de Rod Steiger sencillamente estratosférica, cuyo rostro imperturbable es una excelente geografía del dolor, de la angustia y de una de las agonías más exasperantes que recuerdo en una pantalla.

Otras veces fue la policía, otras el sistema judicial, otras el sistema sanitario... aquí es, simplemente, y al igual que en la sobrenatural Punto Límite, la especie humana la que recibe la estocada de Lumet, un hombre definitivamente a unos testículos pegado.

Ovación, una vez más.
Barfly
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